Es viernes por la tarde. La jornada laboral ha terminado y el cielo comienza a apagarse. Llega a casa algo cansado, enciende la televisión buscando un poco de ruido de fondo y se deja caer en el sofá mientras revisa el celular. En la pantalla se transmite un documental, probablemente sobre algún león o un elefante, acompañado por la típica narración profunda y solemne. Si con esta imagen ya empieza a sentir sueño, no se preocupe: el mundo de los documentales puede ser, a veces, monótono.
En ese sentido, de vez en cuando nacen ciertas propuestas que buscan darle la vuelta al paradigma, a crear productos que enseñen sobre la naturaleza pero con una mirada diferente, una que también pueda resultar divertida. Uno de esos casos es Underdogs, la nueva serie documental de National Geographic sobre esos integrantes del reino animal que no suelen ser protagonistas. Todo acompañado por la narración del carismático Ryan Reynolds, conocido en el cine por interpretaciones irreverentes como en su papel de Deadpool. Esta producción, que se estrena el 16 de junio en Disney +, cuenta con cinco episodios diferentes donde se exploran desde extraños métodos de apareamiento, hasta superpoderes no convencionales.
Una mirada cómica de los inadaptados

“Queríamos hacer una serie sobre los animales que no suelen ser las estrellas del show”, le contó a Diners Dan Rees, productor ejecutivo de Wildstar Films y showrunner de Underdogs, “Algunos son extraños, poco carismáticos o tienen mala fama. Pero todos tienen algo increíble que contar. Esta serie es para darles su momento bajo el reflector”.
Con más de dos décadas de experiencia en documentales de vida silvestre, Rees no es ajeno a los relatos épicos de la naturaleza. Sin embargo, en Underdogs, decidió apostar por una combinación poco convencional donde el aliado perfecto fue, naturalmente, Ryan Reynolds, quien no solo narra la serie, sino que hizo parte del proyecto desde su etapa inicial.
“Ryan ama la naturaleza, ama verla con sus hijos. Pero además, gran parte de su personalidad pública gira en torno a la figura del desadaptado, del que está por fuera del centro. Desde el comienzo sentimos que era el narrador ideal para esta serie”, explica Rees. “Fue un proceso completamente distinto al de otros documentales. Su voz estuvo presente desde la escritura del guion, lo que nos permitió construir las historias pensando en su tono, su ritmo, su manera de conectar”.

Para Rees, parte del encanto de Underdogs es mostrar comportamientos que pueden parecer grotescos o ridículos, pero que revelan habilidades sorprendentes. “Hay animales que engañan, que manipulan, que se defienden con tácticas asquerosas. Pero todo eso también es fascinante, y lo que me parece más genial aún, muy humano”, comenta. “No queríamos idealizarlos ni convertirlos en héroes perfectos. Queríamos que fueran personajes reales, con fortalezas y defectos. Y eso los vuelve cercanos. Si el espectador se puede identificar con ellos, también va a preocuparse más por ellos”.
Porque, de nuevo, la serie no pretende mostrar a estos animales como seres de otro mundo, sino acercarlos lo suficiente para que el espectador se cuestione la diversidad que existe en la naturaleza. Seres con los cuales identificarse porque, en últimas, compartimos con ellos ciertas necesidades y, en ocasiones, algunos instintos.

Como ejemplo de ello, está uno de los momentos más memorables que sucedió durante el rodaje. Ocurrió en el cráter de Ngorongoro, en Tanzania, mientras filmaban una historia sobre hienas. “Fuimos a grabar la dinámica social de las hembras, que son más fuertes y dominantes. Pero al llegar, descubrimos algo que no habíamos anticipado: los machos tienen que seguir durante semanas a una hembra para demostrar devoción, si quieren tener una oportunidad de aparearse. Era una línea en un artículo científico, pero al verlo en vivo nos pareció maravilloso, muy visual y muy gracioso. Decidimos reescribir todo el segmento”.
Cinco episodios, cinco formas de ser inadaptado
Underdogs está compuesta por cinco episodios que recorren distintas formas en que estos animales se las arreglan para sobrevivir, reproducirse o simplemente existir, aunque eso implique romper las reglas de la buena conducta natural.
El primer capítulo pone el foco en los padres menos ejemplares. Gansos que construyen sus nidos en lugares arriesgados o koalas que alimentan a sus crías con un cóctel digestivo cuestionable revelan que, más que errores, lo que hay son estrategias raras pero efectivas de cuidado.

Luego llega el turno del amor. En vez de mostrar la clásica danza perfecta del ave, el segundo episodio se adentra en rituales de cortejo que bordean el absurdo: narices desproporcionadas, cantos torpes y exhibiciones colectivas que se parecen más a un flashmob descoordinado que a una ceremonia romántica.
El tercer capítulo se sumerge en el arte del engaño, con criaturas que simulan formas o comportamientos para confundir a otros. Orugas que aparentan tener muchas cabezas, peces que se camuflan para cazar o macacos que se han especializado en robarle snacks a turistas incautos.

En el cuarto episodio, lo asqueroso se convierte en herramienta. Flatulencias que permiten flotar, mucosidades que funcionan como trampas luminosas, o rituales de apareamiento que harían fruncir el ceño a cualquiera, pero que demuestran una lógica evolutiva implacable.
El último capítulo rinde homenaje a esos talentos invisibles que rara vez se celebran. Animales que no encajan en moldes tradicionales, pero que han desarrollado habilidades extraordinarias sin necesidad de brillar. Son, como dice Dan Rees, “los héroes improbables que sostienen el mundo natural sin que nadie se dé cuenta”.
Para Rees, esa es la esencia de Underdogs: encontrar grandes historias en los rincones que suelen pasarse por alto. “Todos los animales tienen una historia que vale la pena. Solo hace falta el tiempo y la mirada para descubrirla”.