«Pensarás que parezco imbécil (bueno, eso ya lo pensabas), pero el otro día se me ocurrió buscarnos en la Red».
Qué distinta era la vida en 2002. No había redes sociales. No se podía espiar en silencio a ese ex que tanto atormenta. No se sonroje, todos lo hemos hecho. También lo haría Net, el protagonista de la novela ‘La vida en las ventanas’ de Andrés Neuman si la trama se desarrollara, digamos, en 2010. Es más, si Neuman llegara a escribir la segunda parte, no escribiría correos electrónicos sino tuits, o quizá Snapchats. (Aunque, si Net es un treintañero, jamás entenderá el encanto de Snapchat)
La novela está consiste en una serie de emails que Net le escribe a Marina, una ex que no parece tener la más mínima intención de contestar, y, sin embargo, nuestro narrador no se cansa. Net le va contando a Marina lo que ve desde su ventana, las aventuras y desventuras de la familia disfuncional con la que convive, el desgaste de la relación con Xavi, su mejor amigo, y el desarrollo de una nueva relación con Cintia, una morena que lo enloquece desde que lo conoce y lo inspira a dejar atrás a su familia para convertirse, bien o mal, en un adulto.
Y es que quizás ser adulto sea dejar de ver la vida desde la ventana para empezar a vivirla activamente. Decir «adiós, fantasma», cerrar el chat, o, en términos de 2016, poner el celular en silencio y empezar a experimentar la vida en carne propia.
‘La vida en las ventanas’ pasó más de una década agotada y Alfaguara acaba de relanzarla a petición de los fanáticos de Neuman.