Si el capítulo 4 de la segunda temporada de American Horror Story fue más pausado y se dedicó a deshilvanarnos la historia de los personajes, este quinto fue realmente bizarro. El capítulo más sorprendente hasta ahora, en el que pasó de todo y los personajes dieron giros inesperados. ¿Qué pensarán los que escriben esa serie? Se preguntó mi hermana durante los avances del siguiente capítulo.
Nos habíamos quedado en que el personaje de Ana Frank (Franka Potente) había entrado a la habitación donde el médico Arden hace sus experimentos con los pacientes de Briarcliff, para amenazarlo con una arma, pues según ella, este médico fue un líder nazi en los campos de Auschwitz. Estando allí descubre a Shelley, la ninfómana, sin piernas y con el cuerpo lleno de llagas pidiendo clemencia. Pero Ana es atrapada por los guardias de seguridad y amarrada a una cama. Estando allí, es interrogada por la hermana Jude, que para entonces, ya ha contactado a un sobreviviente de los campos de concentración para pedirle que revise los expedientes del médico y pueda dar fe de si se trata o no de un nazi. Él le ha recomendado no retarlo, sino llevarle ‘la cuerda’ e identificar una señal que puede tener en el torso, con la que los aliados marcaron a los alemanes terminada la guerra.
La hermana Jude quiere conseguir más información para acabar con su enemigo número uno en el asilo. Sin embargo, en ese instante en el que está con ‘Ana’, la hermana Marie Eugenie, le dice que ha venido el esposo de la paciente a recogerla. Según le cuenta, su nombre real es Charlotte y sufrió una psicosis posparto que la llevó a aferrarse a la idea de que fue una judía en los campos de concentración, así que leyó toda la información disponible hasta sentir que era una realidad. De esta manera lo abandonó, dejándolo con su hijo. Por eso el hombre estaba en el asilo para llevársela de regreso a casa.
Entonces, el médico Arden sentencia el final de la hermana Jude, pues lo había acusado de nazi, así que irónicamente le dice que no la denunciará con su jefe, el monseñor, si ella le pide perdón de rodillas. Poco después, la hermana Jude se entera de que Lana, la periodista, ha escapado. Para ese momento, confirma su fin, pues esa paciente estaba dispuesta a acabar con el asilo denunciando en la prensa los maltratos sistemáticos contra los internos.
Sin embargo, el escape de Lana no es tan positivo como debiera. Ayudada por el siquiatra Thredson, logra pasar con él por la entrada del asilo sin que los guardias la vean. Llegan juntos a la casa del médico, pues este le sugiere que se quede allí, debido a que el primer lugar en el que la buscarán será su casa. Al día siguiente, le promete que se reunirán con un policía amigo ante quien denunciarán los abusos en Briarcliff. Lana sospecha cuando ve una dulcera en forma de calavera y una lámpara fabricada con un material extraño. Mientras él le sirve un trago, ella se adentra en el apartamento donde encuentra todas las puertas cerradas excepto una: el cuarto del horror, donde descubre armas cortopunzantes colgadas por cientos en las paredes. El doctor la descubre husmeando y activa una plataforma que la envía al piso de abajo.
Mientras tanto, Kit Walker y Grace siguen confinados en un cuarto oscuro al haber sido descubiertos teniendo relaciones. Kit había conversado con el doctor Thredson sobre sus únicas posibilidades a futuro y prefirió declararse culpable para ser dejado en el asilo y no, inocente para ser llevado a la silla eléctrica. A este hombre, a quien acusan de ser ‘Cara de sangre’, la hermana Jude le había anunciado que sería esterilizado. Sin embargo, el psiquiatra dio la orden de que la esterilización fuera practicada a Grace.
Él es liberado del confinamiento y cuando está en el salón donde los locos pierden el tiempo al ritmo de esa canción enloquecedora, que parece una ronda infantil diabólica, unos policías entran para capturarlo, pues él declaró que asesinó a su esposa y a las demás mujeres. Entonces, Grace sentada en una silla y con las piernas ensangrentadas, grita que él es inocente y que Alma, su esposa, está viva, porque ella la vio. Pero nadie la escucha, nadie le hace caso, mientras Kit se va con los policías resistiendo la idea de ser confinado en prisión, pues el siquiatra le había prometido que no sucedería.
Ese mismo siquiatra, en ese momento, llega a la habitación a donde ha caído Lana. Un cuerpo rígido está junto a ella en la baldosa y el médico entra al lugar para contarle que suele matar mujeres para hacer con su piel lámparas. “Es hora de que sigas tu tratamiento. Puedes besarla, no te morderá”, le dice. “Porque le quité los dientes”. Entonces Lana descubre que se trata de su novia, ya muerta y congelada. El psiquiatra saca la máscara de ‘Cara de sangre’ y se la pone. Así es como descubrimos que el hombre más dulce, empático y profesional de todo el asilo de locos, es el asesino más aterrador que ha matado a montones de mujeres de ese pequeño pueblo. ¿Qué va a pasar entonces, si ya sabemos quién es el asesino?
Ana ha regresado al asilo. Su esposo la sigue llorando, porque no hay más opción que una lobotomía. Desde un balcón del segundo piso de la sala de cirugía, observa cómo el médico Arden introduce una especie de cincel por la nariz de Ana, para apuntarle con un martillo y practicarle una ‘sutil’ lobotomía y extirpar así, esa locura que carcome su cerebro.
Pero para terminar este capítulo extraño, en lo que todo pasó, vemos a la hermana Jude que llevada por la angustia de perder esa nueva posición que ha ganado en la vida como religiosa, sale de nuevo a la calle, vestida de negro y rojo, con el pelo corto y rizado al aire. Se toma un trago en la barra de un bar y termina en la cama de un desconocido. “Dios siempre responde nuestras plegarias”, le había dicho el guardia de seguridad del asilo cuando ella lloraba desconsolada ante la noticia de la fuga de Lana. “Lo que pasa es que no siempre responde de la manera en la que esperamos”. La monja volvió a ser puta.
El capítulo finaliza con Ana, vestida como una mujer correcta, alzando a su hijo y rodeada de su esposo que la mira feliz por la recuperación evidente. Pero un pequeño detalle queda en el aire: la caja con los recortes del Holocausto y el doctor Arden, al fondo, en la fila de los nazis.
Martes 11 p.m. Fox