Para la Copa América de 1936-1937 (realizada en Argentina, la única que se ha jugado en dos años), Brasil se enfrentaba a Perú. Era el 27 de diciembre y había llegado la hora del encuentro pero, como si fueran a una fiesta en Cartagena, ambos equipos llegaron de blanco. Por obvias razones alguno de los dos tenía que usar otra camiseta, así que se realizó un sorteo para determinar qué equipo debía buscar otro uniforme. Brasil perdió, y aunque las razones no son muy claras, jugó con la camiseta de Independiente de Avellaneda, uno de los equipos más tradicionales de Argentina. Los brasileños ganaron 3-2.
Pasaron las fiestas de año nuevo y el 3 de enero Brasil se enfrentó a Chile. Ambos equipos salieron al terreno de juego con camisetas blancas. Vuelve y juega, la suerte de quién tenía que conseguir uniforme le cayó otra vez a Brasil. La leyenda cuenta que un colaborador de la CONMEBOL-que estaba en el partido y era hincha de Boca Juniors-, aconsejó usar el uniforme del club xeneize. Dicho y hecho, consiguieron los uniformes, el juego se puso en marcha y el “scratch” derrotó 6-4 a la selección austral.
A Brasil se le llama la selección Verde-amarela por los colores de su uniforme, pero no siempre los ha usado. Al principio, muy al principio, hablamos de 1930, año en el que se disputó la primera Copa Mundial (en Uruguay), jugaba con camiseta blanca y pantaloneta azul, un uniforme que para muchos traía consigo mala suerte, pues fue la vestimenta que usaron el día que pasó a la historia como “El Maracanazo”, cuando perdieron contra Uruguay la final del mundial de 1950, del que eran anfitriones. Para el siguiente mundial (Suiza 1954), luego de hacer una campaña nacional para encontrar el nuevo uniforme, uno que representara mejor los colores del país y que alejara el infortunio, Aldyr García Schlee, un diseñador de 19 años propuso los actuales colores del uniforme de la selección pentacampeona del mundo.