Para nadie es un secreto que Colombia cuenta con una riqueza cultural y natural que ha alimentado la gastronomía. En el caso de las bebidas ancestrales no es una excepción. Estos licores hacen parte de festividades tradicionales del territorio nacional.
Uno de los más conocidos es, sin duda, el viche del Pacífico que hoy se encuentra en gran parte del país. Sin embargo, existen otras bebidas que aún permanecen reservadas para ciertos lugares del país, como sucede con el bushi rum de San Andrés, la bola de gancho de Santander y hasta el tapetusa de Antioquia.
A continuación, vea los cinco tragos ancestrales de Colombia que debería probar:
1. Bushi rum de San Andrés y Providencia

El legado de corsarios y marinos vive en San Andrés y Providencia con este ron tradicional que originalmente está destilado sin ningún tipo de adición, aunque ancestralmente las familias de la isla le agregan miel de caña.
Las únicas marcas que mantienen este trago ancestral en producción son Will Rise y The Muunlait, producidas por Agroprovicencia, que en su línea también ofrece la sorrel watta, que es una infusión de flor de jamaica con jengibre y un toque de bush rum, utilizada en las celebraciones de fin de año en San Andrés.
2. Chirrinche de La Guajira

Wayuú que se respete bebe chirrinche, un licor artesanal que acompaña a la comunidad indígena del Caribe en sus festividades y velorios. La bebida se elabora con panela en un tanque de agua, que se deja fermentar durante una semana y luego se pasa a unos alambiques de cobre, donde se cocina a fuego lento para que se evapore hasta obtener chirrinchi.
Actualmente Asawaa artesanal es la marca que produce este trago ancestral en La Guajira y se vende como una bebida espirituosa de alta calidad, proveniente de una doble destilación y una fermentación de panela y corozo.
3. Tapetusa de Antioquia

Conocido también como el elíxir de Guarne, este trago ancestral es una fermentación de maíz que proviene de destiladores artesanales de las veredas La Mosquita, Hojas Anchas, Garrido, Bellavista, El Palma, Canoas y El Colorado del departamento de Antioquia.
A esta bebida, que se asemeja más a la chicha, se le agrega panela o caña de azúcar y luego de destila para obtener una bebida alcohólica dulce y suave al paladar y que en ocasiones lo puede encontrar en la región en ollas y tapado con tusas de maíz, escena que le da su nombre de origen: tapetusa.
La marca más reconocida de la región es Brujería Guarne, un proyecto de Medellín que realiza charlas sobre los licores artesanales de Colombia mediante la comercialización y difusión de sus tragos ancestrales, así como la reconstrucción de memorias culinarias familiares y ancestrales de la región.
En esta línea también se encuentran las marcas Melcocho y Don Efra, este último fundado por el antioqueño Juan Camilo Rivera, en honor a su padre Efraín, quien destilaba esta bebida en Carmen de Viboral y el páramo de Sonsón.
4. Chapil de Nariño

De las bebidas ancestrales de Colombia, el chapil de Nariño cuenta con la fama de curar la picadura de víboras, el dolor de huesos y hasta es capaz de ahuyentar los espantos de la montaña. El chapil se destila en las veredas de San Miguel, Pilates, Pususquer, San Pablo, Altaquer, El Barro y San Isidro.
De las marcas más reconocidas que producen la bebida es Chapil Chapilero, elaborado por manos campesinas del piedemonte costero del departamento de Nariño, envasado en botellas recicladas por la Asociación de Recicladoras Unidas, conformada por 10 mujeres cabeza de familia.
5. Bolegancho Santander

En pocas palabras el bolegancho es un aguardiente artesanal proveniente de la provincia de Ocaña, Norte de Santander, y que se obtiene de la combinación del mosto, la panela, arracacha, pan de sema y plátano maduro, que se fermenta en una semana y se destila sobre fogones de leña.
Este destilado se ha diversificado con diferentes mezclas de frutas y granos como el maracuyá, el coco, la miel y el café de la región. Alquitara es la marca más reconocida de esta bebida ancestral, a la que le agregan canela y miel.