Aún estoy aquí
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¡Orgullo latinoamericano! ‘Aún estoy aquí’ se lleva el Óscar a mejor película internacional

La película brasileña 'Aún estoy aquí', retrato cinematográfico sobre los daños que dejan las dictaduras, ganó a Mejor Película Internacional en los Óscar.
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marzo 3, 2025
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Rubens Paiva desapareció junto con otras cuatrocientas personas cuyo paradero sigue siendo desconocido desde la dictadura militar brasileña, que tuvo lugar entre 1964 y 1985. La historia de este ingeniero civil y exdiputado del Partido Laborista Brasileño inspiró al director Walter Salles a crear Aún estoy aquí, una película que retrata la lucha de su familia por encontrarlo y el dolor que implica vivir un crimen de lesa humanidad desde el núcleo familiar.

La trama se centra en Eunice Paiva —interpretada por la actriz brasileña Fernanda Torres—, quien se convierte en el pilar de su hogar tras la detención forzada de su esposo. A lo largo del largometraje, el espectador será testigo del hostigamiento que enfrenta, su resiliencia y la transformación que experimenta a raíz de esta tragedia.

Todo esto está basado en el libro homónimo del periodista brasileño Marcelo Paiva, hijo del exdiputado, que narra lo que fue perder a su padre a muy temprana edad usando documentos desclasificados del gobierno y su propia memoria. 

La película se encuentra nominada en las categorías de Mejor película, Mejor película extranjera y Mejor actriz principal en los Premios Oscar. Asimismo, ha ganado el premio a Mejor Película Iberoamericana en los Premios Goya y fue aclamada en el Festival de Cine de Venecia.

Brasil visto desde otro punto 

Latinoamérica siempre se le asocia con paisajes hermosos y un destino casi que paradisíaco para viajar, pero, en el imaginario internacional se ha desdibujado esa otra cara de la moneda: la inestabilidad política de la región. 

Precisamente, Aún estoy aquí muestra un Río de Janeiro en los setenta —la etapa de la dictadura brasileña más dura, según historiadores— con esa ambivalencia: un país hermoso, pero con represalias contra quienes se oponían a un gobierno militar. 

En la cotidianidad de la familia Paiva es posible entender cómo funcionaba la dictadura brasileña. Un paseo en carro se convierte en un retén militar, la cena familiar se ve interrumpida por agentes que van a requisar toda la casa y, de un momento a otro, a uno se le pasa por la cabeza emigrar o tener miedo de ser perseguido por los servicios de inteligencia.  

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Por otro lado, Walter Salles nos transporta a esa época a través de una colorimetría cálida y, en ciertos puntos, como si fuera una constante fotografía tomada con una cámara análoga. Además, las referencias culturales como la música psicodélica brasileña de Os Mutantes y videos de archivo de, por ejemplo, el secuestro del embajador de Suiza en Brasil son claves para situarlo en el país de ese tiempo.

Fernanda Torres como Eunice Paiva

Aún estoy aquí
Foto cortesía Sony Pictures.

Indiscutiblemente, la actriz brasileña Fernanda Torres es el eje que mueve esta película. Su papel no se queda en ser un agente pasivo, sino que está en una constante metamorfosis para afrontar sus responsabilidades como mamá y, a la vez, hacer el duelo de su marido posiblemente muerto. 

En la psiquis de Eunice, hubo una evolución de personaje sólida que hace un viaje del héroe en la que se prohibía a ella misma sentir tristeza. De hecho, la razón de esto se debe a que, nunca lloró delante de sus hijos, según el testimonio de la familia Paiva, y el director quiso ser lo más realista posible. 

La actuación de Torres es dinámica y muy descriptiva emocionalmente. A partir de su gestualidad, muestra a una mujer que está cansada y permanentemente sobreviviendo, más que viviendo. Incluso, la preparación física de la intérprete fue exhaustiva, porque la actriz tuvo que perder diez kilos para reflejar esa crisis interna de su rol. 

Desaparecidos latinoamericanos 

Aún estoy aquí
Foto cortesía Sony Pictures.

Walter Salles se ha tomado en serio la tarea de retratar Brasil y Latinoamérica en la pantalla grande. A través de películas de su autoría como Ciudad de Dios o Diarios de una motocicleta, este cineasta ha creado historias universales que conectan con el público de diferentes partes de la región. 

Y con Aún estoy aquí pasa de una forma similar. Habla de gobiernos autoritarios y de una época de dictaduras que sucedieron casi simultáneamente en Chile, Argentina, Bolivia y Brasil. De igual manera, esta película cuestiona esa normalización de la violencia donde un secuestro, una tortura o un desaparecido son pan de cada día. 

Esto deja ver los efectos de las desapariciones forzosas en familias que quedan fracturadas en el largo plazo, pues vemos la vida de estos personajes hasta el 2014 y sigue viva la sensación de que su padre sigue ahí. Incluso, durante el transcurso de la película, se ve cómo Eunice nunca pierde la esperanza de ver a su esposo vivo, de encontrar alguna señal que demuestre la verdad y la incuestionable realidad de que Brasil ha dejado este crímen, como muchos otros, impune. 

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