Incluso para alguien que poco sepa de moda en Colombia, cuando aparecen el nombre de Silvia Tcherassi y el de su firma homónima la asociación es inmediata. Elegancia, feminidad, éxito y lujo son palabras que siempre salen a flote al evocarla. Y sí, Silvia es lo que se puede llamar un referente indiscutible de la moda colombiana con todas sus letras, pero tal vez una de las palabras que mejor la describen en su carrera es pionera.
Con más de treinta años desde sus inicios en el mundo de la moda junto con su madre, Vera Solano de Tcherassi, Silvia se ha reinventado, ha innovado y se ha consolidado como una de las diseñadoras latinoamericanas más importantes del mundo. La reina del Latin flare, o estilo latino, como la han catalogado, elevó el espíritu del imaginario caribe y al día de hoy cuenta con once tiendas entre Colombia, Estados Unidos, España, Italia y República Dominicana. Ha vestido a innumerables mujeres de las grandes esferas nacionales e internacionales, y ha presentado sus colecciones en plazas tan importantes como París o Milán.
Siempre fiel a su ADN de color, volumen y siluetas exquisitas en términos de diseño, y a su visión, tenacidad y disciplina como empresaria, Silvia Tcherassi rompió el molde de la moda en Colombia, y los que hemos tenido el enorme placer de ver de cerca sus colecciones, pasarelas y piezas icónicas entendemos perfectamente el porqué. Abrió el camino, al igual que espacios nunca antes pensados para otros talentos nacionales que continuaron consolidando la industria para lo que es hoy en día; además, su visión como mujer de negocios es contundente, tanto así que su pasión por el diseño y su formación inicial como diseñadora de interiores la han llevado a incursionar incluso en el mundo de la hospitalidad, donde se destacó igualmente por su gusto impecable y su atención a los detalles.
El nacimiento del legado Tcherassi

Hace cuatro años, Silvia le dio la bienvenida a su hija, Sofía Espinosa Tcherassi, como directora de ready to wear dentro de la firma, y desde entonces, como una máquina perfectamente engranada, madre e hija han ido cosechando éxito tras éxito con aires nuevos y una visión fresca, manteniendo siempre su sello clásico. Sofía, quien nació en Colombia pero se fue a vivir a Miami a los cuatro años, heredó la sensibilidad y el amor por las artes y el diseño de su madre. Por esta razón, a nadie le sorprendió que decidiera estudiar Diseño en Parsons School of Design en Nueva York ni que luego se involucrara profesionalmente desde lo editorial con Condé Nast o con marcas como The Row, Óscar de la Renta y Gabriela Hearst.
La decisión de incorporarse a la empresa familiar se sintió entonces tan natural como orgánica por parte y parte, pues, además del lazo que sostienen como madre e hija, comparten también el instinto, la audacia y el olfato creativo en todo lo que hacen. “Nos complementamos mucho. Su intuición combinada con mi pragmatismo es una buena fórmula. Aunque nuestros estilos pueden ser diferentes, tenemos una visión compartida de lo que es nuestra marca, lo cual facilita mucho trabajar juntas. Respeto y valoro lo que ella y mi abuela Vera han construido, y mi misión, junto con mi hermano Mauricio, es continuar su legado”, afirma Sofía.
Por su parte, Silvia sostiene que ambas son muy visuales, que el talento de Sofía es natural y que incluso pudo haber sido artista. “Recuerdo que cuando estaba preparando su aplicación a Parsons, su propuesta tenía más de bellas artes que de moda, y ella utiliza esa visión para explorar nuevas gamas de color y materiales. En los últimos años como directora del ready to wear ha incorporado, por ejemplo, tejidos de punto, una paleta de color más variada y nuevos cortes y siluetas, para reinterpretar algunos de nuestros clásicos. Esto refleja una evolución de la marca, pero fiel a su estilo, a lo que somos”.
Madre e hija juntas

Teniendo en cuenta que Sofía pasó muchas de sus vacaciones escolares trabajando en diferentes departamentos de la empresa, desde lo creativo hasta lo administrativo, su llegada fue muy fluida y su curva de aprendizaje, atenuada. Esto no quiere decir, de ninguna manera, que en el día a día no haya espacio para la sorpresa, para el aprendizaje y para seguirse inspirando con la labor diaria que, en una casa de moda como esta, nunca para. Al reflexionar sobre cuál ha sido su mayor satisfacción al ir desarrollando su camino y visión al lado de su madre, Sofía no duda en responder: “Cada día es una oportunidad de aprender de la mejor maestra y disfrutar del placer de crear. Le agradezco mucho que desde el comienzo haya valorado mi opinión y mis conceptos, y que me haya apoyado”.
En cuanto al mayor reto no ya como creativas y empresarias, sino como madre e hija a la hora de ser socias, Silvia y Sofía tienen claro que, a pesar de que a veces las líneas son delgadas, lo más importante es siempre respetar sus propios espacios y animar su individualidad. Apoyarse y apalancarse en la experiencia de la una y confiar en el relevo generacional desde lo conceptual que aporta la otra. “Como Sofía nació y creció en este mundo, y en nuestra casa se respira moda, no sabemos dónde termina una relación y empieza la otra.
Creo que eso pasa mucho en las empresas familiares, pero es importante tener tu propio espacio para crecer. Siempre dejé que Sofía desarrollara su propio estilo y decidiera qué quería estudiar y dónde quería trabajar, que fuera Sofía y no simplemente la hija de Silvia Tcherassi. Las experiencias que adquirió antes de llegar a la empresa fueron enriquecedoras y hoy todos nos sentimos orgullosos de lo que ha aportado”.

Esta dupla fantástica no se detiene. Están planeando sus nuevas colecciones, explorando con materiales, patronaje y siluetas. Básicamente, creando tendencias. A esto se suman una poderosa estrategia de ventas y marketing y, por supuesto, su rol como anfitrionas y personalidades en diferentes eventos en todo el mundo.
Así pues, los días en Silvia Tcherassi se podrían equiparar a dar una pequeña vuelta en globo en cuestión de horas, que empieza tal vez en la sede de Coral Gables para luego pasar a concretar temas con sus proveedores textiles en Italia y luego terminar en Barranquilla, donde se realiza el grueso de la producción.
Este último detalle sigue siendo clave para ambas, pues demuestra no solo la confianza en el talento colombiano, sino que además desde allí han podido ver crecer a generaciones de mujeres colombianas y a sus familias, lo que las llena de orgullo. La sostenibilidad y la responsabilidad social son pilares fundamentales para ellas como individuos, además de que han sido siempre una directriz dentro de la empresa. Claro ejemplo de esto es la reciente beca Silvia Tcherassi, creada en conjunto con el Instituto Marangoni Miami para impulsar a jóvenes talentos emergentes del diseño colombiano. El ganador tendrá acceso a un curso intensivo de un año en diseño de moda en el instituto y la oportunidad de completar un programa de aprendizaje dentro de la empresa de las Tcherassi.
Con la mirada de la industria al frente

El pasado 24 de abril, Sofía fue la anfitriona de un evento en el que la marca presentó en su boutique de Bogotá su última cápsula de vestidos de novia, bautizada Sublime Gestures y pensada dentro de su colección Atelier. “Con esta cápsula se busca revisitar algunas de las siluetas clásicas de los trajes de novia a lo largo de los tiempos e interpretarlas por medio de un lenguaje contemporáneo, simplificando líneas, incorporando nuevos elementos, pero por sobre todo, creando texturas a través de layers de distintos materiales de alta costura, que le dan un toque único y distintivo”, comenta Silvia.
Sublime Gestures se pensó como respuesta a una necesidad del mercado contemporáneo que entiende los tiempos de las novias modernas, quienes no solo no están dispuestas a esperar demasiado para la elaboración de sus vestidos, sino que además organizan bodas dinámicas que pueden necesitar diferentes códigos de vestuario.

“Hemos acompañado a las mujeres en distintos momentos de su vida y sus bodas no pueden ser la excepción. Queremos crear para ese día un look inolvidable, que resista el paso del tiempo, que cuando veamos la foto en 25 o 50 años no se sienta pasado de moda, porque tienen un encanto atemporal. Son piezas de demi couture, creadas con mucha atención al detalle, los materiales son europeos y de la más alta calidad, y el trabajo manual es impecable. Adicionalmente, hay que pensar que hoy en día la novia tiene varios eventos antes del matrimonio o que se cambia mínimo dos veces, que hay segundas y terceras nupcias, bodas civiles menos formales, así como los llamados destination weddings; por eso tuvimos en consideración todas esas circunstancias para que siempre puedan encontrar la pieza perfecta”, complementa Silvia.
En cuanto al futuro inmediato y cómo se puede adivinar conociendo el motor que mueve a estas dos mujeres, los retos no se detienen. Hay planes de expansión y nuevas colecciones en la mira. “En el segundo semestre del 2025 presentaremos la colección Primavera 2026, en la cual estamos trabajando actualmente. No te puedo adelantar mucho, pero te puedo decir que seguimos experimentando con los materiales, creando siluetas escultóricas y nuevos accesorios; además, muy pronto estaremos anunciando la apertura de una nueva boutique en un destino internacional que está muy conectado con la historia reciente de nuestra marca”, anuncia Sofía.