El estilo neo mudéjar es una corriente artística y arquitectónica que caracterizó las obras en Madrid y toda la península Ibérica a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Se caracteriza por su elegancia exótica, combinando elementos de la estética cristiana con las técnicas de motivos islámicos medievales.
Este estilo se introdujo fácilmente, especialmente en Madrid, ya que su rápida construcción y bajo coste se adaptaron muy bien a la arquitectura industrial. Entre sus sellos distintivos podemos mencionar las aberturas con forma de arcos de herradura y el uso de gran cantidad de detalles en azulejos, yeso y ladrillo visto en la ornamentación.
La capital española alberga un importante número de construcciones de este estilo, entre las cuales hemos seleccionado tres de las más representativas. Este itinerario es recomendado para quienes exploran vuelos Medellín-Madrid y van en busca de arte, cultura y arquitectura.
Museo la Neomudéjar
El Museo Centro de Artes de Vanguardia La Neomudéjar es el nombre completo de este museo que alberga expresiones urbanas y de arte contemporáneo. Sin embargo, la intención en este recorrido es resaltar el origen del edificio donde funciona el museo.
La construcción estuvo a cargo del arquitecto Alberto de Palacio Elissague, discípulo de Gustave Eiffel y se finalizó en 1892. Se trata de la antigua estación de Atocha y los talleres del ferrocarril Madrid – Zaragoza – Alicante, y formó parte de un proyecto de modernización del ferrocarril en España.
Este edificio es un clásico ejemplo del estilo neo mudéjar, representativo de lo que fue la arquitectura industrial de la Madrid de fines del siglo XIX, caracterizada por la ornamentación de estilo islámico medieval. Su fachada rinde cuenta de ello gracias a sus arcos de herradura construidos en ladrillos cerámicos y decoraciones en cerámica de diferentes colores.
La estructura de la estación se construyó en hierro y acero, probablemente por influencia del maestro Eiffel, siendo una técnica bastante novedosa para esa época. Esta estructura sostiene la cúpula de hierro y vidrio, característica distintiva de la estación. Sin lugar a dudas, historia, arquitectura, tendencia y cultura confluyen en este museo.
El Matadero
Diseñado por el arquitecto Luis Bellido, el matadero es el conjunto más grande del estilo neo mudéjar que aún existe en Madrid. Posiblemente, uno de los más significativos de este nuevo lenguaje arquitectónico, se caracterizó por el cuidado en los detalles y la decoración de grandes espacios industriales.
El recinto, compuesto por varias naves y un sector de administración central, comenzó a funcionar como matadero y mercado de ganado. Alrededor de este predio se asentó el mercado central de frutos y hortalizas, dándole carácter de un importante polo mercantil. El matadero funcionó hasta el año 1995, cuando el ayuntamiento determinó que ya no cumplía con la reglamentación.
Luego de varias restauraciones y puesta en valor, en el año 2007 el predio abrió sus puertas como espacio cultural. En las adaptaciones realizadas se conservó el estilo industrial y la arquitectura neo mudéjar. Actualmente, se utilizan 70.000 metros cuadrados, solo una parte del predio original que ocupaba el viejo matadero.
El espacio de las diferentes naves es aprovechado por entidades públicas y privadas para eventos y actividades culturales. La Casa del Reloj, donde funcionaba la administración central del antiguo matadero, se convirtió desde el año 1982 en la sede de la Junta Municipal del distrito de Arganzuela.
El Frontón Beti-Jai
Este edificio, que posee un inmenso valor histórico, cultural y arquitectónico, fue reabierto recientemente al público para su visita.
El nombre del frontón significa “Siempre fiesta” en euskera, y constituye el predio deportivo más antiguo de Europa. Forma parte de las 30 canchas de pelota vasca que existían en Madrid a principios del siglo XX, en pleno auge de popularidad de este deporte.
El predio deportivo fue diseñado por el arquitecto Joaquín Rucoba, respetando el estilo que caracterizaba a las construcciones de Madrid en esa época. Su fachada de estilo neo mudéjar comprende arcadas típicas y decoraciones en azulejos. Con una impresionante superficie, podía albergar un total de 4.500 espectadores en sus gradas.
Tal como surgió, gracias a la popularidad del deporte, cuando el juego de pelota vasca pasó de moda, el frontón se cerró. Durante más de cien años, fue objeto de disputas de diversa índole, permaneciendo abandonado y sufriendo el deterioro del paso del tiempo, e incluso estuvo en riesgo de ser demolido.
Hoy, gracias a la revalorización cultural, el frontón abrió sus puertas a quienes deseen visitarlo, formando parte de un interesante circuito de la cultura neo mudéjar, que incluye estas y otras obras que aún permanecen en pie como símbolo de una época y de la cultura que es parte del ADN de España.
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