Convertirse en piloto en Colombia cuesta alrededor de 170 millones de pesos. Muchos aspirantes se inscriben en las diferentes academias del país con el anhelo de convertirse en pilotos comerciales y recorrer el mundo, sin conocer a fondo todas las exigencias que esta profesión implica. Por eso, antes de dar ese gran paso, ¿por qué no probar siendo piloto por un día?
“Esta no es una carrera para todo el mundo. Requiere un estudio riguroso y una atención constante a cada botón y mensaje que aparece”, afirma el capitán José Francisco Jaimes, con más de 20 años de experiencia en los cielos. Hoy, desde la Aeronova Academy, comparte su pasión con jóvenes y futuros pilotos que buscan convertirse en profesionales de la aviación.
El secreto de un buen piloto
El capitán Jaimes está comprometido con formar pilotos conscientes de la responsabilidad que asumen. Según la Organización de Aviación Civil Internacional, Latinoamérica verá un crecimiento sin precedentes en este sector durante los próximos cinco años, impulsado por el aumento del tráfico aéreo y la expansión de las aerolíneas.
“Las aerolíneas locales están endureciendo sus procesos de selección, con estándares más altos y tecnologías de última generación. Aunque un avión puede tener una vida útil de hasta 50 años, sus sistemas se actualizan constantemente”, explica el capitán.
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Si se anima a vivir esta experiencia, primero disfrutará de una charla apasionante sobre los desafíos y las maravillas de ser piloto. Después, ingresará a la cabina del simulador, donde aprenderá a interpretar mapas, leer los mensajes del tablero de información y dominar las técnicas básicas para lograr un despegue exitoso.
“Aquí descubrimos si alguien realmente tiene madera para ser piloto. Es normal marearse en las primeras maniobras, uno se acostumbra con el tiempo. Recuerdo cuando, siendo piloto de DHL, un rayo impactó la cabina. Fue una experiencia aterradora”, relata Jaimes.
Del simulador a la aeronave real
Una vez familiarizado con las herramientas del simulador —botones, palancas, pedales y pantallas—, llegará el momento de conocer de cerca las aeronaves que tendrá la oportunidad de pilotar: las Cirrus Series SR20 y SR22T. Estas son las únicas en una escuela de aviación en Colombia con cabina de cristal (Glass Cockpit), que le permitirá disfrutar de la vista panorámica.
Además, estas aeronaves incorporan la avanzada tecnología Garmin Perspective+, que ofrece mapas virtuales detallados, visión sintética (Synthetic Vision Technology – SVT) y el sistema de paracaídas Cirrus Airframe Parachute System (CAPS), para una experiencia segura y de vanguardia.
“Los instructores aquí acumulan más de 5.000 horas de vuelo y experiencia en diversas ramas de la aviación. Personalmente, he trabajado en operaciones comerciales y de carga en entornos desafiantes, lo que me ha preparado para actuar con precisión en situaciones de emergencia”, comenta Jaimes.
Listos para despegar
La experiencia se disfruta en compañía: puede llevar a otra persona que lo acompañe en la cabina trasera de la aeronave, que tiene capacidad para cuatro pasajeros. El instructor se sentará a la izquierda y usted, como piloto por un día, ocupará el asiento de la derecha, donde encontrará el joystick, la palanca de mando y los pedales. No olvide colocarse los audífonos y afinar el oído para recibir las instrucciones desde la torre de control.
En este punto, necesitará agudizar todos sus sentidos, pues aunque el capitán acelerará por usted, luego le cederá el mando para que guíe la aeronave según la ruta trazada en el mapa digital.
“No me asusta entregarles el control a los aspirantes. Justamente de eso se trata: vivir la experiencia completa y comprender la verdadera responsabilidad que implica pilotar, ya sea en aviación comercial, de carga o en operaciones especiales”, explica Jaimes.
Tener el mando le permitirá también conversar con el capitán y despejar todas sus dudas: cómo enfrentar el miedo, cuáles son las claves para ser un buen piloto o cómo reaccionar ante situaciones extremas.
“Si dijera que nunca he sentido miedo, mentiría. Por mucha experiencia que uno tenga, cada vuelo es único. Recuerdo un aterrizaje de emergencia en Panamá, cuando los sensores climáticos fallaron y sin saberlo, nos adentramos en una tormenta. Fue una situación crítica, pensé que no saldríamos vivos”, confiesa Jaimes.
Tras 20 minutos sobrevolando la sabana y sus alrededores, el instructor retomará el control para un aterrizaje suave y seguro. “Ni se siente cuando aterriza”, comenta uno de los aspirantes. “Y así es como debe ser”, responde el capitán Jaimes.
Una experiencia para compartir
Esta actividad no sólo es ideal para quienes están considerando una carrera en aviación; también es un regalo para sus hijos, padres o amigos. La experiencia está abierta para participantes desde los cinco años hasta adultos mayores (con buena salud).
“Es muy común ver familias celebrando un cumpleaños en el aire. Entregarles el control convierte esta experiencia en algo realmente emocionante, porque estas aeronaves dependen totalmente de las habilidades humanas”, destaca Jaimes, quien no despega sin su playlist de música electrónica como amuleto.