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El ojalillo y la rafia son una combinación interesante.
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Esta característica se ha convertido en un sello distintivo de la marca, así como el uso de materiales de la más alta calidad. “Importo telas de Japón, Italia, Francia, Suiza e Inglaterra, de donde traigo algunos tweeds. Todas fabricadas con las últimas tecnologías. Por lo general elijo fibras de origen natural como el algodón o la seda”. Desde sus inicios ha sido consecuente con su línea, que define como femenina, limpia y cómoda. “No me canso de reiterar que si el diseño no es funcional y práctico, no sirve. No soy vanguardista, hago moda para la mujer de hoy que necesita ropa que se adapte a su estilo de vida”, enfatiza Amelia, y añade que solo usa la ropa que diseña. Hoy está vestida con camisa de seda color hueso, pantalones negros de crepé strech, suéter de cachemir y los mocasines que están fabricando en Italia.
Su más reciente colección, primavera-verano 2015, es fiel a sus principios. “Tiene movimiento. Bailé muchos años y en eso me inspiré”. Predominan el azul oscuro, el blanco y el negro, en diferentes combinaciones. “Son mis colores favoritos y funcionan bien juntos”. La mayoría de los vestidos son de voile, un algodón muy fino, también hay algunas piezas de ojalillo y abrigos y chaquetas de rafia, una fibra mezclada con algodón. La propuesta es versátil y cada pieza cuenta una historia. Resulta interesante ver el manejo de las estructuras, que aunque definen el cuerpo se ven sueltas y caen con elegancia. Un estampado rompe con la neutralidad del conjunto, dándole un toque de color y originalidad. “Hay una tendencia fuerte hacia los años sesenta y setenta, este estampado pop tiene flores, bordados a mano y hace referencia a la pintura de esa época”. Para los vestidos de noche eligió la organza, que resalta la feminidad y el romanticismo.
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Los vestidos de voile, ideales para el verano.
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La idea de presentar la colección en la Embajada fue una iniciativa de Patricia Hernández de Gandarias, la esposa del embajador, que tiene gran interés en apoyar la moda colombiana. A esto se sumó la idea de conseguir fondos para la labor de la Asociación Laetitia, una organización sin ánimo de lucro integrada por voluntarios españoles residentes en Colombia y colombianos vinculados a España, que financia proyectos sociales. “Me llamó mucho la atención, creo que es importantísimo que haya conciencia social en las empresas”. En esta oportunidad recibieron el respaldo de Seguros Bolívar y Davivienda, que hicieron que el evento fuera posible. Los fondos recaudados se destinarán a terminar comedores que alimentan a personas de bajos recursos en barrios del sur de la ciudad.
Son casi las diez de la mañana, el celular de Amelia no ha parado de timbrar, debe hacer las últimas pruebas y arreglos. Está emocionada, hace tiempo no se presenta en Colombia. Al día siguiente saldrá para Nueva York con otra colección. De un tiempo para acá su marca es codiciada por elegantes socialités de esa ciudad. “Quieren verse bien, pero no parecerse a nadie. Quieren algo original y eso es lo que les ofrezco”, dice con una sonrisa antes de salir apurada por la puerta mientras contesta una de las llamadas que tiene pendientes.