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Cultura Música

Rock en español, más que una moda pasajera

El rock en español fue el fenómeno musical de 1988, una cultura que se consolidaba y que tenía en grupos como Soda Stereo uno de sus principales representantes.
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septiembre 4, 2014
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EL FENÓMENO

Dice la leyenda que, gracias a la guerra de las Malvinas, comenzó a hacerse rock en español en la Argentina. Que gracias al conflicto, los, argentinos dejaron de escuchar música cantada en inglés. Que fue en ese momento cuando nació el rock en español. Sin lugar a dudas, el conflicto de las Malvinas abrió una puerta muy importante a los grupos locales, que no tenían hasta la fecha mayores posibilidades de entrar a la radio.

Pero resulta muy ingenuo pretender que, de la noche a la mañana, se formó un movimiento musical tan sólido como el argentino. En 1982 Charly García, Luis Alberto Spinetta, Litto Nebbia, León Giecco y muchos otros ya eran verdaderos ídolos capaces de llenar durante noches enteras los escenarios en los que se presentaban. Que la radio no los tuviera en cuenta, que fueran considerados subversivos o enemigos de la moral, especialmente durante los gobiernos militares, es otra cosa. Pero Miguel Mateos o los integrantes de Soda Stereo les deben mucho a estos antecesores que, en el peor de los casos, les sirvieron de referencia para saber qué era lo que no querían ser.

Lo que aún no está muy claro es por qué, eso sí de la noche a la mañana, el rock en español comienza a ser importante para los promotores de las casas disqueras. Al fin y al cabo, durante décadas habían saturado el mercado del rock con las ediciones de los principales discos que aparecían en Europa y los Estados Unidos. En el caso colombiano no se trataba de un negocio boyante ni mucho menos. Pero las casas disqueras publicaban los discos «obligatorios» (por decir algo Beatles, Rolling Stones, Phil Collins, Madonna, Michael Jackson) y muy de vez en cuando se embarcaban en alguna aventura discográfica: el disco de la Banda Nueva, los discos de los Flippers, otros aún menos divulgados tales como Tribu 3 o Ship. El mercado del rock, con ventas ridículas si se compara con otros países, era, y todavía sigue siendo, aunque no tanto, más una cuestión de good will que un buen negocio.

Ahora las cosas son distintas. Además de Michael Jackson, Whitney y Houston y compañía, también aparecen Soda Stereo, Virus, los Hombres G, algo que nunca ocurrió en los tiempos de Sui Generis, Companya Electrica Dharma o Tequila

Este cambio de actitud de las casas disqueras no se debe, obviamente, a la guerra de las Malvinas. ¿Por qué se vuelve importante el rock en español? Una posible explicación, no comprobada ni mucho menos, podría ser que las grandes casas disqueras con representación en América Latina, debieron preguntarse en más de una ocasión por qué un continente (o subcontinente), con países tan importantes como México, Brasil o Argentina, con una población de más de 300 millones de habitantes, de los cuales un porcentaje apreciable son jóvenes que viven en ciudades, apenas representan el 2 por ciento de las ventas mundiales. Y, muy seguramente, buscaron estrategias para entrar en estos mercados.

El rock en español, con el antecedente positivo de la Argentina, era un ejemplo muy diciente de lo que podía ocurrir si se manejaba ese mercado de un modo adecuado. Existen indicios que comprueban estas teorías. Si uno mira los viejos discos de rock, por lo general son producidos por sellos locales, lo que ahora llamaríamos «sellos independientes». Los viejos discos de Charly García son Sazam Records. Ahora que suena en la radio, tiene un contrato con CBS, que es la misma casa disquera de Soda Stereo y Andrés Calamaro. Los Prisioneros ficharon con la EMI, Miguel Mateos ahora está con el grupo BMG. Pasaporte de Colombia firmó contrato con la WEA internacional. Ya no es un producto local o artesanal. Ahora es un producto que debe pegar en varios países, como ha ocurrido ya con Soda Stereo o Miguel Mateos, este último un ídolo en México. Pero no cualquier grupo entra en la danza de los millones. Son muy pocos los que logran trascender las fronteras nacionales. Bastantes otros apenas pueden aspirar a grabar un disco sencillo. Otros aparecen y desaparecen sin dejar ninguna huella.

Y esta, que parecería una simple anécdota (muchos son los llamados y pocos los elegidos), también tiene mucho que ver con otra característica que comienza a debatirse Cada vez más. Porque los mejores grupos, los que más aportan o innovan no necesariamente son los que están en la cumbre. Sin contar con el aporte de los pioneros que no alcanzaron a vivir la actual bonanza, existen otros grupos que, aunque lejos de estar en el ostracismo, apenas si se han hecho conocer más allá de las fronteras de su patria. España es un país que presenta gran cantidad de ejemplos de ese tipo. Los discos de oro y platino suelen repartirlos entre Mecano, Hombres G, Duncan Dhu, Alo Alo o Gabinete Caligari. Pero detrás de ellos está el trabajo de Siniestro Total, Os Resentidos, Parálisis Permanente, mucho más creativo. Lo mismo ocurre en Argentina, aunque el caso de Soda Stereo es fuera de serie. Esta agrupación, además de ser muy comercial, en el buen sentido de la palabra, ha sido innovadora en muchos campos. Por ejemplo, a partir del auge de Soda Stereo, muchos de los músicos que antes estaban a la vanguardia no tuvieron más remedio que ir detrás de ellos, no por razones de tipo estratégico, sino porque se dieron cuenta de que su camino ya no llevaba a ninguna parte. Ahora Charly García ha dejado de lado las letras trascendentales y se dedica a cantar «no voy en tren voy en avión» y cosas por el estilo.

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