EN MOVIMIENTO UNA VIDA
Oliver Sacks
Anagrama
Barcelona, 2015.
378 páginas
Nació en Inglaterra, en una familia judía, en la cual padre, madre y dos hermanos eran médicos. El tercero, esquizofrénico, fue durante muchos años mensajero y repartía paquetes que creía encerraban claves mesiánicas. Oliver Sacks (1933-2015) publica esta autobiografía en el mismo año de su muerte por cáncer.
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El profesor de neurología clínica en Estados Unidos revela varias de sus pasiones: las motos, levantar pesas, la natación y el submarinismo, su homosexualidad, el consumo de anfetaminas. Mediante casos clínicos de pacientes que trata, estudia las migrañas y las alucinaciones, enfermedades mentales como aquella del pintor que perdió el sentido del color o el del hombre que confundió a su mujer con un sombrero. Humanos, brillantes, estos perfiles nos abren la otra cara del cerebro, en conmovedores episodios de mudos que pronuncian por fin su primera palabra. Estas historias se cruzan con la suya, en un hospital del Bronx o de las hermanitas de los pobres, y su trabajo con los pacientes postencefalíticos a quienes suministra L-dopa. Pero la terminología médica no disimula los dramas, los dolores, los fracasos, y las auténticas resurrecciones.
A partir de estos traumas, están también sus cincuenta años con el mismo sicoanalista o su amistad con figuras tan llamativas como el poeta Auden. Esa indagación en los abismos del pensamiento, en preguntar por la base biológica de la conciencia, se reflejaría en películas célebres como Despertares, basada en un libro suyo, con la actuación de Robin Williams y Robert de Niro o en obras de teatro montadas por Peter Brook o Harold Pinter.