“Llegó un momento en el que pensé que eso era todo, que quizá estaba completa y que había hecho lo que se suponía que tenía que hacer”, expresó Demetria Gene Moore en su discurso al ganar el Globo de Oro a Mejor Actriz por La Sustancia, una de las películas más aclamadas por la crítica en el 2024 y de las opcionadas a ganar premios Oscar.
La vida de Demi Moore, quien empezó en el mundo actoral en 1982, ha sido de romper esquemas y abrir camino para las mujeres en Hollywood. Sin embargo, esta figura también ha pasado por momentos oscuros que han demostrado que es una persona resiliente y fiel a lo que cree.
La niña sobreviviente a un ambiente violento
11 de noviembre de 1962. Ese día nació Demi Moore, quien desde el comienzo no la tuvo fácil. La madre y su pareja tenían problemas con el alcohol. Su inestabilidad y adicción llevaron a que siendo muy niña se mudara en bastantes ocasiones y estuviera en ambientes insanos.
Hasta tal punto, que siendo una niña, fue abusada por un hombre con el que su madre había negociado. La actriz ha descrito que fue una situación traumática; por ejemplo, en su libro autobiográfico Inside Out, explicó que, “durante muchos años ni siquiera consideré que fuese una violación. Me convencí de que yo había provocado la situación. (…) Me sentí obligada a hacerlo porque eso era lo que ese hombre esperaba de mí, lo que yo había permitido”.
A pesar de ello, la perdonó para avanzar en su vida y la acompañó en sus últimos momentos, aunque no hubiera tenido contacto durante más de ocho años.
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Inicios de Moore en la actuación
Su primer papel fue Jackie Templeton en la serie de televisión General Hospital a principios de la década de los ochenta. Ahí, la actriz estadounidense se dio a conocer como una intérprete atractiva y talentosa al representar a una periodista en una serie de drama hospitalario similar a Grey’s Anatomy.
Después, salió disparada hacia el cine con El club de los cinco, cuando apenas tenía 23 años, con el rol de Jules, quien buscaba su independencia financiera en medio del inicio de su vida como adulta joven.
El trabajo actoral de Moore fue ampliamente valorado y la escogieron para Ghost, la sombra del amor, la cual fue aclamada por la crítica, pero supuso una contradicción para ella. Era famosa, recibía el sueldo más alto para una actriz con 12.5 millones de dólares en 1996 y participaba en producciones de gran alcance, pero la consideraba una actriz para “películas comerciales” y, dentro de ellas, no era alguien de talento para algo de mayor nivel.
Esto le generaba una gran inseguridad, de acuerdo con lo que dijo en su discurso cuando ganó su primer premio de cine en los Globos de Oro 2025: “Hace 30 años un productor me dijo que era una actriz de palomitas de maíz, lo que en aquel momento no me hacía merecedora de este premio. Y yo lo creí”.
Bruce Willis, Ashton Kutcher y el amor
Dentro de estos dilemas que tenía con su carrera, se casó con Bruce Willis, también actor, con quien estuvo casada durante trece años. En este matrimonio tuvo tres hijas: Rumer, Tallulah y Scout LaRue.
En esta época de su vida, hizo una de las portadas de revista que, para su momento, fue de las más polémicas. En la edición de 1991 de Vanity Fair, Moore apareció desnuda cuando estaba embarazada de siete meses. A los ojos de la opinión pública fue arriesgado e, incluso, obsceno. Con esto, la actriz puso un precedente en el que el cuerpo femenino no es vulgar ni algo que esconder en ningún estado.
Si bien anteriormente estuvo casada, Willis y Moore fueron una pareja mediática y que, incluso, ha trascendido después de su divorcio. Al ser diagnosticado Bruce con demencia frontotemporal en 2022, la actriz lo ha cuidado, porque, según ella, “siempre serán familia”.
Algo en lo que se ha centrado la prensa alrededor de ella es por sus relaciones amorosas. Esto se pudo ver cuando tuvo un romance con el actor Ashton Kutcher, su último esposo, debido a que los paparazzi de Hollywood enfocaron la atención en que Moore era mucho mayor que él, las infidelidades que hubo en su relación o, incluso, el aborto que tuvo la actriz a los siete meses, en vez de ella como persona y profesional.
De vuelta a la escena
El último papel de gran impacto de Demi fue en G.I. Jane en 1997 con un personaje que la alejó de la imagen de sexsymbol para acercarla a un rol mucho más complejo de una mujer en la guerra que buscaba sobrevivir a como diera lugar. Después de ello, Moore estuvo en otras películas en papeles secundarios o que no fueron tan llamativos para la crítica cinéfila.
Entonces, llegó La Sustancia, una película inquietante de body horror.
En ella, la actriz personifica a Elisabeth Sparkle, una celebridad de la televisión que es despedida de un programa de pilates porque ya no es joven. En la búsqueda por volver a ser bella, consigue un tratamiento milagroso para obtener una versión mucho más joven de ella. De ahí, aparece Sue, su némesis y su versión mejorada para los estándares de belleza.
Esta película resulta diciente y crítica frente a los cánones de belleza de Hollywood, que, como ya se ha visto, también impactaron a Moore en su vida. Según Rolling Stone, el filme es “una metáfora de la lucha interna que muchas mujeres enfrentan en la búsqueda de relevancia en un mundo que las margina con la edad. La actuación de Moore es notable no solo por asumir un papel que la enfrenta directamente con sus propias vivencias y demonios, sino también por la intensidad emocional que aporta a su personaje”.
Más allá de ello, le ha dado la posibilidad a Moore de arriesgarse en un papel que la puso de nuevo en la boca de todos por su talento y trayectoria. Además, ha ganado un Globo de oro y un premio en los Critics Choice Awards, gracias a su papel.
