“Antes, mi casa era gris”, dice Vale Garzón con una sinceridad desarmante. “No me sentía segura en ella. Ahora mi casa está llena de colores, de calorcito, de tranquilidad. Hay espacios seguros en mí y en las personas que habitan mi vida”, comenta la joven colombiana que le apuesta todo lo que tiene a la industria musical.
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Así presenta Mi Casa, su primer álbum de estudio y quizá su obra más íntima. Este disco no nació de un momento de euforia, sino de una profunda exploración personal. “Este proyecto viene de empezar a caminar con estos nuevos pies, ya después de haberme caído y levantarme”, cuenta.
Vale viene de un primer EP “escrito desde la oscuridad más profunda”. Sin embargo, Mi Casa es distinto: “Este álbum es como empezar a crecer y conocer este nuevo mundo”, comenta como la mujer que sabe que el dolor hace parte del viaje y no del destino final.
Las habitaciones de Vale Garzón

Cada una de las ocho canciones funcionan como una habitación distinta, un espacio que Vale ha decorado con recuerdos, miedos, aprendizajes y silencios. En La Sala, por ejemplo, se siente la melancolía de la distancia: “Cuando creces, tus amigos empiezan a tomar caminos diferentes y tú también. La Sala es ese lugar donde yo me refugio, donde lloro, me rompo y me abrazo”, explica.
En Yo Juraré, hay una promesa que suena más fuerte que cualquier estribillo: “Me prometí a mí misma que no me volvería a abandonar, que no volvería a perderme en otros. Me juré que, aunque lleguen personas maravillosas a mi vida, yo siempre voy a ser mi prioridad”.
Entre tanto, la canción que da nombre al álbum, Mi Casa, es un manifiesto de vida. “Habitar mi caos es abrazar mis partes más oscuras y aprender a quererlas. Así construí mi casa, ladrillo por ladrillo. Sin afán”, dice Vale, con su voz ronca y tierna.
Sin embargo, esa idea de no apresurarse le costó entenderla. “He aprendido a hacer las paces con el proceso y a encontrarle disfrute al caos. De ahí siempre nacen cosas hermosas, como este álbum”, asegura.
En Veintitrés, nos lleva a un apartamento vacío, lleno de promesas y cuadros sin colgar: “Esta es la primera canción que escribí para este álbum. Estaba en mi nuevo apartamento, con cuadros en el piso y un vacío enorme. Sentía que no sabía cómo llenar ese espacio, y con el tiempo entendí que no era un vacío, era una promesa de un futuro que yo misma construiría. De ese momento nació una nueva Vale, una persona totalmente diferente que me emocionaba conocer”.
Despertar para volver a vivir
En Desperté, por ejemplo, Vale toca el tema de vivir en piloto automático, esa sensación de flotar sin realmente existir. “Me di cuenta de que estaba dejando que la vida pasara mientras me ahogaba en pensamientos. Desperté es mi recordatorio de que hay que vivir, respirar, bailar, volver a uno mismo”, cuenta.
La canción invita a caminar descalzos, a reconectar con la tierra y con uno mismo. “A veces dejamos que el ruido de afuera sea más fuerte que la voz que tenemos dentro. Esta canción me ayudó a silenciar el ruido y volver a escucharme”, agrega.
Vulnerabilidad como superpoder
Para Vale, la vulnerabilidad no es debilidad, sino un acto de valentía. “Yo no escribo canciones para otros, sino para desahogarme. Es inevitable. Para mí es importante que la gente vea que no están solos, que alguien más también sintió ese dolor”, asegura.
Hablar de sus emociones en público no es fácil. “No es cómodo abrirte así. Es un ejercicio constante de honestidad, de aceptar que soy humana, que me equivoco, que me rompo y me reconstruyo”, confiesa.
Con melodías dulces y guitarras acústicas, Vale pone en sus canciones también gestos pequeños y cotidianos. “Hace poco estaba con mis amigas, sacamos la guitarra y empezamos a cantar sin plan. Solo las vi y pensé: ‘Qué afortunada soy de tenerlas’. Eso me hizo sentir viva”, cuenta.
Cuando le preguntan a quién le dedica el álbum, no duda: “A mí. Se lo dedico a esa Vale que se atrevió a mirar hacia adentro, a curiosear en sus emociones más incómodas. Me encanta curiosear dentro de mí. Aunque duela, aunque incomode, ahí es donde descubro mi verdad”, explica con una convicción casi luminosa.
La casa de Vale Garzón es para todos

Aunque Mi Casa sea profundamente personal, Vale quiere que sea un espacio compartido: “Quiero que mi casa sea también tu casa. Que cada quien pueda habitarla como un lugar seguro, donde se sienta abrazado, acompañado”, dice.
Al final, su música se siente como entrar a un hogar con esa luz que conforta, con el olor a pan recién horneado y las paredes llenas de fotos. Un lugar sonoro para descansar.
Así, Vale Garzón abre las puertas de su universo musical y se presenta con un álbum de altísimo nivel, que dejará sorprendido hasta al más escéptico de los críticos. “Pase, aquí se puede llorar, reír y volver a empezar”, concluye la nueva estrella de la industria musical.