Desde la década de los 60, cuando ocurrió la exhibición curada por Thomas Messer, no centraba su atención en el arte de nuestra región. Con la muestra llamada Under the Same Sun, el curador Pablo León de La Barra, logra hacer un resúmen contundente de las últimas cinco décadas del arte latinoamericano, a través de piezas que se refieren a la resistencia común de las sociedades latinoamericanas; pero que también fueron escogidas para definir una evolución en la técnica y la plástica de los materiales; y la cesudez con que hoy día los artistas de la región son capaces de transmitir el mensaje. La colección comunica esa homogeneidad de preocupaciones sociales, políticas y económicas de los países latinoamericanos, razón por la cual se llama ‘bajo el mismo sol’, pero le permite a cada artista y país reservar una singularidad de los asuntos y su obra. Parece que con ello se ha logrado una revitalización de la plástica local, pues evita los clichés y el lugar común de “lo latinoamericano”.
Sobre la exposición, León de la Barra, mexicano y PhD en Historia y Teoría del Arte, señala que a pesar de que los países latinoamericanos comparten una historia colonial y contemporánea reciente, llena de dictaduras, crisis económicas y desigualdad social, no ha existido sin embargo intercambio continuo entre ellos. Ahí, subraya, radica la importancia de realizar una muestra “global de lo latinoamericano”, que trascienda lo artístico y logre crear una conexión en la forma en que los países de la región están resolviendo sus problemas comunes. Al final, la exhibición nos deslumbra con la conclusión de que lo latinoamericano ocurre en Estados Unidos, y entonces, el Guggenheim, el espacio físico del museo, se nos presenta como una pieza más que le da sentido a la exposición.
Las obras de los colombianos
Wilson Díaz, artista huilense de la Universidad Nacional y el primer colombiano que aparece durante el recorrido de la exposición, se presenta con dos piezas. Movement of the Liberation of the Coca Plant, un aviso de neón que, dado su carácter de anuncio callejero, busca visibilizar el problema del narcotráfico en Colombia; y Nombre Colonial y Nombres Indígenas de la Planta de Coca, consistente de dos avisos en los que se reproducen los distintos nombres que la hoja de coca recibe de los grupos indígenas a lo largo de la geografía local, hecho precisamente, con la tintura de la semilla de la hoja. Ambas obras se refieren al intento por devolverle a la hoja de coca su estatus sagrado, y romper la injusta asociación con que se ha estigmatizado a la planta, en relación con el narcotráfico.
Hang it All, es la primera de las dos esculturas de Gabriel Sierra, el artista costeño de San Juan de Nepomuceno, Bolívar. Se trata de un perchero inspirado en el trabajo de los diseñadores Charles y Ray Eame’s, y en el que el artista colombiano colgó uvas, manzanas y toronjas, para subrayar la inutilidad de los objetos; y producir contraste entre una pieza geométrica inerte, y las cosas orgánicas que carga. Estructuras para la Transición, es la otra escultura de este artista durante el recorrido, y quizá la pieza más interesante de las presentadas por los colombianos. Se trata de una obra que intervino físicamente al Museo, pues abre un pasillo que comunica dos salones que se encontraban sin acceso. Dentro de la muestra, logró conectar la obra Abstraction de la argentina Amelia Pica, y The Circle of fires, del Chileno Juan Downey. La instalación, que está compuesta de una estructura de madera, le impone al espectador la necesidad de pensar en el contenido invisible de lo que resiste bajo las paredes del Museo.
El artista bogotano Carlos Motta exhibe una litografía denominada A brief History of US Intervention in Latin America Since 1946, que resume cronológicamente las intervensiones del Ejército Norteamericano en la región. La impresión hecha a dos caras, deja leer en su haz la narración de las intervenciones, mientras que en su envés, reproduce huellas de manos ensangrentadas y el símbolo con que se identificaban los escuadrones de la muerte de Mano Blanco en El Salvador durante la década de los años 80. El trabajo alude además, a un contraste entre la objetividad de la escritura de los “hechos”, y la potencia vesceral de las imágenes asociadas a la violencia.
Obras recomendadas por Diners
This is not America, del artista chileno Alfredo Jaar, quizá la obra más importante y la que le da coherencia y sentido a la exposición. Se trata de un video que documenta la reproducción que de ese mismo texto “This is not America” se hizo en 1987, en uno de los gigantescos tableros electrónicos de Times Square de Nueva York. Una protesta que buscaba reivindicar el nombre de América para toda la región.
Donna Colon y Jhonatan Harker presentan un video denominado Drinking Song, y en el que, imitando la estética de los comerciales norteamericanos, reproducen el himno de la República de Panamá a partir de sonidos de botellas y latas de cerveza que se abren. La obra tiene una aproximación humorística al imperialismo intervencionista que ha sufrido ese País centroamericano.
Walk, es un performance del artista cubano Wilfredo Prieto, y que ocurrió durante una de sus residencias artísticas en Curacao en el año 2000. Se encuentra documentada mediante fotografías así como en la instalación de una carreta llena de tierra en cuyo centro se encuentra sembrada una mata de plátano. Prieto caminó arrastrando esta carreta durante su primer viaje fuera de Cuba. La imagen expone al espectador a un diálogo casi poético, en el que se muestra el absurdo de hacer portátil la tierra natal.
Under the Same Sun, estará hasta el 30 de Septiembre en el Guggenheim de Nueva York.