En la cocina, como en la relojería, el tiempo no solo es una medida: es una herramienta, un desafío y, a veces, una forma de arte. Esa conexión sutil pero profunda llevó a los chefs suizos Yoann Caloué y Franck Reynaud a cruzar caminos con la histórica casa de relojes TUDOR, en una colaboración que explora la pasión compartida por la precisión, la creatividad y la audacia.
El joven maestro de la precisión

A sus 31 años, Yoann Caloué no solo rompió récords al convertirse en el chef más joven de Suiza en recibir una estrella Michelin: también desafió las convenciones de la alta cocina. Tras su paso por Le Flacon, en Ginebra, Caloué decidió abrir su propio restaurante, Café des Banques, un espacio donde la cocina abierta rompe la barrera entre el chef y los comensales, y donde cada plato se trata como una obra de relojería: minucioso, exacto, sorprendente.
“La cocina me permite una libertad que pocas disciplinas ofrecen”, dice Caloué, quien ve en el acto de transformar ingredientes en emociones una forma de experimentación permanente. No es casual que en su muñeca lleve un Pelagos 39 de TUDOR: un recordatorio de que, en su mundo, cada segundo cuenta, ya sea para alcanzar el punto de cocción perfecto o para servir un plato que impacte todos los sentidos.
El guardián de los sabores alpinos

A más de mil metros sobre el nivel del mar, en Crans-Montana, Franck Reynaud dirige su propio taller de sensaciones en Pas-de-l’Ours. Desde allí, este chef franco-suizo ha construido una cocina que honra la tradición alpina, pero que también mira hacia el futuro. Su menú, tejido con productos locales y técnicas contemporáneas, refleja una visión similar a la que TUDOR propone en sus relojes: respeto por el legado y voluntad de innovar.

Con su Black Bay Chrono «Flamingo Blue» siempre a la vista, Reynaud ha diseñado experiencias culinarias que acompañan las cenas de gala de Watches & Wonders, el evento donde los grandes nombres de la relojería mundial presentan sus novedades. “Mi objetivo no es solo deleitar, sino también contar una historia sobre mi tierra y su riqueza gastronómica”, afirma Reynaud, quien ve en su oficio un acto de transmisión cultural tanto como de creación.
Más allá de los oficios
La unión entre estos dos chefs y TUDOR no es un simple patrocinio: es una declaración sobre cómo las disciplinas más exigentes se encuentran en valores comunes. El dominio del tiempo, la obsesión por el detalle y el impulso por romper fronteras unen a relojeros y cocineros en una misma búsqueda: la de transformar lo cotidiano en extraordinario.

Caloué y Reynaud, con trayectorias distintas pero espíritus afines, recuerdan que la excelencia no siempre está en seguir el camino conocido, sino en atreverse a desviarse de él. Así, en cada plato y en cada reloj, se reafirma una idea simple pero poderosa: nacer para atreverse no es solo un lema, es una forma de vivir.
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