“Usted es un héroe”, le dijeron a Óscar Romero unos metros antes de cruzar la meta que lo coronaba campeón de la Patagonian International Marathon con un récord histórico de 2 horas con 57 minutos y 26.9 segundos, casi 10 segundos menos al récord de 2012 del australiano Luke Myers (2:57:36.0).
Con su esqueleto del equipo Carbonitrailers, de la Universidad Nacional de Colombia, una chaqueta rompevientos azul, su pantaloneta, lycra y tenis Reebook y par de guantes, el bogotano sufrió y gozó en partes iguales esta justa atlética, donde sus piernas lo llevaron a completar uno de los ascensos más retadores del mundo.
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Acompañado por montañas coronadas de nieve, el lago Grey y los paisajes de la Patagonia, Romero recuerda que esta oportunidad se presentó de ‘carambola’, pues su objetivo principal era participar en la maratón de Berlín, a la que hay que inscribirse con tiempo previo para ver si es seleccionado entre todos los millones de atletas en el mundo que desean participar.
“Como no quedé entre los 35 mil seleccionados para la maratón de Berlín, busqué una carrera que cumpliera con las mismas características de los 42 kilómetros para septiembre. Luego terminé cambiando un premio que justamente eran unos vuelos para venir a Chile. Todo se me dio para esta carrera”, explica Romero.
El secreto está en la preparación

Aunque Óscar Romero lleva corriendo media vida, para la Patagonian International Marathon tuvo que prepararse técnicamente y afrontar diferentes ascensos. Por eso, previamente participó en la Chicamocha Canyon Race, el Circuito Latinoamericano Trail y La Carrera del Pacífico en donde pulió la resistencia y el secreto para correr en roca suelta y esquivar huecos.
“Lo que tienen estas carreras es que ofrecen unos paisajes espectaculares que compensan la irregularidad del terreno, las ramas de los árboles, los obstáculos y hasta las piedras sueltas, por eso es importante poner toda la planta del pie, para minimizar los riesgos de caída, porque el que se cae se puede dar tan duro que hasta se puede retirar”, explica Romero.
A eso se le sumó una alimentación estratégica que incluyó banano, maní salado y otros frutos secos para soportar la demanda de energía del cuerpo. Mantener un tiempo promedio de 3:30 minutos por kilómetro no es fácil, por lo que Romero se equipó con geles y frutas para terminar la carrera.
“La preparación para esta maratón fue muy exigente pero valió la pena porque en los últimos 13 kilómetros pude apretar y correr más rápido, para al final recibir la medalla del primer lugar”, cuenta Romero.
Correr con mamá
Para hacer más emotiva la historia, Óscar Romero le preguntó a su mamá si quería acompañarlo a la Patagonian International Marathon. Y luego, lo pensó un poco más y la invitó a participar en la modalidad de 10K. “Fue muy lindo poder invitar a mi mamá a correr, entrenar con ella y motivarla a hacer parte de este deporte tan lindo”, cuenta el bogotano, oriundo de Suba.
Cuando Romero terminó la carrera, su madre fue la primera en recibirlo con un abrazo. “Yo le dije que quería ganar la carrera, que iba a buscar la victoria, pero uno siempre está sujeto a que de pronto pase algo en el camino, como me ha sucedido en muchas carreras. Sin embargo, se nos dio”, explica Romero.
¿ Y Óscar Romero es un héroe?

Es una pregunta que no tiene respuesta. Sin embargo, Óscar Romero madruga todos los días a su trabajo en el control de calidad y producción en el desarrollo de plantillas para zapatos como ingeniero químico.
“Quisiera vivir del atletismo pero es muy difícil. Cuando veo estas plantillas pienso en los zapatos para correr y veo que no se pueden comparar con las que necesita un velocista. Pero, me la paso pensando en el deporte”, cuenta el bogotano, que todos los días después del trabajo corre 15 kilómetros para no perder la costumbre y mantener su estado físico, “por salud”, aclara Romero.
Prácticamente Óscar Romero lleva una doble vida, en donde no se puede permitir bajar el ritmo porque eso implica perder su estado físico. Es un sacrificio que equilibra deporte, trabajo, vida social y familiar. Todo en una perfecta armonía que se presenta como un ejemplo a seguir para los más pequeños que ven a los atletas.
“Al final esta es la vida real y si puedo seguir corriendo lo haré con mucha felicidad, porque es lo que más me encanta en el mundo. Ahora se viene la Media Maratón de Cúcuta este 24 de noviembre, así que vamos a ver qué sucede”, concluye Romero.