Atrás quedó aquella época en la que las joyas estaban destinadas para las grandes fiestas y un par de fechas en el calendario. Ahora cada día es una oportunidad para lucir sus piezas favoritas y encontrar nuevas combinaciones.
Ya sea con un pequeño zafiro, rubí, diamante o una esmeralda –las cuatro piedras preciosas–, las joyas, como ningún otro elemento, son capaces de convertirse en el sello personal de una mujer y acompañarla en su día a día.
En especial, las esmeraldas y su verde enigmático se han percibido históricamente como un símbolo de esperanza e inmortalidad, incluso en la antigüedad se vinculaban con poderes curativos. Camilo Liévano, gerente de Joyería Liévano, explica que “en Oriente admiran y respetan la magia del verde esmeralda. Es un color espiritual que simboliza un acercamiento a las divinidades”.
Colombia cuenta con la fortuna de ser la casa de las mejores esmeraldas del mundo. El tono y brillo de las piedras preciosas colombianas se diferencian notablemente de las procedentes de otros lugares, como Brasil y Zambia.
Por eso, al momento de invertir en una joya llena de significado, símbolos y orgullo patrio, que además dure toda la vida, las esmeraldas constituyen la mejor opción. “Son un tesoro que muchos no conocen o que no se aprecia lo suficiente en el país”, comenta Liévano, que también es gemólogo del Instituto Gemológico de América.
Para toda ocasión
Su valor es equiparable, y muchas veces supera, al de los diamantes. Por lo tanto, obtener una esmeralda es una fortuna de la vida y cada vez resulta más extraordinario debido a que no quedan muchas en el mundo.
Por esta razón, los diseños con esmeraldas se caracterizan por ser atemporales. Piezas pequeñas y delicadas como unos pendientes o un anillo suelen ser ideales para llevar la piedra preciosa en cualquier ocasión: una cena, un coctel o una reunión virtual.
“En Joyería Liévano tenemos una colección básica con esmeraldas clásicas y minimalistas. Piezas como topos, pendientes y dijes, que las mujeres pueden ponerse todos los días. Además, para las colecciones de lujo usamos piedras talladas en forma de gota, redondas, triangulares y hexagonales en aretes y pulseras que se adaptan a las tendencias, sin dejar de ser un modelo que nunca pasa de moda”, cuenta Liévano.
Su color, además, es tan versátil que puede combinarse con distintos tonos de metales preciosos. “La ventaja que tienen las esmeraldas es que cada una da un tono especial. Esto permite montarlas con oro blanco y diamantes, en oro amarillo, oro rojo o rosado, y metales con baños en negro para un acabado más moderno”, explica.
*Alianza Estratégica
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