Palma Canaria nació en 2016 como un “fallido proyecto de grado” de Juliana Quintero, quien, en su búsqueda por explorar la sostenibilidad en Colombia, recurrió a su madre, Mónica Arbeláez, por sus contactos en el sector. Entre las recomendaciones que recibieron, alguien les sugirió visitar Usiacurí, Atlántico, un pequeño y desconocido pueblo donde sus habitantes trabajan la palma de iraca en forma de artesanías.
Vea también: Costa D’Oro, una colección para disfrutar en vacaciones
Al llegar, se encontraron con dos o tres artesanos que elaboraban canastas y otros objetos poco conocidos en el resto del país. “En Usiacurí compramos dos canastas, que sin ser diseñadoras comenzamos a intervenir para convertirlas en bolsos. En ese momento nos invitaron a un evento de moda, llevamos los bolsos… y la gente quedó matada. Tanto así, que la dueña de Buró nos invitó a participar en una de sus ferias, y durante tres años empezamos una colaboración con artesanos para lanzar estos accesorios al público”, recuerda Arbeláez.
Así comenzó el camino de Palma Canaria: un puente entre tradición y modernidad que llevó a los artesanos colombianos al universo de la moda de lujo. Desde entonces, comunidades de Boyacá, Chocó, Bolívar y Nariño se han vinculado al proceso de confección, traduciendo saberes ancestrales en piezas pensadas para mujeres de todos los estilos.
Bajo esa visión artesanal y sostenible, madre e hija decidieron hacer del macramé el sello inconfundible de la marca. Esta técnica milenaria funciona como el hilo conductor que entrelaza su propuesta de innovación, evolución y memoria.
“En 2018 empezamos formalmente con la confección de prendas, que son símbolo de sofisticación y sensibilidad: vestidos, tops, faldas, accesorios y una innovadora línea en denim que vamos a lanzar esta temporada en Bogotá Fashion Week”, concluye Arbeláez.
Duna 25: una colección inspirada en el desierto

Tras nueve colecciones y más de 5.000 prendas vendidas alrededor del mundo, Palma Canaria llega al Bogotá Fashion Week con Duna 25, una propuesta que reafirma su compromiso con lo artesanal, ahora reinterpretado desde una mirada contemporánea y profundamente sostenible. La técnica del macramé —sello de la marca— se convierte en el lenguaje con el que narran esta historia tejida a muchas manos.
“Para nosotros, la sostenibilidad también es darles a los artesanos una oportunidad real de transformar sus vidas: brindarles estabilidad económica, acceso a una mejor educación y, sobre todo, a una vida más digna”, explican desde la marca. A través del dominio de técnicas ancestrales de tejido, muchas artesanas han encontrado no solo un sustento, sino una plataforma para visibilizar un arte que antes estaba relegado a ferias locales y que hoy se exhibe en pasarelas de diseño.
La colección, además, celebra la individualidad de cada mujer. “Queremos que cada mujer se sienta cómoda, que se enamore de la prenda y vea en ella una extensión de su propia esencia”, afirma Juliana Quintero, cofundadora de Palma Canaria. Las piezas —que van desde blazers y chaquetas hasta opciones más casuales— han sido diseñadas con una versatilidad que abarca desde lo más clásico hasta lo más audaz.
Cada prenda es confeccionada a mano, pensada y tejida especialmente para quien la lleve. “Cuando una mujer usa una de nuestras creaciones, sabe que fue hecha a medida. Cada punto fue tejido por una artesana. Ese detalle lo hace invaluable. Al final, queremos que se aprecie no solo la prenda, sino también el trabajo, la historia y el amor que hay detrás de ella”, concluye Quintero.
Palma Canaria Made in Colombia

Lo que Palma Canaria busca es mucho más que vender prendas de lujo; quiere dejar un legado en la moda colombiana. Juliana lo expresa con claridad: «No tenemos que buscar fuera para encontrar talento. Colombia tiene manos y creatividad que pueden competir con cualquier marca internacional». Este es, sin duda, un grito de orgullo nacional que desafía las convenciones y pone en primer plano lo que se hace en Colombia, con la misma calidad.
La marca no solo se encarga de preservar las técnicas artesanales, sino de interpretarlas para un público global que sabe valorar la autenticidad y el trabajo detrás de cada prenda.
Ahora, la proyección de Palma Canaria hacia el futuro es clara. «Queremos ser parte del día a día de las mujeres colombianas, no solo para ocasiones especiales, sino para su rutina, para su vida diaria», comenta Quintero.

De esta forma, Palma Canaria planea seguir explorando nuevos materiales como el lino y el denim, siempre manteniendo su esencia: el trabajo artesanal. Así, mientras la marca se expande en mercados internacionales, no pierde su conexión con la tierra, con los artesanos y con el corazón de Colombia.
El futuro de la marca es brillante, pero no se olvida de sus raíces. En cada prenda que sale del taller hay una historia que contar, una tradición que preservar y una mujer que vestir con orgullo. “Nuestra proyección es ser parte de todos los armarios de las mujeres que valoran y aprecian el trabajo humano”, concluye Quintero.