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La asfixia de una cocina para una persona migrante

La revista Diners conversó con el actor mexicano Raúl Briones, protagonista de 'La Cocina', la más reciente película del director Alonso Ruizpalacios. En esta entrevista, Briones habla sobre la migración, la masculinidad y otros temas abordados en esta cinta aclamada por la crítica.
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febrero 14, 2025
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El director de cine mexicano Alonso Ruizpalacios imprimió su historia personal en La Cocina, película mexicana y estadounidense inspirada en la obra de teatro homónima de Arnold Wesker, que él mismo dirigió en el 2012. 

La historia de esta cinta aclamada por la crítica está inspirada en la vida del mismo director, quien en su juventud trabajó en cocinas del globo norte para poder subsistir como inmigrante. Es así como en cada escena vemos lo que significó esta experiencia para él; y a su vez, aprovecha para retratar la precariedad laboral y lo díficil que es regularse en un país como Estados Unidos. A esto se suma otro elemento importante en su vida, y es su trabajo como director de teatro, para dar esa sensación, usó planos secuencias y fotografía en blanco y negro. 

Esta historia se desarrolla en el restaurante de The Grill, donde personas de diferentes nacionalidades trabajan de forma irregular en Estados Unidos. Allí, el protagonista es Pedro, uno de los cocineros mexicanos que lucha por lograr sus sueños.  

‘La Cocina’ se estrenó en cines en México y usted puede ver esta película en la plataforma de streaming de Max.

La Revista Diners habló con Raúl Briones, que interpreta a Pedro en La Cocina.

La Cocina
Foto cortesía La Cocina.

¿Cuál fue el proceso que hizo para interiorizar a su personaje? Usted fue a lugares de trabajo donde hay mayoritariamente población migrante… 

Desafortunadamente, muchas de las personas de Latinoamérica tenemos a alguien que ha vivido la experiencia migrante; no es ajena en un contexto latinoamericano. Entonces veo las consecuencias catastróficas de lo que pasa en los pueblos cuando la gente se va, porque las dinámicas sociales requieren del grupo y la gran mayoría de mi generación está afuera de esos pueblos. Por eso, mi conexión con la historia es muy personal.

Aparte, yo vengo del mundo obrero, también tengo la experiencia de la opresión de clase y no hace falta nada más que combinar esas dos cosas para sentir lo que siente Pedro, que es la injusticia social. De inicio, si pones estos elementos y les despojas de sus derechos a las personas, se van a volver una olla express que va a explotar.

Escuchando su respuesta, usted dice que la migración es algo catastrófico, pero, ¿no cree que es un concepto inherente y necesario para el ser humano?

Absolutamente, la migración es un derecho humano, ni siquiera es un derecho humano, es un hecho. El problema es el sistema que lo frena. Como esta frase que dicen que cuando viene alguna catástrofe es un desastre natural. Yo no creo que sea un desastre natural, es un desastre social. Es simplemente un huracán. Un huracán es una fuerza de la naturaleza que existe desde hace mucho tiempo.

No tiene nada que ver con la naturaleza, tiene más que ver con la artificialidad del ser humano y un sistema que depreda todo a su alrededor. Y en ese sentido, las fronteras vuelven catastrófica la migración.

Hay una escena en particular en la que usted está en un estado de histeria muy alto. ¿Qué pasaba por su cabeza en ese momento?, ¿qué estaba sintiendo?

Soy muy autorreferente y autobiográfico. No tengo miedo en dejarle a mi personaje pasar un poco de mi código postal, de mis heridas, de mis dolores y la industria restaurantera no es muy distinta de la industria cinematográfica. La industria cinematográfica sigue teniendo muchas violencias que hay que eliminar por la misma dinámica del sistema.

Todo ese punto fue lo que volvió el grito desesperado de Pedro, que tiene que ver con cuestionar el trabajo y de que ahí no puede haber emociones o que para ser un buen trabajador tienes que dejar de ser persona. Es una fusión entre el viaje del personaje, entre mi viaje personal como sujeto político, como activista, como alguien preocupado por el entorno social y por las dinámicas tóxicas de la propia industria cinematográfica.

Anteriormente, usted ha trabajado con el director de esta película, Alonso Ruizpalacios. ¿Qué le atrae de trabajar con este cineasta?

Algo que me atrae y, es una de las cosas más difíciles de actuar con Alonso, es que no es un hueso fácil de roer. Es un hombre muy ambicioso artísticamente, muy creativo, inquieto, necio y casi todo eso yo también soy. Entonces esta combinación siempre trae algo muy nutritivo, muy fértil en el terreno para la creatividad. Además, siento que es un director que intenta dialogar con la realidad no solamente desde un lugar intelectual, sino intentando ver qué es lo que le está pasando a la sociedad y proponer una respuesta, o por lo menos, preguntas.

La Cocina
Foto cortesía La Cocina.

A lo largo de la película, se ve una crítica sobre la cultura machista latinoamericana que es bastante sutil. ¿Qué hizo el equipo y usted, como Pedro, para que fuera así? 

Soy una persona no binaria y llevo mucho tiempo reflexionando en torno al género, a los distintos feminismos, al mandato de masculinidad y a lo difícil que es encarnar el mundo desde el masculino hegemónico y lo mucho que sufren todas las personas que tienen que interpretar ese rol.

La Cocina
Foto cortesía La Cocina.

Creo fervientemente que la película es una tragedia y mucha de su tragedia es por el comportamiento de Pedro, que es francamente tóxico. A lo largo de la película lo único que vemos es que Pedro es un hombre muy sensible, pero también es un hombre muy hombre. El problema es que si te sostienes en ese personaje, terminas haciéndote pedazos a ti mismo primero y luego a tu entorno. 

Justamente lo que le termina pasando a Pedro. Y luego también está esta cosa de lo que significa el capital en torno a proveer. Si tú eres proveedor, eres hombre. Y eso es lo que está intentando hacer Pedro en Estados Unidos. Si logra eso, entonces consigue la hombría. Y si logra la hombría, logra el estatus de ser humano.

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¿Cuál es su perspectiva del cine con las plataformas de streaming?, ¿piensa que hay una mayor capacidad por estos medios de hacer conocer una película?

Yo creo que sí, pelearse con cualquier cambio tecnológico es absurdo y va en contra de la propia evolución humana. Creo que las herramientas digitales llegaron a nuestra vida para hacernos la vida más fácil. El problema es que seguimos siendo seres humanos y tenemos que seguir indagando para no usar estas herramientas para lastimar.

Por otro lado, también las dinámicas de distribución en los distintos países tienen que tener un cobijo gubernamental y tiene que haber una legislación que proteja las distintas cinematografías para que el streaming no venga y se apodere de todo. Y entre más se vea el trabajo, entre más se comparta el mensaje, sobre todo un mensaje como este, pues mucho mejor, no importa cuál sea la herramienta que usemos.

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