“Soy de la generación de YouTube. Ahí me enamoré del jazz y lo convertí en un estilo de vida y una herramienta de libre expresión porque siempre sale algo nuevo de los solos y lo más bonito del mundo es que uno le puede dar su propia interpretación. Todo este trabajo en la música me ha permitido interpretar este género en Bangladesh, México, China y maravillar al público con esta tremenda música”, explica Jesús Molina en un tono de voz grave, mientras se confiesa fanático profundo de Diomedes Díaz.
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Jesús es alto y le gusta vestir camisas y blazers de colores -tal como lo hace en sus conciertos-. Su pelo lacio y desordenado por momentos llama la atención, y mientras habla es imposible adivinar que tiene 27 años, pues conversa con toda la confianza de un músico que ha recorrido el mundo gracias a la música. Su mirada es intensa y tiene el acento inconfundible de Sincelejo.
La vida de Jesús Molina
Este pianista es el menor de cuatro hermanos de una pareja de abogados y es el único de su familia con talento musical. De hecho, se enamoró de su instrumento gracias a su abuela, quien le regaló un teclado Casio cuando tenía cuatro años. Desde entonces pulió su talento hasta sorprender a los profesores de Berklee College, donde ganó la Beca Juan Luis Guerra de la Fundación Latin Grammy.
“Me impacta recordar el pasado y ver todo lo que ha sucedido en tan poco tiempo, porque empecé de forma seria en 2020 lanzando un par de canciones; luego hice mi primera gira en 2021 y después estuve en un escenario grande en 2023 en la India, llenando un teatro de 3.000 personas; luego, en otro teatro en Indonesia con 5.000 personas y eran lugares donde la gente pagó para venirme a ver exclusivamente a mí”, comenta Molina.
De hecho, su estilo y virtuosismo musical atrajo la atención de diferentes músicos del género, como el flautista Hubert Laws, la violinista Lucia Micarelli y sus colegas de Berklee: el bajista Guy Bernfeld y el baterista Cain Daniel.
“Lo que ha logrado Jesús es algo extraordinario y maravilloso. Nunca deja de sorprenderme cada vez que lo escucho tocar. Es una bendición y marca el comienzo de una gran carrera para un músico de talento inagotable”, dice Juan Luis Guerra sobre su pupilo musical.
La prueba de fuego de Jesús Molina
En el mundo de la música interpretar la melodía de otro artista está bien, pero crear una pieza musical de cero y sorprender al público está en otro nivel. Esto último le sucedió a Molina, quien llamó la atención de Bobby Colomby, el ex miembro fundador de la agrupación de jazz Blood, Sweat & Tears, quien aceptó producir su primer álbum Selah en los históricos estudios Village de Los Ángeles.
Con la experiencia de Colomby, Molina estrenó su álbum de estudio con 10 canciones que empieza con un viaje musical por Medio Oriente y rinde homenaje a sus ídolos Oscar Peterson, Chick Corea, Art Tatum, Errol Garner y Bill Evans. Luego fusiona ritmos brasileños, cubanos y europeos para convertirlos en piezas dramáticas, electrizantes y llenas de detalles complejos que revelan el talento del colombiano frente al piano.
“No se trata de la cantidad de notas que puedes tocar, sino de poder crear melodías memorables de manera espontánea. Hace tiempo no había estado inspirado por nada musicalmente hasta que escuché a Jesús”, dice Colomby.
Nadie es profeta en su propia tierra
Actualmente Jesús Molina es más escuchado en Estados Unidos que en Colombia. “Considero que nadie es profeta en su propia tierra, espero que por parte del Ministerio de Cultura se abran más espacios en el país para interpretar el jazz. Me encantaría asistir a cualquier festival nacional, porque ya he estado en todos los países del mundo menos en Colombia”, comenta el sincelejano.
El colombiano se prepara para mostrar su álbum Selah en Estados Unidos, en una gira que empieza el 4 de septiembre en Seattle (Washington) y termina el 29 del mismo mes en Boston (Massachusetts).