Charlize Theron luce irreconocible. Está despeinada, sin maquillaje y con 22 kilos de más. Cuenta que se despertaba a las 2:00 de la madrugada para comer un plato frío de macarrones con queso, al lado de su cama. Dejó por completo de practicar ejercicio. Empezó a comer hamburguesas, donas, gaseosas, toda clase de dulces, día tras día. Todo para interpretar el papel de una madre que acaba de dar a luz en una película llamada Tully.
En una entrevista exclusiva a Entertainment Tonight confesó que las primeras tres semanas de este proceso fueron divertidas, porque era como una niña en una tienda de golosinas; desayunaba dos malteadas y comía pura comida chatarra. Luego, comenzó a ser un trabajo difícil y a sufrir para mantener el peso ganado. Después, y por primera vez en su vida, sufrió depresión. Le tomó un año y medio bajar de peso y recuperar su figura.
Por este tipo de sacrificios para interpretar papeles y su talento innato, Charlize es una de las actrices más versátiles de Hollywood. Nadie olvida cuando en 2003 se transformó en Aileen Wournos, una asesina convicta en Monster, interpretación que le valió un premio Óscar. O su papel como una mujer que lucha contra la dominación masculina en el drama North Country en 2005. Después vendrían papeles de grandes éxitos de taquilla como la aventura de superhéroes Hancock (2008) y la comedia negra Young Adult (2011).
Esta rubia se crió en una granja a las afueras de Johannesburgo. Su madre la alentó a comenzar clases de danza. A los doce, Theron se fue de su casa para asistir a una escuela privada de baile. Y demostró ser una gran promesa como bailarina, aunque esa decisión fue parte del plan de su madre para sacarla de un ambiente familiar hostil, pues su padre era alcohólico.
En 1991, los padres de Theron tuvieron una disputa, que terminó en un tiroteo y la muerte del papá de Charlize. Su mamá disparó en defensa propia contra su marido, y no fueron entablados cargos en su contra.
De adolescente regresó al internado y su madre la animó a participar en un concurso de modelaje. Tras ganar el primer premio, Theron viajó a Italia para representar a su país en otro concurso. Firmó con una agencia de modelaje y abandonó la escuela para viajar por Europa. De hecho, el modelaje la llevó a Nueva York. Allí comenzó a estudiar en el Joffrey Ballet. Sin embargo, la joven de 19 años sufrió una grave lesión en la rodilla que hizo que su carrera se viera truncada.
Dos décadas después aparece en Gringo, como una arrogante y manipuladora ejecutiva, cuya historia sigue a un hombre de negocios que es enviado a México para entregar una píldora experimental de marihuana a una farmacéutica. Cuando es secuestrado por unos narcotraficantes, debe escapar junto con un mercenario que su empresa contrata. También aparece en Tully, una comedia oscura en la que interpreta a Marlo, una madre de familia que acaba de dar a luz a su tercer hijo y tras contratar a una niñera nocturna llamada Tully, forma un vínculo especial con su nueva amiga.
Diners conversó con ella a propósito de sus dos últimas películas.
En Gringo, su personaje Elaine Markinson utiliza el inglés de una manera muy vulgar. ¿Por qué?
Sí, en efecto es así; mira, creo que este personaje es muy ignorante y vivió durante mucho tiempo en la burbuja del mundo corporativo, donde, irónicamente, las reglas están hechas por hombres.
Así que ella, para tener éxito, comenzó a aplicar esas reglas a su vida; en parte, es producto de su propio entorno. Y una vez que lo entendí, pude abrazar el narcisismo y la brutalidad de ella. Pero me encontré disculpándome constantemente con la gente durante todo el rodaje [risas]. Tuve momentos en los que sentí miedo de comer con mis compañeros a la hora de los recesos, porque podría haber ofendido a varias personas y resultaba incómodo. Pero el equipo fue increíblemente solidario y dulce con respecto a muchas de las cosas que tuve que decir en el set.
No obstante, su personaje recuerda en algo a este movimiento actual en el que las mujeres no tienen por qué estar ofreciendo disculpas por lo que sienten y piensan. ¿Qué opina al respecto?
Es un momento bastante increíble el que vivimos; es algo que hemos estado esperando, encontrar una resistencia. Creo que muchas mujeres han visto aparecer pequeños movimientos, que luego desaparecen.
Pero ahora no solo se trata de una historia de la cual la gente habla continuamente, sino también una historia que está creciendo. Esta avalancha es algo de lo que estamos muy felices. Lo más importante consiste en no dejar que desaparezca, aunque no creo que eso vaya a pasar.
La actriz sudafricana en la celebración de los 70 años del Festival de Cine de Cannes. Foto BAKOUNINE/ Shutterstock
Elaine utiliza su sexualidad para conseguir sus objetivos. ¿Piensa que esto es válido?
No sé si tiene que ser algo bueno o malo, creo que es solo parte de la condición humana. Está en nuestro arsenal y algunas mujeres abusan de esto, pero otras encuentran formas más interesantes de transmitir lo que deben hacer.
En el caso de mi personaje, Elaine, no tanto. Pero no la juzgo, creo que resulta muy fácil sentarnos en un salón de un hotel de Beverly Hills y calificar las cualidades que una gran cantidad de personajes tienen. Pero, a veces, lo considero injusto, porque pienso que si estuviéramos en sus circunstancias, no sé cómo me comportaría. Lo cierto es que tengo una gran empatía por la forma en que ella hace sus negocios.
¿Qué tan diferente ha sido construir una carrera como la suya en Hollywood a diferencia de hacerlo en un lugar como Sudáfrica?
Pensar que no era diferente fue quizás lo más inteligente que pude haber hecho. Creo que todo se reduce a una gran ingenuidad. Pero, por alguna razón, me hizo sentir que no tenía que limitarme. Mucho de eso fue lo que me impulsó.
El sueño consistió en poder hacer esto y no tener que ser mesera por siempre para pagar las cuentas. A veces veo entrevistas de mí misma cuando tenía veinte años y tenía tal actitud de demostrarle a todo el mundo que no podían joderme [risas].
Aunque ahora se sientan un poco cursis, tengo empatía por eso, porque creo que muchas jóvenes creen que tienen que exagerar para probarse a sí mismas. Es parte de crecer, pero espero que podamos eliminar algo de eso, especialmente con este movimiento de “Me Too”. No quiero eso para mis hijos, quiero que crezcan sin tener que aplacarse ni probarse tanto y que puedan vivir y respirar en su piel.
Ahora que menciona a sus hijos, ¿cómo es la vida con dos niños pequeños?
Sí, los niños nacen como son, con sus respectivas personalidades. Creo que los padres quieren tomar un montón de crédito y decir ‘ese es mi hijo, yo lo hice’ [risas]. Y hay una parte de eso, pero también puedo ver que son dos personas completamente diferentes. Y se crían en la misma casa, con las mismas reglas, pero simplemente manejan las cosas de manera distinta. Uno es más sensible, y la segunda, una luchadora.
Intento verlos como individuos y los educo como tal y no solo como dos niños en casa. Así que para mí es realmente un viaje en el que escucho lo que me dicen sobre quiénes son y trato de nutrir eso. No he tenido niñera en dos meses y sí, a veces me quiero matar [risas]. Pero soy muy afortunada de tener una abuela que vive cerca. Creo que les pasa a todas las mujeres, y no solo en esta industria, pienso que lo más difícil es encontrar un equilibrio.
«Pensar que no era diferente fue quizás lo más inteligente que pude haber hecho. Me hizo sentir que no tenía que limitarme. Eso fue lo que me impulsó».
Además de Gringo, usted aparece en Tully, una historia de Jason Reitman y Diablo Cody. ¿Es el camino a la comedia una coincidencia?
Fue más difícil para mí, quizás hace diez años, tener esta clase de oportunidades y siento como si acabara de dar un paso al frente y creara mis propias alternativas.
Me encantan todo tipo de películas, nunca he sido alguien a quien le guste únicamente lo serio y dramático. Es solo que una vez que te estableces como un actor dramático, estás en la parte inferior de la lista cuando aparece una comedia. Pero nunca significó que me gustara menos.
Creo que se trata de un gran error pensar que las comedias, de alguna manera, son menos valoradas o desafiantes que hacer drama. Desde mi experiencia personal, te puedo decir que no es así.
Su personaje Gringo representa un movimiento en el que las mujeres no tienen por qué ofrecer disculpas por decir lo que sienten y piensan.
Tully es una película que toca el tema de lo desafiante que puede ser la maternidad desde una perspectiva diferente, no solo para las madres, sino para los hombres. ¿Es algo de lo que ha hablado antes?
Sí. Ha sido genial tener padres que me hablen de esto. Escuché una historia sobre el ginecólogo de una colega, y como trabajaba con mujeres, piensas que él lo entendería, pero no siempre sucede de esa forma, porque al fin y al cabo ser madre no es lo mismo que ser padre.
Y además creo que la sociedad nos hace pensar que tenemos que mantener un ritmo imposible. Hay algo grandioso cuando tu compañero puede verlo y reconocerlo. Para mí fue un poco diferente porque no tuve embarazos ni un posparto, pero tengo muchas amigas que pasaron por eso.
¿Qué la hace sentir ser una buena madre sin dejar de ser Charlize Theron?
Mis hijos van a la escuela y tengo esas horas en las que realmente vivo mi vida. Voy a la oficina, desarrollo proyectos, y siento que esa soy yo. Mis hijos saben que mamá va a trabajar. Creo que ver a mi madre despertarse por la mañana y ser una guerrera marcó mi existencia. Así que quiero que mis hijos también tengan eso.