Gigi Williams es Madonna. Su relacionista pública lleva horas rogándole que se vista para la llegada de los periodistas, pero ella está muy ocupada ensayando, quiere que su espectáculo sea perfecto. No podemos esperar nada menos de la diva.
Cuando finalmente nos atiende, Gigi nos dice: “Puedes decirme Gilbert, es más fácil”. Y con su acento barranquillero empieza a contar la historia de cómo se convirtió en la imitadora número uno de Madonna. “Yo vivía en Barranquilla y desde chiquito hacía las coreografías para las presentaciones del colegio”, cuenta, y a los 15 años un amigo suyo le propuso que en vez de montar el baile, fuera él mismo quien lo hiciera.
Cuando llegó a Bogotá empezó a presentarse en la discoteca Theatron. Ese fue el comienzo de un acto que le dio nombre a su espectáculo y le dio la posibilidad de explorar otras representaciones. Hoy día su rango de papeles va desde Freddie Mercury hasta Katy Perry, y hará parte del elenco del espectáculo CabaRed en el teatro Casa Ensamble.
Pero ella misma lo dice: “No hay nadie como Madonna. Madonna es una diva, es un muy buen ser humano que cada vez se libera más, evoluciona, y enseña al mundo a respetarse unos con otros, a soñar y a mejorar”, dice mientras continua su preparación para perfeccionar el espectáculo que presentará junto a sus bailarines el 3 de agosto en el museo-bar Vinacure de Bogotá, con la intención de hacer un homenaje a esa diva que pronto se presentará en Colombia y a la que seguramente no podrá ver, pues guarda silencio cuando se le pregunta si estará allí, en primera fila, ya no en el escenario, sino frente a la Madonna real.