Decisiones para el intento de cumbre, 2
Por: Sergio Vargas
No sé si gramaticalmente esté bien, no sé si semánticamente sea correcto, lo que sí sé, es lo que siento… Suena como una de esas inolvidables frases del Chavo del Ocho o del Chapulín Colorado, algo así como “Sin querer queriendo” que no dice mucho pero dice todo; y es que así me siento desde el momento que tomé la decisión de renunciar a viajar con mí equipo para culminar el ascenso al monte Denali, y digo a “culminar” el ascenso porque las montañas no sólo se suben a partir del momento de llegar al campamento base y comenzar las largas jornadas hacia la cumbre, y después las largas y a veces más peligrosas jornadas de descenso, en donde de manera oficial se alcanza el objetivo; las montañas se comienzan a subir desde el momento mismo en que uno decide que las va a subir y eso sucede años o meses atrás, y a partir de ese momento comenzamos a escalar esa cumbre, con muchas jornadas de planeación, organización, gestión, entrenamiento físico y técnico que para este caso, ha demandado aproximadamente 6 meses de arduo trabajo.
Sin embargo, el trabajo más difícil es el de sintonizarnos como equipo con un objetivo común, mantenerlo vigente, sólido en su propósito y en su manera de contarlo. Estos 6 meses son la fracción correspondiente a esta expedición, pero que hace parte de los últimos 5 años de mi vida en donde de manera constante, he estado con mi equipo planeando, organizando, gestionando, entrenando y escalando las montañas del proyecto 7 cumbres sin límites.
En esta ocasión tome la decisión de renunciar en el último tramo, el de escalar. Ese tramo final que valida todo lo anterior, que es el que permite culminar con éxito todo lo hecho, para unos puede ser un elemento integrador de todo lo anterior y para otros puede ser todo. Yo soy un convencido que una cosa sin la otra no puede ser y también que todo lo que se hace, tiene como objetivo estar en la montaña, escalarla y alcanzar la cumbre. Por eso siento que como el título de mi bitácora, estoy sin estar estando…
Indudablemente soy y seguiré siendo parte de este equipo por siempre… Sin estar, porque mi cuerpo físico no está allá con mis hermanos, estando porque ya estuve allá en el Denali. Conozco muy bien esa montaña, sé lo dura que es, lo implacable cuando se porta mal y lo hermosa y majestuosa que es cuando nos deja entrar, es una montaña única.
Este es un momento crucial para nuestro equipo, es el momento de la verdad, deben estar subiendo al campamento de altura que en condiciones climáticas normales es difícil, pero cuando estas se extreman, es imposible y altamente peligroso para quienes toman la decisión de seguir.
Hace dos años, surcando la arista del Pulgar como se llama el trayecto después de superar las cuerdas fijas camino hacia el campamento de altura, iba encordado con Nelson Cardona atravesando una tormenta de 120 k/m por hora, con menos de 60 grados centígrados, que no permitía ver más allá de 50 cm de distancia, sobre la arista con un camino de 50 cm de ancho y a un lado 500 mts de caída y más de 1.000 mts al otro lado, protegiéndonos del fuerte viento con las rocas que encontrábamos y evitando quedarnos quietos por más de 5 minutos, porque de lo contrario podríamos tener congelamiento en alguna parte de nuestro cuerpo. Esa travesía y las siguientes 40 horas en el campamento de altura, han sido para mí la experiencia más extrema y peligrosa que he tenido en las montañas, teniendo en cuenta que no soy escalador profesional, sin embargo y para mi sorpresa días después de regresar de Alaska ya en Colombia, Nelson me confesó que para él había sido exactamente igual, uno de los momentos más difíciles en sus más de 30 años en las montañas.
Cuando pienso en ese suceso, le pido a Dios y a la montaña que la experiencia que tuvimos en esa oportunidad no la tengan que enfrentar de nuevo, sé para mi tranquilidad, que en esta oportunidad la estrategia de cumbre tiene muy contemplado el informe del tiempo y parte del plan está construido a partir de esa información, lo que incluso contempla la posibilidad de no parar en el campamento de altura, sino salir del Medical Camp y darle de una sin parar hasta la cumbre. De ser así, no dudo del éxito por las grandes capacidades de los miembros del equipo y el excelente entrenamiento que tuvimos en Chingaza y en Bolivia en el Huayna Potosí. Este es un equipo sólido, profesional y entrenado, sin embargo, eso no quiere decir que no necesiten de toda nuestra atención y la mejor energía; en la montaña uno entiende lo que significa la energía y ellos en este momento la necesitan de todos los que somos parte del equipo.
En todo momento estoy pensando en donde podrán estar, que estarán pensando y que estarán diciendo y haciendo, es un martirio masoquista, pero que me hace sentir más cerca de ellos.
Hay una tradición de cumbre, en la que nosotros hemos participado con expediciones amigas y es la de encender una vela solos o con otras personas; en comunión colectiva hacemos una oración, no necesariamente religiosa, pero si espiritual, para pedirle a la montaña que nos acoja, nos proteja y nos permita caminar con ella hasta la cumbre y después hasta su base. Es una ceremonia de energía donde todos los que somos parte de esto, nos unimos para mandarles ahora a ellos nuestros expedicionarios, la punta de esta lanza, los mejores augurios y energía para alcanzar su objetivo. Los invito a todos, a esta comunidad, a nuestros seguidores, a todos aquellos que hemos creído en el Proyecto 7 Cumbres, a no ser solo espectadores de lo que está pasando, sino protagonistas y sentirse parte del resultado de esta historia, pues esta expedición Denali 2014 “tiene que ver con usted”.
Encendamos pues las velas en conjunto, solos o acompañados, pero como un equipo, el equipo que somos, tomémonos una foto, manifestemos y declaremos nuestra mejor energía para nuestros hermanos, amigos y equipo, que está en su mayor momento de verdad.
Para mis hermanos de la montaña: Juan Pablo, Marcelo, Nelson Cardona (Piqui), Montejo, Joaco, Alex y aquí más cerca de mí Carlos y José. El más fuerte abrazo de amistad, amor, fraternidad, fuerza, calor y admiración. Estando aquí, sin estar pero estando allá.
Pd: Y seguramente como el Chapulín Colorado diría en este momento:
“Que no panda el cúnico, porque ellos lo tienen todo fríamente, especialmente fríamente calculado”