Foto: Jesús Solana/Creative Commons
Cultura Música

Así no es el negocio socio. Bogotá prefiere rock en vivo que reguetón

La Cámara de Comercio de Bogotá y la Secretaría de cultura, recreación y deporte lanzaron el informe “Economía de la música en Bogotá”, que arrojó interesantes resultados. Bogotá rockera.
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noviembre 17, 2016
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“Tabogo-la-nevera-es-refancy-mi-cangri”* podría exclamar un reguetonero, con autotune de rigor en su voz, al enterarse de que los eventos de música en vivo en Bogotá recaudaron la cifra nada despreciable de casi 100 mil millones de pesos en 2014, y un monto similar el año pasado.

“El-mero-blin-blin-papi; así, sin-güasa-güasa”.**

Y cómo no. Del total de ganancias que aportaron los casi dos millones de asistentes a todos los espectáculos públicos bogotanos en 2014, el 76 por ciento salieron de la boletas de eventos de música en vivo, por las que los fanáticos pagaron, en su mayoría, entre 200 mil y 500 mil pesos para ver a su grupo favorito.

Pero, contrario a lo que podría pensarse, los eventos en vivo del ‘género urbano’ (ese que se ‘perrea’) aportaron menos del 10 por ciento. Incluso, el vallenato, la ranchera y la salsa lo superan con 11 por ciento. Aquí viene la cruda verdad: las bandas de “rock, pop y alternativa/indie”, en cambio, dejan a todos atrás por sus ventas de conciertos, festivales, y fiestas.

Solo por nombrar algunas, en 2014 tocaron en Bogotá leyendas del rock como Deep Purple y Black Sabbath; dioses de la guitarra como Joe Satriani, otros más jóvenes pero influyentes como Queens Of The Stone Age, Arctic Monkeys, The Hives, Franz Ferdinand y Tame Impala; metaleros del tamaño de Metallica, Megadeth, Kreator, Angra o Philm; agrupaciones fiesteras y alternativas como Metronomy o The Drums; los infaltables latinoamericanos: Café Tacuba e Illya Kuryaki; y los que mandan la pauta nacional: Diamante Eléctrico, Bomba Estéreo, Nepentes, y muchos más.

Entre todos ellos, y los restantes que sería imposible nombrar acá, lograron el 65 por ciento del dinero total de boletería de música en vivo en la capital. Aunque la medición se hizo en eventos de 85 mil pesos de cóver o boleta en adelante, ¿queda alguna duda de que Bogotá es una ciudad rockera, o digamos, “alterna”?

 

“¡Qué va! Puras ‘fecas’”, dirían los ‘rankeaos’***. Y algo de razón tendrían los reguetoneros (asumiendo que hablan así), en dudarlo. Es posible que se hagan más conciertos y festivales de rock o indie en Bogotá, y la gente pague boletas más caras por estos, por ejemplo. Pero cuestionar el dominio del reguetón en otros espacios como la cultura, la radio popular, los bares, o el streaming, sería tapar el sol con un dedo.

En Spotify, por ejemplo, al momento de escribir esto, el top nacional de reproducciones en esta plataforma tiene al menos cinco canciones de cantantes de reguetón en su top 10 (Maluma, Farruko, J. Balvin). No hay un rockero que se asome, siquiera, en el top 30.

La siguiente gráfica, no obstante, aporta cifras más rigurosas sobre las tendencias de consumo de música en Colombia: el vallenato es el rey de reyes; el reguetón va en el cuarto puesto; y el rock, subiendo desde 2012, pero sigue ‘en la mala’, debajo de esos dos géneros.

¿De dónde salen las cifras?

Más allá de las comparaciones previas, que se podrían explicar con el argumento de que mientras el vallenato tiene una gran influencia cultural; los conciertos de rock y de sonidos latinos tradicionales tienden a ser hervideros de fans apasionados: y las fiestas de ‘sandungueo’ son convocadas apenas como eventos de diversión pasajera, las cifras presentadas en este artículo hacen parte de un corpus más profundo que vale la pena revisar.

Se trata de la “Economía de la Música en Bogotá”, un informe que hace, por primera vez, un diagnóstico riguroso, aunque preliminar, de la realidad y la dimensión de la economía de esta industria en la capital.

El reporte, que está disponible desde el 16 de septiembre en el sitio web de la Cámara de Comercio de Bogotá, centra su revisión en algunas de las áreas más importantes que componen la cadena de valor de este sector productivo: creadores y productores, promotores de eventos y distribuidores, prestadores de servicios de boletería, audiencia y sector público.

Desde los tipos de eventos públicos más exitosos y sus aforos en Bogotá, por tipos y géneros, hasta las ganancias obtenidas por estos en el periodo 2012 a 2015, el informe muestra indicadores y mediciones indispensables. Su propósito es lograr que inversionistas, turistas y el sector público, en esta primera etapa, optimicen sus negocios gracias a los datos encontrados.

Con este, Bogotá entra en el grupo reducido de ciudades como Austin (Texas), y Toronto (Canadá) que apuestan a conocer sus propios mercados musicales para aportar a su desarrollo posterior. De hecho, fue presentado junto al reporte del mercado local de Austin por Nikki Rowling, experta en temas de políticas públicas del sector y fundadora del Titan Group.

Cuentas claras sobre el negocio

Más cifras: Bogotá concentra casi el 50 por ciento de los ingresos de toda Colombia por eventos de música en vivo.

Además, los espectáculos públicos de todo tipo, incluídos los musicales, le han dejado a las arcas bogotanas unos 31.474 millones de pesos en impuestos.

Asimismo, el informe de la Cámara de Comercio y la Secretaría, que tomó nueve meses en realizarse, arroja datos sorprendentes sobre los promotores musicales bogotanos. Más numerosos que los de otras zonas del país, estos han producido, por su cuenta, más de la mitad de los eventos en vivo de ciudades como Cartagena, y un buen porcentaje en Medellín y Cali, todo esto entre 2012 y 2015.

Sobre temas digitales, por su parte, el reporte muestra un crecimiento inigualable de las ganancias de la industria del streaming en Colombia. Estas pasaron de solo 0,7 millones de dólares en 2011, a 11 millones el año pasado. Y hay muchas más.

Por eso, músicos y negociantes del sector, a pararle bolas a este trabajo. Estén pendientes de próximas iniciativas como esta, gracias al apoyo que tiene el tema en el ‘Clúster Bogotá Ciudad de la Música’ de la Cámara de Comercio de Bogotá.

Entonces, ¿rock o reguetón? Ya hablaron las cifras.

Los ‘diccionarios reguetoneros’ de la web definen lo siguiente:

*”Cangri”: jefe, líder.
** “Guasa guasa”: engaños, habladurías.
*** “Fecas”: mentiras;
*** “Rankeao’s”: personas de respeto en el género.

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