Una cárcel, de por sí, es un lugar que reúne historias y leyendas sobre los personajes aterradores que sirvieron de lección para el mundo entero. Entre estas, las historias de los prisioneros de Alcatraz en Estados Unidos y la cárcel Karosta de Letonia que sirvió para castigar a agentes de la Unión Soviética.
Por otro lado encontramos la historia de hombres loables que demostraron que la cárcel se puede convertir en un lugar de resistencia y de meditación como lo hizo Nelson Mandela en la prisión Robben Island de Sudáfrica.
En 2017, las cárceles se han convertido en un lugar para visitar ya sea por los personajes que pasaron allí sus últimos días, por su importancia histórica e incluso para usar estos espacios como fuente de inspiración.
A continuación vea las cárceles y tenga en cuenta que algunas conservan su nombre original, otras se convirtieron en museos y otras hasta sirven de hotel y centros de convenciones.
Penitenciaría Central de Cundinamarca / El Panóptico (Museo Nacional, Bogotá, Colombia)
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El arquitecto danés Thomas Reed construyó esta cárcel en 1874 y funcionó con este propósito hasta 1946 cuando los presos fueron trasladados a la cárcel de la Picota, para convertirse en el Museo Nacional.
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Tanto extranjeros como nacionales quedan maravillados con la historia de los 207 celdas que el presidente Tomás Cipriano de Mosquera abrió en 1876 para corregir e instruir a los presos que estaban allí. Sin embargo, el lugar cambió de rumbo con el gobierno de turno, e incluso fue catalogada como una cárcel opresora de políticos liberales.
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En 1899, el poeta Adolfo León Gómez fue encerrado por sus ideas liberales, pero en vez de lamentarse, comenzó a escribir un libro (Secretos del Panóptico) donde relató cómo fueron sus días como prisionero de la Penitenciaría Central de Cundinamarca conocida también como el Panóptico.
Hoy sirve de museo con más de 20.000 mil piezas y hasta el fragmento de una tumba de 2.000 años de antigüedad entregada por el gobierno de Egipto.
Robben Island (Sudáfrica)
La cárcel de Robben Island se convirtió en un lugar para recordar al líder político Nelson Mandela, quien fue encerrado injustamente en 1964 y vivió allá más de 18 años en una celda de 2 metros cuadrados.
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La cárcel queda a 12 kilómetros de la costa de Ciudad del Cabo, por lo que los turistas hacen un viaje en ferry de 10 minutos para visitar la celda 5, donde vivió Mandela, y de paso escuchar la historia de su encierro por un tour. También puede visitar las otras celdas y encontrar la historia de otros presos políticos del Apartheid. “Visitar este lugar te cambia la forma de ver la vida” comentan los visitantes en la página robben-island.org.za.
Alcatraz (San Francisco, Estados Unidos)
Not even #blueskies and #sunny days make #therock look good…
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Esta cárcel sirvió de 1934 a 1963 como una de las prisiones de máxima seguridad de los Estados Unidos. La historia de sus presos le dieron a Hollywood ideas increíbles sobre el escape perfecto, como sucedió en la película ‘La fuga de Alcatraz’ con Clint Eastwood (1979) o retratar al gángster Al Capone (Scarface) en la cinta ‘el hombre de Alcatraz’ (1962).
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Gracias a la ‘buena reputación’ de Alcatraz, la cárcel se convirtió en un referente del turismo en San Francisco. Hoy, cuenta con un recorrido completo que empieza en el puerto Fisherman’s Wharf, donde una lancha lo deja en la cárcel en menos de 15 minutos. Allí podrá hacer una visita guiada por sus protagonistas, ver los dibujos que dejaron los presos y conocer más a fondo sobre la vida y construcción de la cárcel.
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Entre sus novedades algunos turistas tienen la posibilidad de quedarse una noche en prisión para hacerse una idea de cómo era la vida de un preso en los años 60.
Cárcel Karosta (Liepaja, Letonia)
Si está buscando una cárcel que juege con sus sentidos puede ser la de Karosta. Esta prisión estuvo activa entre 1900 y 1997. En todos sus años de servicio nunca se modificó ni un sólo barrote y hasta hoy sus paredes contienen los mismos mensajes de hace 100 años.
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Aparte de ser una cárcel soviética y utilizada por los agentes secretos de la KGB (Unión Soviética), Karosta sirve de hotel al que quiera quedarse para vivir como un preso. En este lugar puede elegir ser tratado como un convicto, es decir, dormir en una celda, tener duchas frías, sufrir un interrogatorio y hasta limpiar los baños del lugar o si lo prefiere también puede adquirir una habitación para ser espectador del espectáculo.
Malmaison (Oxford, Reino Unido)
Si está buscando una cárcel de lujo, se la presentamos aquí. En el siglo XI se construyó un castillo medieval para Etelredo II, conocido también como ‘El Indeciso’, por seguir consejos que lo llevaron a la ruina en 1016. Mucho tiempo después, en la época victoriana (1888) se convirtió en una prisión de máxima seguridad para reprimir a los ‘vándalos’ de la Revolución Industrial.
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En 1996, el lugar dejó de funcionar como prisión para convertirse en el lujoso hotel y boutique Malmaison, que mantiene su arquitectura original y que tiene forrada sus celdas con tapetes de calidad y camas sencillas, pero muy cómodas; sin contar con sus servicio de spa y visita guiada, más una carta gastronómica de lujo que cuenta con una cervecera exclusiva de la Malmaison y una larga lista de vinos.