Cuando en 1879 un joyero estadounidense llamado Charles Walkup creó el aerógrafo con una cucharita para untar mermelada, una aguja de coser, un destornillador doblado, viejas piezas de soldadura y un compresor de aire, no se enteró de que acababa de revolucionar la industria de la pintura. Y mucho menos sospechó que, ciento treinta años después, su invento se convertiría en el dispositivo más veloz y práctico a la hora de broncear a mujeres y hombres ansiosos de tener la piel canela.
En un mundo lleno de opciones para ganar un color tostado, y con las vacaciones en la agenda, el aerógrafo se ha convertido en la opción más rápida para esparcir un fi no rocío de pintura con el mismo efecto de un tatuaje: fi ja el color en la piel con precisión al esparcir el líquido muy parejo y sin que entre en contacto con partes del cuerpo no deseadas.
Sin embargo, esta técnica maravillosa en cuestión de bronceado también requiere preparación y paciencia. Antes de acudir a la cita de bronceado con aerógrafo las personas deben haberse bañado con al menos cuatro horas de antelación y no pueden aplicarse desodorante, maquillaje, crema ni perfume. Luego, deben posar como para un estudio anatómico con Leonardo da Vinci: con los brazos estirados y las piernas abiertas, y permanecer quietas mientras el especialista, a la manera de los artistas del aerógrafo, pinta el cuerpo de forma pareja donde usted lo desee.
El proceso tarda aproximadamente cuarenta y cinco minutos, sin contar con otros veinticinco minutos adicionales de secado. El tono fi nal depende de dos factores: del color base y del químico que se utilice. La ventaja del tratamiento es que permite, aunque no se tenga, dibujar la anhelada chocolatina del abdomen, tanto para hombres como para mujeres.
El color comienza a verse de dos a cuatro horas después de la aplicación y continúa develándose hasta llegar al punto máximo a las veinticuatro horas. La coloración dura de cuatro a siete días, dependiendo del tono original de piel de cada persona, y va desapareciendo con la exfoliación natural.
Este método, constituido por un compresor de aire y una pistola, está basado en el mismo principio que se usa en otros tratamientos como las cremas autobronceadoras: pigmenta la piel como si la pintara gracias a su contenido de dehidroxiacetona, una sustancia mejor conocida como DHA, derivada del azúcar de caña, que reacciona con los aminoácidos en la capa expuesta de la piel, es decir, en las células muertas.
Si no quiere que el efecto se diluya pronto, ayúdese con cremas hidratantes que contengan autobronceador, que sin embargo requieren exfoliación en la piel antes de aplicarlas. Si no lo hace, las zonas secas podrían absorber más cantidad de pigmentación y allí aparecerán manchas pronunciadas.
Las únicas contraindicaciones conocidas son las de estar en estado de embarazo, ser alérgico a esta sustancia o padecer eczema o psoriasis. Eso sí, tenga cuidado: no sirve para protegerse del sol. Solo para aparentar que ha estado horas bajo su exposición.
Color canela
* En un instante. Autobronceador con aerógrafo.
* De a poquito. Camas y duchas solares.
* Para una fiesta. Sprays y polvos bronceadores.
* En la intimidad. Cremas autobronceadoras.
* A lo natural. Zanahoria, bloqueador y playa.
