Módena
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Todo lo que debe saber para viajar a Módena, Italia, y conocer su herencia medieval, carros de lujo y gastronomía sin igual

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marzo 14, 2025
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De Módena no solo son el vinagre balsámico y el chef Massimo Bottura, la buena pasta y la audacia al volante. Esta ciudad, de fácil acceso y ubicada en la región de Emilia Romaña, cuenta historias ancestrales y acumula arte radiante de tiempos remotos. Llegamos a un festival de fuegos y regresamos con la maleta cargada de cultura, queso, sabor y memorias de gente que tiende la mano para que su comunidad florezca.

Es día de feria de las pulgas en la Piazza Grande de la ciudad de Módena, un espacio que data del siglo XVII, ubicado delante de la principal entrada de la catedral. En el centro histórico se intercalan tiendas de diseño, pasamanerías y lencerías de antaño, así como quioscos de turisteo donde abundan la venta de camisetas y carritos de juguete, los cafés e incluso un pulcro mercado principal.

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Allí, entre vinilos de Gino Paoli y Enrico Ruggeri, óleos campiranos y alfombras de segunda que llegan de tierras lejanas, se acomodan también pintorescos puestos de abuelas que venden vasos de Murano y jarrones de los años cincuenta a pocos euros, al lado de otros de fanáticos de cómics y ropa usada esperando una segunda temporada.

Un cálido sol nos abriga, pero de cuando en cuando, vientos atrevidos se cuelan por los pasadizos de piedra que completan las calles de una villa que arranca como colonia romana en el 183 a. C., y luego de siglos, con la caída del Imperio romano y el dominio longobardo, renace después del año 1000.

La plaza es patrimonio de la humanidad según la Unesco, y el campanario de la catedral completa el marco: la torre Ghirlandina. Si bien llegamos a Módena por un festival de fuegos y cocina con chefs de varias partes del mundo, nos entregamos a su cultura y exploramos un mundo que ha crecido gracias a la fama del Valle del Motor y a uno de los cocineros más celebrados y queridos del mundo: Massimo Bottura.

Diners le cuenta cómo Módena se convierte en el perfecto encuentro de un sosegado pueblo italiano con acceso a lo contemporáneo, sin necesidad de estridencias ni cambios dramáticos. Lo que más nos gusta.

¿A mil por hora?

La vida quieta de Módena contrasta con la reputación de velocidad que rodea la región. Algunos la llaman el Valle de Motor, pues esta ciudad es parte, junto con Parma, Bolonia y Rímini, de un espacio que engloba cuatro circuitos internacionales de carreras y once museos de autos de lujo, además de ser el lugar de nacimiento de siete de las más renombradas fábricas de carros. Allí está el museo dedicado al fundador de la escudería Ferrari, Enzo.

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A pocos minutos en auto queda el Museo Ferrari de Maranello, donde se puede apreciar un impresionante despliegue de la marca del Cavallino Rampante, que tiene restaurante propio (Cavallino), manejado por Bottura, con pasta fresca que abriga el espíritu y vino local que nos da la bienvenida. Pidan los tortellini de Tortellante o los tagliatelle al ragù, y de postre, la tarta de manzanas.

Otros sitios de interés que hay que visitar en la zona son los museos Lamborghini, Ducati y Checco Costa, por ejemplo, para así sumergirse en un mundo de adrenalina absoluta, que si bien no nos premiará con un cuatro ruedas, al menos nos dará la oportunidad de comprar un imán para recordar la visita (hay paseos que se pueden coordinar con anticipación y que llevan al turista a hacer el recorrido completo).

Módena: de la pista a la pasta

Los tortellini son una institución en Módena. Los más tradicionales se encuentran en Tortellante, donde nonnas italianas, como Loredana Grandi, enseñan a jóvenes con espectro autista los secretos de la pasta fresca. Lara Gilmore, cofundadora de este proyecto con fines terapéuticos al lado de su esposo, Massimo Bottura, habla de él con especial amor, recordando que las posibilidades son infinitas.

De acá sale la pasta que alimenta varios de los restaurantes de la pareja y de La Bottega, restaurante que tiene ya un par de años, donde se puede gozar de un almuerzo ligero con antipastos, los icónicos tortellini a la crema de parmesano, pero también unos deliciosos llamados Brutto ma Buono (Feo pero Rico), que se convirtieron rápidamente en Big Love y se bañan con ragú de carne.

Además, hay productos para llevar en la maleta, desde salsas hasta parmesano: Emilia Romaña es justo la región donde lo deben comprar.

Basta una mirada al mercado, impecable y poblado de puestos para comer al paso, de frutas de temporada, jamones y quesos, para darnos cuenta de que si hay que comprar parmesano es aquí. Reggiano, y de 12, 24, 36 o 48 meses, este queso agudo y versátil es la diva de la cocina local y el infaltable en la mesa. Su acompañante, el aceto o vinagre de Módena (ambos con denominación de origen y favoritos cuanto más añejos), es mejor denso, algo dulzón y punzante. Juntos son una bomba, y si los sirven con peras o duraznos asados, el paraíso. Al lado, el gnocco fritto, crujiente y ligero, y una buena mortadela. Aquí nos quedamos.

La tradición culinaria de Emilia Romaña es potente y ha sido reforzada en las últimas décadas por la imagen de Bottura, creador de la Osteria Francescana y revolucionario en su método de cocina. El camino no fue fácil, pero el resultado de tanto empeño y talento ha sido importante, no solo para la ciudad de Módena, por ponerla en un foco más amplio, sino también para la comunidad, por el impacto en el turismo gastronómico y en la calidad de vida de muchas personas. Apostó por proyectos sociales y de responsabilidad que involucran comedores para personas vulnerables, enseñanza y reúso de alimentos para evitar el desperdicio.

Hoy en día, sus restaurantes son pieza clave del rutero que ama comer, no solo su galardonada Osteria, sino también la Franceschetta y Al Gatto Verde, regentado por la talentosa chef canadiense Jessica Rosval, un espacio en el que se rinde culto a la naturaleza y al fuego, al sabor y a la localidad de manera impecable. Se encuentra dentro de Casa Maria Luigia, pequeño hospedaje boutique de Lara y Massimo, un hogar con jardines extensos y donde uno se puede entregar a la contemplación sin disimulo. Los desayunos, los mejores: frittata inolvidable, bollería, quesos, jamones y todo lo que la carta contenga y la imaginación permita.

Para cerrar el banquete, Emilia Romaña es la tierra del lambrusco, vino tinto espumoso que se produce entre las provincias de Módena, Reggio Emilia y Parma. Sugerimos visitar las bodegas de vino con los diversos guías para probar las variedades que pueblan la zona. Para las bodegas de balsámico recomendamos ir en bicicleta.

Un final maestro desde la torre

En Módena todo se complementa. La colorida mesa y la campiña, la arquitectura y los edificios: cálidos, coloridos y a la vez imponentes. El mercado cuenta parte de su historia y quizás por eso sigue siendo el centro de la ciudad, donde se congregan día a día locales y visitantes. Albinelli data de entre 1929 y 1931 y se llama así en honor al alcalde Luigi Albinelli. De estilo art nouveau, el centro también alberga una fuente con la imagen de una portadora de frutas, obra del artista plástico Giuseppe Graziosi.

Regresamos así al principio de este relato, donde comienza todo: a la Piazza Grande. Al mercado de las pulgas y esa invitación a la caminata constante para conocer cada rincón de la ciudad. La catedral de Santa Maria Assunta in Cielo y San Geminiano es un espectáculo arquitectónico, y desde cada uno de sus ángulos se admira un nuevo secreto.

Sus orígenes se remontan al año 1099, a manos del arquitecto Lanfranco, uno de los más reconocidos de la época, y se edifica sobre el sepulcro de San Geminiano, patrón de Módena (hoy sus restos están en la cripta de la iglesia), que dicen las leyendas que en el año 451 salvó a la ciudad del ataque de los hunos de Atila cubriéndola bajo un manto espeso de niebla. Su construcción finaliza en 1319 con la torre Ghirlandina o el gran campanario, que durante siglos sirvió para señalar la apertura de las puertas de las murallas y para alertar a la población en caso de peligro. Hoy, subir hasta la cima regala una vista panorámica que los locales atesoran.

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Los leones que sostienen las columnas de la entrada a la catedral ya anuncian parte de lo que adentro espera. Este espacio mezcla en su interior varios estilos que se sobreponen y obligan a un paseo minucioso, ya sea para admirar los relieves del escultor Wiligelmo de Módena, que incluyen retratos de profetas de historias bíblicas, o el rosetón agregado en el siglo XIII por el escultor italiano Anselmo da Campione. Ojo a las obras de Antonio Begarelli y Guido Mazzoni, artistas locales cuyas piezas también se guardan en la iglesia.

Junto a la catedral están el Museo Catedralicio y el Lapidario, donde se encuentran las famosas metopas (antes dentro), ocho esculturas románicas que recrean a los pueblos que vivían en las márgenes del mundo de aquellos mapamundis medievales. Pueblos monstruosos en el imaginario de esos tiempos, tallados en el siglo XII.

El paseo puede continuar entre las vías empedradas de esta antigua ciudad, pero paren de cuando en cuando a tomar un café, a entregarse a ver el paso del tiempo y la vida reposada de sus habitantes, a hojear un libro o admirar la papelería de alguna tienda local, a leer de sus paredes la agenda de las obras de teatro o conciertos que se vienen, a pasear por alguno de los frondosos parques que rodean el casco viejo, a probarse un abrigo en una tienda de diseño o simplemente a tomar el sol en una de las escalinatas de la plaza.

Viajar es sumergirse también en otros tiempos, en otras vidas. Es despojarse de prejuicios y abrirse a nuevas y sencillas experiencias. Módena es pequeña, pero interminable y sabrosa; eso es, precisamente, lo que nos invita a volver una y otra vez.

¿DÓNDE QUEDARSE?

RECHIGI PARK HOTEL
Enclavado en medio de la campiña y a pocos kilómetros de la ciudad, es una villa clásica que ofrece la posibilidad de un retiro agradable, más expuesto a la naturaleza, pero bien ubicado. Más información en la web www.rechigiparkhotel.it.

CASA MARIA LUIGIA
Doce habitaciones, hotel boutique en plena campagna emiliana, con piscina y amplios jardines, restaurantes y un desayuno fabuloso. Ideal para un escape de fin de semana, y luego para internarse en el centro histórico, donde hay posibilidad de alquilar residencias o cómodas habitaciones en pequeños y agradables hoteles. Más información en la web casamarialuigia.com.

¿DÓNDE COMER?

MERCADO HISTÓRICO ALBINELLI
Además de regocijarse con las frutas y verduras de temporada, no hay que dejar pasar las mortadelas y los quesos, el prosciutto y la comida preparada para llevar. Hay pastas para meter en la maleta, pero también salsas caseras y frutos secos. Imperdible la parada en el bar Schiavoni por un panino imbottito y ríndanse a la galería del pan, la bollería y los dulces. Para más información sobre horarios, pueden visitar su web: www.mercatoalbinelli.it.

LA BOTTEGA
Es el sencillo comedor del proyecto Tortellante, donde se sirven las pastas más frescas y los antipastos más deliciosos. Hay postres y, además, mucho para llevar a casa en la maleta. Más información en www.tortellante.it.

AL GATTO VERDE
Este es un restaurante para experimentar un poco la campiña emiliana, de la mano de la chef Jessica Rosval. Dejen que ella los introduzca en su especial mundo de naturaleza y fuegos. Más información en www.ristorantealgattoverde.com.

OSTERIA FRANCESCANA
El laboratorio de ideas de Massimo Bottura. Reserve con tiempo y paciencia. Más información en osteriafrancescana.it.

FRANCESCHETTA
El local casual de la familia francescana, donde el producto local y las temporadas mandan. Más información en franceschetta.it.

CAVALLINO
Ubicado en Maranello, a quince minutos de Módena. Buen lugar si van a visitar el Museo Ferrari. Se encuentra frente a la antigua fábrica y todo está ambientado en modo automovilístico. Hasta hay un postre rojo de Ferrari. Más información en la web www.ferrari.com/en-EN/ristorante-cavallino.

¿CÓMO LLEGAR?
Se puede volar a Bolonia y desde ahí es casi una hora en auto. Pero también a Roma o Milán, cuatro horas o cerca de dos horas, respectivamente. Sin embargo, si se toma un tren el tiempo de viaje baja a la mitad, pues Italia está muy bien conectada por trenes; solo hagan su investigación previa por si algún día les toca huelga, ya que ahí sí para todo por unas horas.

LA LISTA DE OTROS IMPERDIBLES
En el paseo y la caminata por la ciudad hay algunos imperdibles de las artes que les ayudarán a completar la visión arquitectónica y cultural, ampliando el panorama y contextualizando la importancia de Módena en la historia de Italia.

PALACIO DUCAL.
Declarado monumento histórico nacional por la Unesco, este palacio de estilo barroco data de los siglos XVII y XIX. Aquí vivieron los duques de Módena y en la actualidad alberga la academia militar. Está frente a la plaza Roma, y según el día se pueden concertar visitas guiadas.

CASA LUCIANO PAVAROTTI.
Este famoso tenor nació en Módena (1935) y es parte de la cultura contemporánea de los locales (y del mundo entero). Incluso tiene un monumento en Corso Canalgrande. Su casa es una villa cercana al centro urbano (a unos 8 km, por lo que es preferible tomar transporte) y se convirtió en un museo cuando el artista murió, en 2017. Quedan su vestuario, información fotográfica, sus habitaciones intactas y otra memorabilia de su vida cotidiana.

TEATRO COMUNALE.
Lugar de encuentro que ha visto pasar estrellas como Pavarotti, por supuesto, y que data de 1838, diseñado por Francesco Vandelli. Más información sobre las obras actuales y en cartelera en su web www.teatrocomunalemodena.it.

IGLESIA DE SAN AGUSTÍN.
Una de las piezas más importantes que se pueden apreciar en este lugar es un fresco de Tommaso da Modena que ha sobrevivido por siglos. Alberga un panteón que cuenta la historia de la nobleza y la santidad de la ciudad con estatuas y relieves. Su barroco interior lo mandó reconstruir la duquesa Laura Martinozzi en el siglo XVI. Abre al público sábados y domingos.

IGLESIA SAN VINCENZO.
Se destaca por sus frescos, que han sido restaurados. Alberga obras de Guercino, de Tommaso Loraghi y del escultor Giovanni Lazzoni, entre otros.

PALACIO DE LOS MUSEOS DE MÓDENA.
Data de entre 1764 y 1771, y fue el antiguo convento de los agustinos dedicado a albergar a personas en estado vulnerable. Más adelante, el duque Hércules III de Este lo orientó a las artes y hoy es un importante centro cultural que contiene la Biblioteca Estense Universitaria y la Galería Estense (pinturas de los siglos XIV al XVIII, obras de Correggio y de Velázquez). Se suman el Museo Lapidario Estense, el Archivo Histórico del Ayuntamiento de Módena, la Gipsoteca de Giuseppe Graziosi, el lapidario romano del Museo Cívico, la Biblioteca Cívica de Arte Poletti y el Museo Cívico de Módena.

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