Internet Explorer fue el amigo que nos abrió las puertas a un mundo inimaginado de páginas, chats, e-mails y otro montón de palabras que ahora hacen parte del día a día.
En 1995, Windows lanzó la primera versión del navegador que por muchos años fue el responsable de la mayoría de visitas a Internet. A medida que pasaba el tiempo, salieron actualizaciones y nuevas versiones que prometían hacerlo más rápido, más seguro y con nuevas funciones. Eventualmente pasó lo contrario. IE, como lo abreviaban, se volvió lento e inseguro, usarlo era una tortura para los impacientes y un peligro para los que iban por ahí sin antivirus.
Hacia 2004 apareció Firefox de Mozilla, un navegador que andaba más rápido, permitía el uso de pestañas para navegar y la personalización de sitios favoritos y otras funciones que IE no tenía. Para ese entonces los spyware, adware y otros tipos de software malignos podían acceder de manera más fácil a las computadoras si se navegaba en IE, algo que podía poner en peligro la seguridad y la información personal de las personas en Internet. Pronto el título del navegador más usado fue arrebatado por Chrome, Mozilla, Safari y otro grupo de navegadores que hicieron que la fama de Internet Explorer decayera hasta convertirse en el navegador que nadie quería usar.
Windows anunció su decisión de descontinuar este navegador basado en la mala imagen que construyó durante años. Sin embargo, Chris Capossela, director de marketing de Microsoft, anunció que están trabajando en un nuevo navegador que será compatible con Windows 10, el nuevo sistema operativo de Microsoft. Por lo pronto Internet Explorer dejará de existir, una muerte que se demoró en llegar, así como él se demoraba en cargar.