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Blogueros de moda, ¿opinadores o tendencia?

El fenómeno de los blogueros ha reflejado los alcances de una moda democrática. La tendencia ha llegado a Colombia y suena fuerte. ¿En qué consiste su rol y contribución verdadera?
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mayo 30, 2012
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En 2006, el nombre de Cory Kennedy comenzó a sonar incesantemente en la red. La chica californiana, de 16 años, bonita y muy delgada, aparecía con frecuencia en las fotografías de Mark Hunter ‘The Cobra Snake’, cuyo lente captaba las fiestas más vanguardistas y salvajes de Los Ángeles. Una cosa llevó a la otra y Kennedy llegó a aterrizar apariciones en la revista Nylon. Su fama se desperdigó con rapidez. Lección del caso Kennedy: desde comienzos del 2000, nuestros tiempos posmodernos ofrecen la posibilidad de ser una celebridad gracias a Internet.

Mientras sucedía lo de Kennedy, una nueva forma de celebridad virtual comenzaba a tejerse en la red. Chicas anónimas comenzaron a volverse las nuevas musas e inventoras del estilo. Publicaban sus looks cotidianos día a día. Estas nuevas intérpretes de las tendencias enseñaban que era posible mezclar diseñador con fast fashion y adaptar los dictámenes de las pasarelas al temperamento individual.

The Sartorialist y Face Hunter captaban el estilo callejero con su lente fotográfico. La moda comenzó a rastrear su fuente máxima a las aceras urbanas y chicas del corriente con sentido estético y armarios envidiables. Pronto, estos blogueras llamarían la atención de altos diseñadores, como sería el caso del célebre Bryan Boy con Marc Jacobs.

La sed de inmediatez característica de nuestra época reclama que la información circule sin reparos ni espera. En ese escenario han brotado los blogueros, en un momento que cristaliza como nunca la democracia de la moda. Hoy, los más influyentes son fotografiados en las primeras o segundas filas de los grandes desfiles, son convocados para colaboraciones de diseño con sellos como Mango y H&M, reciben de regalo piezas fabulosas para desplegar en sus ensambles y son aclamados como opinadores necesarios y legítimos. Y si bien han abierto el espectro de la opinión, reflejando la fuerza de Internet, también han demostrado que Vogue ya no tiene la última palabra a la hora de aterrizar las propuestas de la moda a la vida cotidiana. Sin embargo, también es cierto que son una especie de zona de confort, una forma de publicidad gratuita para los diseñadores. Ningún bloguero criticará el proceso de diseño detrás de las piezas que se les obsequian.

También es cierto que las opiniones acerca de moda no pueden basarse meramente en el gusto personal. Cathy Horyn, legendaria crítica de The New York Times ha dicho que observa en la escritura de blogs una ausencia de información y una profundidad de conocimiento frente al negocio y el proceso de diseño. Franca Sozzani, la aguda directora de Vogue Italia ha dicho: “no ofrecen una opinión sino que hablan sobre sí mismos, se toman sus propias fotos con ensambles absurdos. ¿Cuál es el punto?”.

El fenómeno ha llegado a Colombia, más de cinco años después. La tendencia marca un ritmo fuerte. Los blogs locales reportan eventos nacionales, semanas de la moda en Colombia, recogen sus impresiones de los eventos internacionales, opinan sobre aciertos y desaciertos y recopilan el estilo callejero de distintas ciudades colombianas. Las marcas comienzan a tenerlos en cuenta. Cada vez es más frecuente observarlos en eventos y lanzamientos. Y en un contexto en que las revistas nacionales no representan los referentes de estilo global que busca el nuevo público de moda en Colombia, la voz bloguera comienza a reverberar.

Algunos lo han señalado en sus entradas, exhortando a la industria colombiana a tenerlos en cuenta como el futuro de las comunicaciones de moda.

Pero, ¿qué comunican estos blogs realmente? Sin duda, reflejan un cambio de actitud frente a la moda en Colombia. Reflejan que existe una opinión alterna a la que ofrecen los grandes medios. Reflejan que llegan al país aires más sintonizados con lo que sucede afuera. Reflejan que la moda en Colombia exige una mirada más fresca y más acorde con los movimientos del globo. Sin embargo, ¿proponen nuevos códigos estéticos? ¿Reflejan una opinión seria, cohesiva, cargada de conocimiento? ¿Proponen algo más allá de un cubrimiento alterno?

Con frecuencia, los blogs colombianos permanecen en el terreno del gusto personal y la reportería descriptiva. Replican las noticias sin mucho discernimiento. Se apegan a una escritura torpe y sin información ‘dura’. Algunos, no obstante, se han propuesto criticar los males de la industria colombiana, así como ofrecer análisis de las noticias y acontecimientos que circulan en nuestro medio. Otros se proponen guiar a las mujeres en la ‘sofisticación’ de su imagen, otros ampliar los horizontes de lo que es considerado ‘estilo’ a través de imágenes de vestir callejero. En general, son los lugares para conocer qué está sucediendo.

En Colombia, esta nueva comunidad ha plantado una semilla crucial. Sería positivo verlos ir un poco más allá, ofrecer miradas más profundas, discernir un poco más las noticias, esforzarse por escribir mejor, sustentar sus entradas con reportería “dura” y conocimiento, entender mejor en qué consiste el proceso de diseño. Los blogueros colombianos necesitan afinar sus herramientas y sofisticar sus métodos, sí, pero, indudablemente, son una de las grandes demostraciones de que a la moda colombiana llegan nuevos aires. Están comprobando que Internet es la herramienta más poderosa en la moda del presente, que las nuevas generaciones exigen opinadores con miradas globales y que, acá, crecen los apetitos por una moda también global y más refinada.

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