Quibdó
Foto: Camilo Medina Noy
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Quibdó: la ruta gastronómica y cultural en el corazón del Chocó

Diners le muestra los emprendimientos culturales, de moda, gastronomía y belleza, que protagonizan la revolución étnica en el Chocó.
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diciembre 3, 2024
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Multitonal, tupido, infinito. Al sobrevolar el departamento del Chocó, el tapete verde que forma la superficie de la selva se expande como una especie de frontera natural que marca la entrada hacia una región llena de contrastes: de mar y de río; de playa y de bosque; de calor y de lluvia; de belleza infinita y de olvido.

El Chocó es una de las regiones más ricas del planeta en biodiversidad, es el único territorio de Suramérica que tiene acceso a los océanos Atlántico y Pacífico y guarda un acervo cultural sorprendente. Sin embargo, la región enfrenta una larga lista de pendientes, como la generación de fuentes de trabajo. Quibdó, la capital del departamento, es la ciudad colombiana con mayor desempleo del país, con una tasa del 24,9 % en septiembre de 2024.

Pero ¿cómo iniciar un emprendimiento en un territorio donde la presencia de la empresa privada es escasa, donde no hay carreteras hacia el resto del país y donde el servicio de energía y de internet es deficiente?

Los emprendimientos que puede encontrar en Quibdó

El programa Juntanza Étnica —una iniciativa de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y ACDI/VOCA— hizo un diagnóstico en la región y encontró en el empoderamiento étnico un elemento para la  dinamización de la economía. 

Desde hace tres años, este programa apoya a organizaciones étnicas, afro e indígenas en temas de fortalecimiento organizativo, patrimonio cultural y empoderamiento económico. Con su guía, Diners visitó la ciudad de Quibdó para conversar con varios emprendedores que emergen como ejemplos de desarrollo local basado en el poder del orgullo étnico.

“Sabemos que a través de nuestro cabello hay toda una historia que viene de nuestros ancestros y que forma parte de nuestra identidad y cultura, que dialoga con nuestras costumbres y con la manera como lo tratamos y lo cuidamos”, asegura Katherine Chaverra, de Trenzarte, un centro estético y de belleza afro que quiere empoderar a las mujeres para reencontrarse con su pelo y reconocerlo como un símbolo de su identidad y orgullo étnico.

Así son los Jóvenes Creadores del Chocó

Este emprendimiento, que nació como una iniciativa de las mujeres artistas del grupo Jóvenes Creadores del Chocó, intenta desenredar las narrativas negativas que se han tejido alrededor del pelo afro para fortalecer la autoestima y el amor propio.

“Trenzarte lleva la iniciativa a niñas que desde pequeñas van creciendo con esa mentalidad de que el cabello negro —el cabello natural— no es bonito o no es saludable. Hemos decidido motivarlas para que conozcan mejor su cabello, con el fin de que entiendan que tener el cabello afro natural es un beneficio muy grande, aparte de que ayuda a rescatar nuestra cultura”, asegura Daicy Córdoba, coordinadora de la escuela afrofeminista Las Grandes del Chocó, que trabaja en conjunto con Trenzarte para empoderar a las niñas del departamento.

Las trenzas de Quibdó

Quibdó

Detrás del manejo del cabello afro se trenzan historias que pueden pasar inadvertidas a simple vista, como encontrar el patrón al rizo, el alisado o hacerse un gusanillo, una trenza pegada al cráneo que se usaba para mostrar los caminos que debían tomar para liberarse de la esclavitud y llegar al cimarronaje, el punto donde los esclavos podían ser libres.

“El gusanillo nos cuenta una historia, nos representa. Es una forma de resistencia, de traer con nosotras nuestros ancestros y de valorar lo que hicieron en ese tiempo”, señala Córdoba.

Desde 2022, este emprendimiento ofrece servicios de trenzado, definiciones, productos para el crecimiento y cuidado del cabello, convirtiendo los saberes ancestrales en un motor de la economía para los jóvenes artistas. 

El empoderamiento étnico también se cocina en los fogones del departamento. Al visitar la ciudad de Quibdó se debe ir sí o sí al restaurante La Paila de mi Abuela, una iniciativa productiva exitosa de la Red Departamental de Mujeres Chocoanas que desde hace veinte años cautiva a propios y extraños con platos típicos de la gastronomía local.

¿Dónde comer en Quibdó?

“Nuestro restaurante es un proceso de decisión de la red de tener algo que pudiera apalancar la labor social que hacemos, con miras a ayudar a las mujeres que han sido víctimas del conflicto o que sufren diferentes tipos de violencia, generalmente por la dependencia económica”, asegura Nérvita Moreno, actual coordinadora de proyectos de la red y quien está a cargo del restaurante.

La Paila de mi Abuela recoge recetas de todo el departamento y ofrece platos como los encocados (pescados de mar hechos en salsa de coco), el arroz con longaniza, el arroz atollado o el imperdible sancocho de costilla ahumada con queso. Este emprendimiento genera cerca de 30 empleos y se ha convertido en un referente de la comida típica en Quibdó y en un dinamizador de la economía local, ya que todos los productos que se utilizan allí son adquiridos a proveedores de la región. 

Así como las preparaciones tradicionales atraen a los comensales, los sabores típicos también han servido como punto de partida para la innovación y las nuevas propuestas. 

Cristian Ríos es el creador de Helados Makerule, una empresa que desde hace diez años se dedica a la producción y comercialización de helados artesanales a partir de frutos autóctonos del Pacífico, como el chontaduro, el borojó y el naidí, y otros de origen selvático, como el milpesos.

Los sabores de Quibdó

“Nuestra apuesta es comenzar a incentivar el campo para que este tipo de productos, que no se comercializan o no se consiguen con facilidad, se vuelvan a producir y podamos tenerlos en mayor cantidad y llevarlos a muchas más partes”, señala este ingeniero agroindustrial.

Con su sede principal en Quibdó, y una sucursal en Cali, Ríos quiere ubicar los sabores del Pacífico primero en el mapa gastronómico de Colombia y luego del mundo, y de paso generar un impacto positivo en el campo del Pacífico, especialmente entre los campesinos afectados por el conflicto.

“La única forma de combatir la violencia y el desempleo en el Chocó es generando empleo digno y consciente para las personas del entorno”, asegura Yohanna Valoyes, presidenta de la Asociación Arte y Joya, un colectivo de artesanos, artistas manuales, diseñadores y confeccionistas que con cada puntada aporta a la construcción de tejido social en el departamento del Chocó.

Los trajes ancestrales de Quibdó

Cada año este emprendimiento realiza cientos de “cachés”, como se les dice en el Chocó a los trajes que visten las personas en las comparsas de las Fiestas de San Pacho. Este año por ejemplo, trabajaron alrededor de 100 personas, distribuidas en 18 talleres satélite para fabricar 805 trajes que lucieron 10 instituciones en el gran desfile de comparsas del 20 de septiembre.

Con el apoyo de diversas instituciones, Arte y Joya ha desarrollado proyectos como “Mujeres tejedoras de sueños”, en el que dotaron a 24 mujeres con máquinas para poder trabajar durante la pandemia, o “Retomando sueños”, que desde mayo de este año capacita y emplea a mujeres privadas de la libertad.

El sueño de Valoyes es exportar el talento de Arte y Joya a otros carnavales negros del mundo y participar el próximo año en Colombiamoda. 

También le puede interesar: ¿Cómo planear un viaje al Chocó para ver ballenas, disfrutar de sus playas y gastronomía?

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