En plena crisis de madurez, Bennie Salazar, que en los setenta formó parte de una banda punk y ahora es un alto ejecutivo de la decadente industria discográfica, se echa copos de oro en el café para recuperar el apetito sexual. Sasha, su asistente, después de haber viajado mucho y no siempre en circunstancias felices, se trata de su cleptomanía con un psicoanalista que viste jerséis estrambóticos.
El tiempo es un canalla (A visit from the goon squad) es un conjunto de cuentos cortos en el que cada capítulo sigue a un personaje secundario de la historia anterior. Porque cada personaje tiene una historia que contar, Egan explora los caminos de personajes que van desde una relacionista pública caída en desgracia que intenta lavarle la cara a un general genocida hasta un periodista que ha estado en prisión por abusar de una estrella de cine adolescente.
Con el rock palpitando en cada una de sus páginas, El tiempo es un canalla es un entramado fascinante que pasa por lugares como Nueva York, San Francisco, Kenia, Nápoles o el desierto de California, y cubre un período que va de los años setenta hasta el 2020.
La mirada punzante de Jennifer Egan aúna lo cómico y lo trágico, y consigue que los fragmentos de tiempos y espacios dispersos converjan en una novela polifónica e innovadora que recurre a técnicas narrativas insólitas para acabar trazando un lúcido retrato de la era digital.