Otros trabajos llamaron la atención en esta feria: en la galería de Sandra Montenegro había muy buenas piezas, entre otras, las de Alexandra McCormick, con la que participó en la Bienal de la Habana de este año. Se trata de una obra casi que respira, un zapato al que le crece la naturaleza encima y que resulta muy sorprendente. Sus fotos también son hermosas piezas (esta misma artista tiene un interesante trabajo en ArteCámara, en ArtBo., una serie de escrituras de un terreno al que no puede ir por cuenta de la violencia, así que debe inventarse los paisajes de los que sería suyo). Y muy interesantes los trabajos de la galería Guerrero, de la Academía de Artes Guerrero, de Bogotá.
Pero indudablemente, la galería más poderosa de esta feria, para mi gusto, fue NoMíNIMO espacio cultural, de Ecuador, dirigido por Pily Estrada y Eliana Hidalgo.
Da cuenta de la vibrante escena de arte contemporáneo de Guayaquil, a través de dos artistas muy jóvenes, Anthony Arrobo y José Hidalgo.
Ambos tienen una aproximación al dibujo muy interesante, el primero, “descompone” los elementos tradicionales de la pintura y el dibujo, así, presenta la tela blanca del soporte (que es el resultado de pintura acrílica seca y que se convierte en una especie de piel) como una escultura blanda que expone de diferentes maneras; y las minas de grafito se vuelven también objetos en sí mismos para componer imágenes. Hidalgo, por su parte, hace dibujos colmados de grafito de enorme formato.
Ambos representan la nueva generación de artistas ecuatorianos que están empezando a acumular premios y reconocimiento que los están sacando al mundo. Y la tercera de las artistas expuestas allí era María José Argenzio, graduada de Goldsmiths, que presenta una obra impresionante: un video muestra los pies de una bailarina de ballet que carga en sus pies una serie de pesas de plomo y con ellas baila como si éstas fueran tan ligeras como el viento. El sonido, sin embargo, revela que allí hay algo que no es tan liviano como lo percibimos en la imagen en movimiento. Esa idea del sacrificio, tan propio del ballet, se reitera al ver las piezas como esculturas, las zapatillas de ballet con las pesadas perlas de plomo, y la puntera, compuesta de decenas de alfileres con cabeza de oro.
Tercera parada: de vuelta a artBO. Llueve a cántaros y pese a ello, la feria está repleta. De hecho, todos los sitios pisados lo han estado (La fiesta de Odeón el viernes, la conferencia del vicepresidente de Christie´s, George McNeely, sobre el mercado del arte emergente en el JW Marriott, también el viernes, las ferias, los estudios, las galerías…). En la puerta, nos topamos con Alberto Baraya, a quien ya habíamos visto en Las Nieves. Vamos con él al pabellón Pon de tu p(arte), que está lleno de niños pintando, doblando y aprendiendo de arte. Él está fascinado con los dibujos de la Nueva Expedición Botánica hecha por los niños artistas. Allí, los jóvenes reporteros se alistan para salir con cámara en mano a registrar las actividades de la feria. Ya veremos con qué salen, pero los desborda el entusiasmo. Luego, un encuentro con Gabriel de la Mora, cuya exposición en NC-arte tiene a la gente conmocionada por la belleza de su propuesta.
También con Fernando Pareja, emocionado por el éxito que han tenido sus dos obras maravillosas en Artecámara. Adentro, va a empezar la charla de LARA, Latin American Roaming Art, una iniciativa increíble patrocinada por el inversionista australiano Graeme Briggs, que busca subirle el perfil al arte de nuestro continente en Asia, coleccionando y exponiendo trabajos realizados en nuestra región. Su primer proyecto será apoyar la investigación de ocho artistas que, durante una residencia en Honda, presentarán una serie de obras que, en marzo del año entrante serán expuestas en NC-arte y competirán para que una de ellas tenga un solo show en el Museo de Arte Metropolitano de Manila (Filipinas). El curador para este trabajo es José Roca.
Dentro del stand de galerías, faltaba por recorrer el ala derecha de la feria. Nunca dejarán de sorprender lasfotografías de La Fábrica, de España, registros de performances de Marina Abramovic, pero este año tiene una curiosidad, una foto de Diane Arbus, que logra transmitir es incomodidad a la que siempre le apuntó su trabajo. Asimismo, me recomendaron mucho buscar la obra deGraciela Sacco, en Rolf Art, cuya muestra trae a siete artistas argentinos. No se la pierdan. Por su parte, en el stand de Jenny Vilá hay una buena representación de las irónicas acuarelas de Lucas Ospina, así como una gran pintura de María Isabel Rueda. También las vitrinas de Nicolás Consuegra son fantásticas. Y una última pieza, bien sorprendente por el giro que le dio a su obra: la de Adriana Marmorek, en LA Galería. Si bien sigue explorando las relaciones amorosas, aquí construye una máquina que detecta los tuits de amor y los pasa por una trituradora, sofisticadamente construida. Mucho menos literal, esta obra es un deleite visual. Mientras acababa de ver estos trabajos se inauguraban en Bogotá diversas exposiciones que no es posible perderse, Empatía, obras en homenaje a Beatriz González (en Casas Riegner), y muy cerca suyo, una nueva muestra en la Cámara de Comercio una selección de trabajos de artistas de Kennedy hecha por Franklin Aguirre, reconocido artista que durante años hizo la bienal de Venecia (el barrio bogotano). Quien haya logrado hacerlo todo, me le quito el sombrero.