Wes Craven, uno de los padres del cine de horror murió anoche a los 76 años, víctima del cáncer cerebral. Su carrera como director abarcó casi cuatro décadas y cerca de treinta títulos, entre los que se cuentan un par de películas de televisión y algunos capítulos de La Dimensión Desconocida.
Tanto desde la silla de director, como en sus roles de escritor y productor, Craven estuvo dedicado al cine de horror, con un par de notables excepciones que se destacan en su filmografía: un segmento de Paris, je’taime y un episodio de la serie de antología Disneyland. Comenzó su carrera escribiendo, dirigiendo y editando Last House On The Left (1972), la perturbadora historia de una pareja que cobra venganza de la pandilla que violó y asesinó a su hija. Hecha con un presupuesto de $87.000, la película terminó recaudando $3 millones en taquilla, estableciendo a Craven como un nombre de peso en Hollywood.
En 1977 estrenó The Hills Have Eyes, en la que una familia suburbana se queda varada en el desierto de Nevada y es atacada por una tribu de caníbales endógamos. La película —que inicialmente recibió una clasificación de X por la violencia gráfica de algunas de sus escenas— recaudó $25 millones en taquilla, se ha convertido en una película de culto y engendró una secuela dirigida también por Craven, aunque más tarde la repudió, declarando que la hizo solo porque necesitaba el dinero, y un remake que a su vez contó con una secuela propia.
El legado
Luego de dirigir tres películas mediocres —aunque vale la pena darle una mirada a Swamp Thing, adaptada del comic de DC Comics— llegó en 1984, A Nightmare On Elm Street (Pesadilla Sin Fin), el éxito que lo consolidaría como referente del cine de horror y uno de los padres del género slasher. En la película, el actor Robert Englund encarna a Freddy Krueger, un pedófilo linchado por los padres de sus víctimas y que vuelve del más allá para cobrar venganza en los sueños de los niños. Escrita y dirigida por Craven, la película marcó el resurgimiento del género slasher, y catapultó al personaje de Freddy Krueger como uno de los villanos más malos de la historia cinematográfica, pero también de los más carismáticos.
Mientras que sus contrapartes de la época —Jason Voorhees en Friday The 13th y Michael Myers en Halloween— eran silenciosos asesinos de movimientos lentos y firmes, Freddy exhibió desde el principio un macabro sentido del humor y una inclinación a jugar con sus víctimas más que a simplemente intimidarlas con su presencia. El éxito de la película dio inicio a una saga y Krueger volvió a la pantalla grande en seis secuelas de Pesadilla Sin Fin, así como en Freddy vs. Jason en la que se enfrentaba al protagonista de Viernes 13.
A mediados de los noventa, el género de horror había caído en el desprestigio, con la sensación de que todo se había hecho ya y que no había forma de impactar o sorprender a las nuevas generaciones. El género necesitaba sangre nueva y eso fue precisamente lo que Craven le dio en 1996.
Sangre fresca
Una estudiante de preparatoria está sola en su casa cuando recibe una llamada de un desconocido que le pregunta cuál es su película de horror favorita. La conversación se empieza a tornar tensionante cuando el desconocido empieza a amenazar a la chica, interpretada por Drew Barrymore. Nos preparamos para verla gritar y huir de un asesino durante las casi dos horas que dura la película cuando… Drew muere. A los 12 minutos de película, muere la que creímos que era la protagonista, un giro en la trama con el que Craven tomó desapercibida a la audiencia en Scream y demostró que no iba a seguir las reglas preestablecidas por otros filmes.
La película se estrenó pocos días antes de la Navidad de 1996, para darle a los seguidores del género una alternativa a la cantidad de cintas familiares de la época y demostró ser un éxito tanto en taquilla como ante la crítica. El éxito de Scream radicó en gran parte en reconocer la existencia de clichés en el cine de horror y mantenerse alejado de ellos, cambiando las reglas del juego y abriéndole camino a nuevas franquicias como I Know What You Did Last Summer y Urban Legends. Craven volvió a la silla del director en 1997 para la segunda parte, en el 2000 para la tercera y en 2011 para Scream 4, que sería su última película.
En una época de remakes y en la que los grandes y pequeños estudios tratan de ir a lo seguro, será difícil encontrar pronto un sustituto digno para Wes Craven, el hombre de sonrisa afable que fue responsable por las pesadillas de toda una generación.