«El teatro es un arte que es capaz de representar lo que la sociedad tiene oculto. Permítannos hacerlo porque es una necesidad social demostrar, como lo estamos haciendo con muchos otros y otras, que otro mundo mejor es posible.»
Santiago García.
Por estos días Bogotá es un gran show. No solo por el Festival Iberoamericano de Teatro, esa gran fiesta que se tomó a la ciudad desde el 24 de marzo. También porque cada 27 de marzo, Día Internacional del Teatro, que para este 2012 tiene al maestro Santiago García como Embajador Mundial del Teatro, elegido así por el Instituto Internacional de Teatro (ITI) y la Unesco. García se une a personalidades mundiales como Wole Soyinka, Premio Nobel de Literatura en 1986 y el director ruso Anatoli Vassiliev, considerado la autoridad máxima del teatro en su país.
Para Tobías Binancone, director de ITI, el reconocimiento a García es especialmente significativo pues coincide con el aniversario número 50 de la celebración, que creó la Unesco con el fin de llamar la atención sobre la importancia del teatro en la cultura contemporánea.
En el mundo del teatro colombiano, García es ya una figura legendaria. Hace 46 años fundó el teatro La Candelaria, donde nacieron obras tan importantes como «Fémina Ludens», «Decaos y Decacaos», «Los diez días que estremecieron al mundo» y, sobre todo, «Guadalupe años sin cuenta» , y que con el tiempo se convirtió un escenario fundamental en la cultura capitalina. Para Manuel José Álvarez, asesor del Ministerio de Cultura para temas de teatro, “cuando se habla del teatro en Colombia inevitablemente se habla de Santiago García”. En cuarenta y cinco años son tantas las obras, casi todas de creación colectiva, tantos los actores que le deben su formación, tantas convocatorias y tantos premios, que se merece todos los homenajes que se le puedan hacer. Santiago García lleva realmente cuarenta y cinco años siendo embajador de la cultura colombiana.
Como parte de las celebraciones del Día del Teatro y del homenaje al maestro García, se organizó una lectura de la obra Guadalupe Años Sin Cuenta, una de las más conocidas de La Candelaria. La obra narra la vida de Guadalupe Salcedo, uno de los guerrilleros más temerarios de la época de la Violencia de los años 50 en Colombia. Bibliotecas, escuelas, y salas de teatro en todo el país hicieron una lectura colectiva en toda la geografía nacional.
Pero esta no es la única razón por la que en Bogotá hoy se vive una sola celebración teatral, pues paralelo al Festival Iberoamericano, desde el 23 de marzo y hasta el 13 de abril, se realiza el Festival de Teatro Alternativo, que desde hace 17 años se ha posicionado como un escenario para el que hoy más de 80 grupos, nacionales e internacionales, se dan cita en todas las salas alternativas de teatro, colegios, y otros espacios no convencionales.
El Festival Alternativo, creado por la Corporación Colombiana de Teatro en 1994, es un espacio que tiene como fin recalcar el carácter plural de la expresión teatral y darle un escenario a las nuevas propuestas que día a día nacen en nichos creativos en el país. Como en el Iberoamericano, en el Festival Alternativo habrá un componente académico, con seminarios, talleres y foros.
Para conocer la programación completa del Festival de Teatro Alternativo, haga clic aquí.
Siete preguntas con Santiago García
1. ¿Cómo fue el momento y las circunstancias en las que se fundó La Candelaria?
Hubo un acto de represión en la Universidad Nacional. No estuvieron de acuerdo con un artículo del programa de mano sobre la responsabilidad del intelectual, entonces decidimos con un grupo de estudiantes, actores y profesores, salirnos a fundar un teatro independiente. Fue una aventura que ya lleva 45 años.
2. ¿Cuáles han sido las mayores dificultades para mantenerlo abierto?
Económicas y también de reconocimiento al teatro colombiano por parte del estado y de los medios. Muchos no soportan un arte crítico. Se necesitan demasiados años para que las instituciones entiendan que el teatro es necesario como el pan y como el vino
3. ¿Ha cambiado el público desde que abrió La Candelaria hasta el de ahora?
Si claro, pero siempre viene gente muy joven
4. ¿En qué influyó su vida el estudio de arquitectura?
En el manejo del espacio, para un director es un asunto fundamental. También en la composición.
5. ¿Existe alguna obra que le gustaría mantener siempre en escena?
Seguramente la que estamos montando ahora
6. En su criterio, ¿qué puede aportarle el teatro colombiano a la escena mundial, justamente con su nombramiento como embajador?
No creo ser un bien diplomático. Más bien me he caracterizado por ser imprudente. Yo no quiero viajar sino invitar al mundo para que venga a ver el teatro que se hace en Colombia
7. ¿El arte, como dice en su discurso, podría hacer un mundo mejor?
Claro que si, el mundo podría ser mejor porque el arte amplia el universo y vuelve la vida más compleja.