Los 600 críticos y amantes de la moda que llegaron al histórico Palazzo Reale de Milán para disfrutar de la pasarela otoño/ invierno de Dolce & Gabbana se llevaron una sorpresa inimaginable.
En la entrada encontraron el anuncio: “Por favor desactiven su Wi-Fi”. Luego, la pasarela estaba iluminada por una sola luz y no había música para ambientar el lugar en el que estaba construido la fachada de una iglesia del barroco romano. Después los asistentes, algunos sin internet, en silencio y con 45 minutos de retraso, empezaron a desesperarse por el incumplimiento de los italianos Domenico Dolce y Stefano Gabbana.
Sin embargo, luego del tiempo cumplido empezó a sonar la música y cinco segundos después salieron siete drones de los que colgaban los últimos bolsos de cuero y diamantes de la firma italiana bajo el nombre de ‘Devotion Drone’.
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Los asistentes aplaudieron por la arriesgada apuesta que casi le cuesta la reputación de transgresores e innovadores a los diseñadores italianos.
Máquinas reemplazando a los modelos
[diners1] Captura: YouTube.[/diners1]
La firma italiana le apuesta a la innovación pensada para los Millennials. En sus últimas pasarelas ha fichado a jóvenes estrellas de internet y de la música como Maluma. Ahora, según Stefano Gabbana, el siguiente paso era usar solamente tecnología y convertir la pasarela en algo antes nunca visto.
Vea también: Maluma de cantante a modelo en el desfile de Dolce & Gabanna.
De ahí que los drones causaron reacciones positivas y negativas. Por un lado, Anna Wintour, editora de la revista Vogue, aplaudió la apuesta, mientras que algunos fanáticos de la marca no estuvieron de acuerdo porque las máquinas estaban reemplazando a los modelos profesionales.
Sin embargo, para callar la crítica negativa, los italianos exhibieron sus otras colecciones con modelos de carne y hueso. Allí mostraron prendas básicas como camisetas con estampados y denim con varios juegos de palabras en relación a la iglesia católica bajo el nombre de ‘Fashion Devotion’.
Por otro lado, presentaron su colección de lujo como ‘Fashion Sinner’ (Pecado de la moda) que se caracterizó por el uso de telas semitransparentes y bordados de flores y coronas.
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