Leila Guerriero nació en Junín, Argentina en 1967 y se volvió periodista sin haber asistido a un solo curso. Lee desde los seis o siete años y aprendió más cosas sobre escritura viendo Lawrence de Arabia que leyendo manuales de estilo y redacción.
A continuación vea los libros de la escritora argentina que marcaron su vida.
El oficio de vivir, el oficio de poeta
Cesare Pavese
Me lo regaló mi padre, cuando yo tenía 20 o 21 años, y desde entonces lo he leído decenas de veces, en orden o en prolijo desorden, deteniéndome con cuidado en frases como esta: «Nunca más deberás tomar en serio las cosas que no dependen solo de ti. Como el amor, la amistad y la gloria”.
Madame Bovary
Gustave Flaubert
La primera vez que lo leí me indignó. No el libro, sino ella, Madame Bovary, en quien solo vi a una irritante manipuladora de manual. Con los años, y las relecturas, se transformó en uno de esos libros más grandes que la vida. Por audaz, por moderno, por infinito.
Las Palmeras salvajes
William Faulkner
El primer libro de Faulkner que leí, ahora literalmente destrozado por lecturas y relecturas. Fue el primer encontronazo, o el que más recuerdo, con un libro de una lectura exigente, estructura difícil, y una sordidez y elegancia asombrosas.
Los hermanos Karamázov
Fiodor M. Dostoievski
Lo leí solo una vez, cuando era muy chica, pero fue la puerta de entrada a un autor en cuyas novelas me hubiera quedado a vivir largas temporadas.