Aún recuerdo cuando salía en pijama y pantuflas a comprar pan blandito, esa joya gastronómica de la mañana que costaba apenas 200 pesos. Puede que sea el pan más sencillo del mundo, pero también es el primero en desaparecer de la canasta, porque su aroma y sabor le hacen agua la boca a cualquiera con el estómago vacío. Cada mordisco es un viaje directo a la panadería de barrio, donde había que llegar temprano para alcanzar uno recién salido del horno.
Y es que el pan blandito no necesita levadura de fama para subir. Se alza por sí solo, sin apellidos franceses ni azúcar en polvo que lo maquille. Le basta un café bien cargado o un chocolate espeso para entregarse sin perder la forma, porque su gracia está en la sencillez y en ese calorcito que se queda en las manos.
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En Diners celebramos esa nostalgia por lo típico, lo de todos los días, que se aleja de vitrinas gourmet y vuelve a la panadería de confianza. Ese lugar donde el pan blandito se sirve tanto en un desayuno con tamal y chocolate como en una merienda improvisada para la visita inesperada.
Porque, seamos sinceros: ¿quién le dice que no a un pan blandito recién horneado? Ese que cruje apenas se toca, pero que al morderlo se convierte en una nube tibia de sabor. A continuación, le presentamos los que van ganando en esta difícil elección: los más cálidos, entrañables y mejor amasados por la memoria.
1. Hornitos (varias sedes)
Con 23 sedes en Bogotá, Hornitos demuestra que es posible crecer sin perder la calidad ni el sabor del buen pan. Y como la sencillez también es una forma de elegancia, su pan blandito se mantiene como uno de los mejores que se puede encontrar en la ciudad. El secreto es llegar temprano: es de los primeros en desaparecer de las vitrinas. Más tarde se pueden encontrar versiones rellenas con queso o mermelada, pero es el clásico —el de toda la vida— el que se roba todas las miradas (y los antojos).
Y para quienes viven en Suba aprovechen la apertura de su nueva sede en la Avenida Suba No. 115-19, perfecta para pasar un aguacero de esos que caen por la tarde.
2. Kuty (varias sedes)
Con nueve sedes estratégicamente distribuidas en Bogotá, esta panadería se ha convertido en un referente para quienes buscan disfrutar de uno de los mejores panes blanditos de la capital, sin importar si residen en el norte o en el sur.
Lejos de pretensiones, este establecimiento apuesta por el sentido común: ofrecer panes de excelente calidad a precios razonables. Su propuesta ha conquistado a una clientela fiel que, a pesar de las sedes frecuentemente concurridas, valora la rapidez del servicio, ideal para quienes desean llevar el pan a casa sin demoras, incluso en pijama o con la ropa del momento.
3. Florida (Cra. 7 #21-46)
La mayoría de los comensales llega a la pastelería Florida en busca del clásico chocolate santafereño, el buñuelo recién salido de la piscina de aceite, empanadas doradas, milos coronados con crema y combos ideales para pasar la tarde. Sin embargo, los verdaderos conocedores no necesitan ver la carta: piden el pan blandito sin titubear, porque saben que es el mejor acompañante para un desayuno o una merienda, siempre al lado de un buen café o un chocolate con leche.
No se sabe con certeza si la receta original, de hace más de 50 años, sigue preparándose al pie de la letra, pero lo cierto es que Florida ha asumido la responsabilidad de mantener vivo un pan blandito que ha resistido el paso del tiempo. No se ha dejado seducir por masas maduradas ni fermentaciones complejas. En medio de tantas innovaciones, este pan sobrevive intacto, como emblema de una de las panaderías con más historia y prestigio de Bogotá.
4. Moffis (Cl. 45 #27-53)
Dicen que son una empresa dedicada a antojar y compartir recetas bogotanas, pero en realidad son una panadería de barrio que ha sabido llevar el pan blandito a otro nivel. Con esa mezcla de tradición y calidez que se huele desde la esquina, Moffis ha convertido este clásico en su carta de presentación.
Desde su sede principal en la calle 2 #26A-04 y su local en la calle 45, a pocas cuadras de la Universidad Nacional, ofrecen pan blandito recién salido del horno, servido con generosidad cada mañana. Lo que los diferencia del resto es su doble tanda de horneado: una en la mañana, para quienes madrugan con antojo, y otra en la tarde, perfecta para seducir al transeúnte que cae rendido ante el inconfundible aroma del pan recién hecho.
5. Romannoti (Cra. 54 #57B-11)
Con diez sedes repartidas por toda la capital, Romannoti tiene una misión clara: que usted conozca y se enamore de su pan blandito. Esta panadería se precia de trabajar con harinas de alta calidad, y en manos expertas, la mezcla de leche, mantequilla, azúcar y sal se transforma en una obra maestra pensada para el desayuno y las onces.
Porque el pan blandito de Romannoti no camina solo: cobra sentido al lado de un desayuno típico con caldo y arroz, un tamal bien servido o el clásico chocolate en leche con queso doble crema. Es un pan hecho para reconfortar, perfecto para esas tardes bogotanas donde el frío pide abrigo y algo tibio que sepa a hogar.