Luego de 138 años, desde que se estrenara por primera vez en Rusia, El lago de los cisnes se presentará por completo en Bogotá.
Aunque hace varios años se pudo ver esta obra en el país, no se interpretaron los cuatro actos completos. En esta ocasión, de la mano de Tamara Rojo, la nueva directora artística del English National Ballet, llega la obra de Tchaikovsky este sábado 18 y domingo 19 de julio al Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo.
«Somos una de las mejores compañías y tenemos y unos de los mejores bailarines del mundo», es el resumen que hace Rojo de lo que se verá en el teatro. Y hay muchos motivos para pensar que es así. Esta producción, que ha recorrido ciudades como Beijing, Tianjin y Guangzhou, Singapur y más recientemente a Madrid, España, ha recibido solo críticas favorables.
Si bien es una obra clásica (presentarán la versión de Marius Petipa), desde la dirección de arte, hasta los bailarines, se han propuesto dejar una marca propia en su interpretación. «En todas las artes los clásicos están como punto de referencia, y es bueno que existan las réplicas de lo tradicional, como existen en el teatro o en la ópera, que se hace una versión de Tosca, que es muy parecida a la original, y es bueno también que haya gente que lo vea desde otro punto de vista», explica Rojo.
Para la directora artística de la compañía, el artista «debe mirar todo lo posible, aprender todo lo posible, y luego destilarlo, y tratar de poner lo que es de uno. Lo importante para un artista es su legado artístico, entonces si yo voy a imitar a otro artista, realmente mi carrera no tiene sentido».
Interpretar un clásico, como en todas las artes, ha resultado un reto para todos en el elenco. James Streeter, bailarín, ha estudiado con detenimiento la producción Swan Lake in-the-round, realizada en el Royal Albert Hall. «Puedes ver la obra cincuenta veces y la vas a ver diferentes cada vez, y eso es lo que me parece fascinante. Lo que hacemos está constantemente evolucionando», comentó Streeter.
La búsqueda de una interpretación cada vez mejor, es el empeño de esta compañía. Erina Takahashi, bailarina de esta obra, a pesar de ver en otras interpretaciones un espejo, también las ve como un reto para evolucionar en su baile y personificación. «No podemos decir si por ser un clásico es más fácil o más difícil. He hecho esta obra muchas veces, pero en vez de repetir cada vez, intento encontrar cosas nuevas. Así puedo crecer», confiesa Takahashi.
Si El lago de los cisnes ha perdurado durante décadas, es porque resulta fácil sentirse identificado con su base moral. «Lo bueno de los clásicos es que el concepto moral, la historia, es tan fuerte, que realmente las versiones no deben importar tanto. Mientras la base moral de la historia siga siendo consistente, el bien contra el mal, la generosidad vencerá contra la maldad, mientras esas cosas sigan en la producción, cualquier ser humano, venga de donde venga se puede ver reflejado», explica Rojo.
Isaac Hernández, bailarín mexicano, uno de los más jóvenes de la compañía, también ha tenido un efecto particular con esta obra. «Cada función que hago cambia algo en mí, veía al personaje de una manera diferente, y hasta escuchaba la música de una manera diferente», confiesa.
Tamara Rojo, viene dirigiendo la compañía desde 2012, y desde entonces las producciones han cambiado. «Es una compañía que se ha transformado, no solo en sus 51 años de historia, sino desde que yo la dirijo. Las raíces siguen siendo las mismas, lo que ha cambiado es la visión artística, el repertorio que hacemos, los bailarines, los maestros. He intentado incorporar coreógrafos y bailarines internacionales».
La interpretación musical de obra estará a cargo de la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia, con quienes la compañía británica se ha sentido muy a gusto. «Es un director de orquesta que ama la danza, que no es algo que se encuentra siempre. Entiende que el espectáculo es un todo. Si quitamos la música sigue siendo un gran concierto digno de ver», confiesa Rojo.