Revista Diners de abril de 1996. Edición número 313
Hay personas que no pueden soportar la idea de tomar un ascensor, de viajar en avión o, mucho más simple, de cruzar una calle. Personas que les tienen miedo a las arañas, al agua, al fuego, al dentista. Personas que hasta hace pocos años no eran tomadas muy en serio por sus médicos ni por la gente que las rodeaba.
Personas cuya ansiedad era considerada, cuando mucho, una molestia menor. Hoy, esas personas están en la mira de la ciencia. Psiquiatras y psicólogos han tomado en serio su enfermedad. Y no gratuitamente. Estudios recientes demuestran que hay países en los cuales el 60 por ciento de la población sufre, en mayor o menor grado, de una fobia.
Unas son inofensivas, otras no tanto. Unas no necesitan tratamiento, otras si.Si el sujeto experimenta al mismo tiempo síntomas psicológicos y físicos durante un ataque, esto es, si sentimiento de ansiedad acompañado de síntomas externos -ritmo cardíaco acelerado, un nudo en la garganta, sudor frío-; si la fobia persiste durante un largo tiempo, y si la persona con fobia se ve confrontada diariamente con el sujeto de su ansiedad, es tiempo de ir a consulta.
¿Pero a dónde acudir? En todas las grandes ciudades los hospitales tienen un servicio de psiquiatría o un servicio especial para tratar con esta molestia. Una fobia no es una enfermedad mental seria. Pero está relacionada con la mente y, como tal, necesita la ayuda y el soporte de especialistas en esta materia.
En la actualidad hay tres maneras diferentes de tratar las fobias: el método analítico heredado de Freud: el método conductista, que trata los síntomas externos de la ansiedad, y el uso de drogas antidepresivas. De los tres, el que tiene mayor aprobación (en el mundo) es conductista. La siguiente es una visita guiada por el mundo de las fobias:
LOS ORÍGENES
La fobia al agua
El estrés relacionado con el temor al agua es el ejemplo perfecto de una fobia. Porque detrás de la ansiedad siempre hay un temor aunque nada es más normal que el miedo.
Dice el doctor Laurent Chneiweiss, director del Instituto Francés para el Estrés la Ansiedad: “Todas las fobias son ramificaciones del temor a un posible peligro. Uno se asusta con el agua porque teme ahogarse. A uno le da miedo tomar un ascensor, por temor a que se dañe. Nadie ha oído hablar, en cambio, de alguien que les tenga fobia a unas margaritas. Las fobias se originan en un mecanismo de defensa, y este impulso puede ser explicado por el principio de selección de Darwin. En el transcurso de la evolución fueron los hombres que estaban a y que tuvieron cautela frente al peligro, los que sobrevivieron. Por lo tanto nuestra herencia genética está cargada de temores”.
¿Podrían nuestras fobias ser una evocación de nuestro instinto de sobrevivencia, una herencia de nuestros primitivos ancestros? “Sólo en cierta medida -responde el doctor Luis Vera psicoterapista del hospital de Santa Ana, de París- Porque hay una diferencia fundamental entre un temor y una fobia. El temor se siente ante la presencia de un peligro. La fobia anticipa el peligro.
La conducta de una persona con fobia está caracterizada por la evasión. Toda su vida está marcada por el deseo de evadir los estímulos ansiosos. Una persona con una fobia real no se en frenta nunca al motivo de su angustia: lo evita. Y al hacerlo su mundo se estrecha. Las personas con fobia terminan teniéndole temor a su propia ansiedad, perdiendo el control sobre sí mismas”.
Claustrofobia
La claustrofobia es, sin duda, una de las fobias más comunes. Para quienes la sufren, la sola idea de un túnel, un cielorraso o un sitio cerrado es intolerable.
El simple hecho de pensar en su fobia puede producirles un ataque, y la gran paradoja es que a pesar de su deseo de escapar, su ansiedad es tan fuerte que son incapaces de hacerlo. ¿Cómo sucede esto? ¿Cómo es que nuestra mente anticipa el peligro y nos lanza a una situación «desastrosa» que se apodera completamente de nuestros cuerpos?
El doctor Chneiweiss explica: «Hay una hipótesis genética sobre el origen de las fobias. De alguna manera, una fobia puede ser considerada una enfermedad hereditaria. Un estudio realizado en los Estados Unidos muestra que hay más niños con fobias en las familias que tienen un padre ansioso (30 a 40 por ciento más).
Pero esto puede también significar que los padres con fobias tienen una forma particular de criar a sus niños desarrollando en ellos la ansiedad. Una madre que les tiene fobia a las calles, llevara consigo a los niños adondequiera que vaya para sentirse más segura, y les creará un desequilibrio, pues los ni nos percibirán que la situación no es normal y sentiran el miedo latente de su madre.
En Canadá, los investigadores han hecho observaciones en gemelos monocigóticos (con idéntica herencia genética) separados al nacer y con vidas totalmente diferentes. Y han encontrado que si uno de los gemelos sufre de una fobia, hay un 50 por ciento de posibilidad de que el otro tenga la misma fobia (mientras que la probabilidad es de sólo diez por ciento en el caso de los gemelos dicigóticos). Es claro, por tanto, que las fobias pueden ser una característica hereditaria, de la misma forma que lo son el color del cabello o cualquier otro don”.
Colombofobia
En algunas ciudades de Europa, la fobia a las pa se ha vuelto muy común. “Nosotros -dice el doctor Vera- hemos encontrado esta fobia en unos de los pacientes del Hospital de Santa Ana. Los sujetos evitan ciertas calles y plazas que viven atestadas de palomas. ¿Qué peligro real puede motivar esta fobia? ¿Tal vez la cantidad de las aves? ¿O la fama que tienen de ser animales muy sucios? ¿O la idea de que pueden transmitir enfermedades? Es difícil saberlo.
Pero en un caso tan específico siempre existe la tentación de buscar otro posible origen de la fobia: una experiencia traumática. El principio es bien conocido: un en cuestión experimenta un gran temor relacionado con las palomas. Después se olvida de él, pero su cerebro mantiene la conexión palomas-ansiedad».
Según el doctor Chneiweiss, el principio de asociación es esencial para entender las fobias. «Aun así -dice- nosotros nunca tratamos de regresar al posible trauma. Y hay dos razones para ello. La primera es que no hay nada que pueda probar que dicho trauma existe. Nuestra mente es capaz de transformar ciertos signos en elementos de ansiedad sin que haya habido ningún accidente. Pero además porque ahora sabemos que descubrir el trauma inicial no necesariamente contribuye a la terapia. Porque si la fobia está asociada con ciertos signos, ellos nunca se refieren a trauma original Por el contrario, éste ha sido evacuado de la memoria. Es un vínculo neuronal. Un circuito interior, completamente autónomo. Es por ello por lo que la visión psicoanalítica de las fobias no es muy fértil. Las fobias tienen que ser combatidas con sus propias armas: los mecanismos de asociación, penetrar los vínculos neuronales e ir rompiéndolos uno a uno. Desde 1924, gracias a los trabajos de Mary Clover-Jones, la psicóloga inglesa, nosotros sabemos que una fobia puede ser aprendida y por lo tanto puede ser olvidada Es cuestión de condicionamientos”.
PSICOTERAPIAS
Fobia a los ascensores
La fobia a los ascensores es un verdadero problema. La mayoría de las personas -en las ciudades- tiene que usar estas máquinas varias veces en el dia. Podrían utilizar las escaleras, pero los arquitectos que diseñan los grand edificios no suelen ofrecer esa alternativa.
¿Qué hacer entonces? ¿Qué tratamientos están disponibles para estos pacientes? Hay varios, pero el más efectivo parece ser el conductista.
Explica el doctor Vera: «Un tratamiento conductista comprende doce sesiones. En las primeras se usan los métodos relajación de Jakobson o Schultz. El paciente aprende relajarse y a asociar ciertas imágenes con esta relajación, entre ellas el objeto de la fobia. Poco a poco el paciente se apropia de tales estímulos objeto real, y al afrontar el sustituye esos estímulos con lo que para él es una fuente donde de relajación”.
¿A dónde apunta este método? ¿A una simple confrontación entre el sujeto y el objeto de su fobia? ¿A mostrarle a él que no hay peligro? No. La idea es sustituir la asociación “estímulo/ ansiedad» con aquella de «estímulo/ relajación”, creando entre el paciente y su ansiedad un estímulo que genera relajación.
Exagerando un poco, uno podría decir que una persona»curada» terminará por ver en el objeto de sus temores un motivo de relajación, o cuando menos un sujeto de indiferencia. Este método magnifica el que usamos para difuminar los miedos ordinarios.
Por ejemplo, el niño que tiene miedo de entrar en un cuarto oscuro y pronuncia una fórmula mágica o realiza algún ritual, en un segundo espanta su temor. Lo que hace es desconectar la asociación»oscuridad/miedo”.
Es el mismo principio que se usa en el tratamiento conductista: las personas que sufren la fobia aprenden a romper con los condicionantes que alimentan su ansiedad.
Agorafobia
Las personas que sufren de agorafobia (de la palabra griega agora, sitio de reunion de la Asamblea, y phobos, temor), perciben la inmensidad de la multitud como una forma de encierro, de opresión. Las personas que tienen esta fobia también temen a los grandes almacenes, las grandes autopistas y, en general, los espacios abiertos La consecuencia de esta ansiedad puede ser que las personas desechen completamente la vida por fuera de sus casas los agorafóbicos pueden llegar no salir nunca sin estar acompañados.
En algunos casos, los sicoterapistas pueden prescribir medicamentos, usualmente antidepresivos. La prescripción, sin embargo, no tiene nada que ver con aquella que se le da a alguien que sufre de depresión. La dosis es muy diferente, y corresponde a una posología que sería muy inusual en un caso de depresión.
Para tratar una fobia no se prescriben mais de 10 miligramos de Prozac, por ejemplo, mientras que en un caso de depresión la prescripción suele ser de 20 a 40 miligramos. Muchas personas dudan, sin embargo, de tomar este tipo de medicación porque piensan que pueden quedar “enganchadas”. ¿Es ello posible? La respuesta del doctor Chneiweiss es negativa: «Los antidepresivos tienen un efecto curativo en ciertos incidentes ‘neuronales’, sean depresión o ansiedad.
Una vez el paciente ha mejorado,le resulta fácil abandonar esas drogas. Los antidepresivos no generan dependencia” Pero, según él, tampoco solucionan el problema. Se ha observado que los tratamientos que incluyen medicación, aunque en algunos casos son exitosos, no excluye la recaída.
Se considera que un 50 por ciento de las personas con fobias que tratadas con antidepresivos, tarde o temprano tienen una recaída.
TRATAMIENTOS DE CHOQUE
La fobia de volar
Muchos viajeros sufren de ansiedad cuando abordan un avión(cerca del 15 por ciento de los pasajeros). Por eso, algunas compañías aéreas han iniciado cursos “anti-estrés» para una mejor comprensión de este medio de transporte. Marie-Claude Denotan, la psicóloga encargada del programa»Domar el avión», de Air France, explica: «Nosotros comenzamos el programa con una discusión para definir el perfil del sujeto y su ansiedad. Después viene un curso en grupos, que dura cinco horas se divide en dos partes. En primera el capitán explica como funciona el avión y describe los fenómenos físicos que le permiten volar. En segunda, la persona aborda un simulador, un aparato que reproduce todas las situaciones que se presentan durante el vuelo y que es usado por los pilotos en su entrenamiento.
La calidad del simulador y la precisión de las imágenes de computador le hacen vivir a la persona todas las situaciones, aun las más extremas que podrían presentarse. Las explicaciones del capitán y las maniobras que se realizan en el simulador, causan un efecto muy tranquilizador.
En la actualidad, nosotros atendemos cerca de 50 personas cada mes en el programa, y creemos que tenemos éxito en el 80 por ciento de los casos. Pero entendámonos: el curso está dirigido únicamente a las personas que sufren de una ligera ansiedad y no una profunda fobia al avión.
Nosotros evaluamos si la persona está sufriendo una forma de ansiedad o si su angustia está ocultando una fobia, tal como claustrofobia o agorafobia este caso(cerca del 25 En por ciento de nuestros candidatos) aconsejamos a la persona que se someta a una psicoterapia».
El miedo a las arañas
De tarde en tarde, en el zoológico de Londres tienen lugar extrañas reuniones. Grupos de treinta personas se someten a terapias hipnóticas, como parte de un programa famoso en toda Gran Bretaña denominado “Amigos de las arañas».
Todos les tienen fobia a las arañas esperan superar su temor. El programa lo dirige el psicólogo Robert Farago, quien explica a los asistentes que las arañas no son peligrosas y, bajo profunda hipnosis, los conduce a un cuarto donde ellos se acercan, miran y tocan arañas cada vez más grandes. El programa alcanza su punto máximo cuando cada participante toma en sus manos una enorme araña peluda.
En su mayoría ellos salen luego, serenos, en posesión de un diploma, habiendo superado un temor que horas antes les parecía insuperable. La convergencia de descripción racional, de la hipnosis y de un trabajo en grupo, es lo que explica, al parecer, el éxito de este método. Hay un espíritu de emulación, de mutua motivación entre los participantes, que los conduce a superar el miedo.
De los 30 miembros del grupo, un promedio de 25 terminan sosteniendo una gran araña peluda. Los especialistas son cautelosos con estos métodos, sin embargo, y no creen que sea posible obtener en un simple curso los mismos resultados que se obtienen a lo largo de un periodo mayor. Más aun creen que no es aconsejable para una persona con una fobia sería, desafiar el objeto, de su ansiedad.
Los estímulos pueden amplificarse, y los ataques volverse más serios, y por eso, según ellos, lo mejor es ir despacio, buscando modificar la conducta del individuo. El doctor Chneiweiss afirma: «Hasta ahora se pensaba que era posible modificar las conductas mediante cambios de pensamiento. Nosotros podemos demostrar ahora que lo contrario también es posible: cambiando la conducta, nosotros podemos tener una influencia psicológica en la mente y lograr una curación”.