El tema no pasó de un buen susto, pero años más tarde un cáncer marcaría su adolescencia. “Cuando uno tiene 20 años cree que es indestructible. Me empecé a sentir mal y los médicos no sabían bien que era, hasta que un día ya no me pude levantar para ir a la universidad”. Una semana después iba camino a Houston. Resultó ser un linfoma en el apéndice, que afortunadamente le pudieron extraer. En ese momento los médicos le dieron 20 años más de vida. Han pasado 35 desde esa primavera, que Jorge recuerda como si fuera ayer. “El día que finalmente salí del hospital, y quise caminar hasta el hotel. Me acuerdo de los colores, del olor de las flores… Era como reencontrarme con la vida. Ahí arrancó un proceso que no fue fácil, pero que me enseñó muchas cosas. Aprendí a ver la vida de otra manera y a ser sereno en los momentos difíciles”.
Sus planes anuales de vida adquirieron entonces aún mayor importancia, hasta convertirse en su hoja de ruta y en la de su familia. “Ahora son digitales, naturalmente”, dice con esa risa franca y bonachona que, que sumada a su visión y determinación, se ha convertido en la poderosa arma con la que ha logrado cautivar su equipo en Microsoft y convertirlo en uno de los más productivos del planeta. “Además me certifiqué como coach personal, así que ahora le he incorporado algunas herramientas del coaching. Mi misión y mis valores los he ido construyendo y ya no cambian, pero cada año reviso mis metas y cuáles son las áreas que necesito reforzar para lograrlas. Al principio mi señora y mis hijas se burlaban, pero ahora hacen parte de él y de alguna manera lo han adoptado como el de la familia porque tiene implicaciones para todos. ¿Qué pasa por ejemplo si yo me tengo que ir de Colombia con Microsoft?”
Sus hijas de 24 y 20 años han seguido el ejemplo y ahora hacen sus propios planes de carrera y de vida. Las dos estudian sicología como segunda carrera, “creo que porque dijeron mi papá es loco´, estudiemos sicología para poderlo entender”.
La tecnología siempre ha corrido por sus venas. Y ha hecho de ella su pasión, su carrera y también su diversión. “En el 86, cuando se suponía que el mundial de fútbol iba a ser en Colombia, hice un programa de simulación de los partidos tan bueno que la gente apostaba. Lo que me gusta de los computadores no es tanto conocerlos por dentro sino lo que se puede hacer con ellos”. Por eso estudió ingeniería industrial y no de sistemas, que fortaleció con administración, como estaba en su plan de vida. Pero para llegar a donde está ha recorrido un largo camino. Fue mesero, chofer de panadería, y mensajero en un centro de cómputo, donde aprendió a programar. Después empezó a trabajar en Accenture, entonces Arthur Andersen, de donde pasó a Pizano, y luego a Compaq y HP, hasta que un día se presentó la oportunidad de entrar a Microsoft.
“Me acababan de ascender en HP y habían anunciado mi nuevo cargo en los medios, así que irme para Microsoft, a un cargo inferior y por menos plata, no fue fácil”. Los dos quedaban en el mismo edificio: HP en los pisos doce y trece y Microsoft en el siete, así que el titular de prensa fue “Jorge Silva se baja cinco pisos”, dice entre carcajadas. “¡Después Microsoft se subió al piso quince!”. De eso hace 11 años,de los cuales dos ha sido gerente andino y los últimos seis presidente en Colombia.