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Estilo de vida

Cuatro papás colombianos nos cuentan cómo la paternidad está en deconstrucción

La sociedad actual está cuestionando los roles tradicionales de los hombres en el hogar y en la familia. ¿Estamos ante una nueva generación de papás, más comprometidos con la crianza de sus hijos?
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julio 2, 2025
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En un viaje reciente por carretera hacia la Costa Atlántica, mi amiga recibía la llamada de su papá cada media hora. Los parlantes reproducían la conversación en todo el carro, por lo cual era inevitable oírla. Antes de cortar cada una de las llamadas, y después de darle el reporte completo del estado de la vía, el señor le decía “Te amo”, a lo cual su “niña”, de casi cuarenta años, le respondía “Y yo a ti”. “¡Qué zalameros!”, pensaba desde mi envidia disfrazada de frialdad.

En la lotería de los papás, a mí me tocó el que no me ha dicho nunca “Te amo”, el que durante unas vacaciones en Santa Marta nunca me peinó —porque no sabía cómo hacerlo—, y al regresar, mi mamá lo regañó mientras trataba de desenredarme dos semanas de enjambre. Me tocó el que no me dejaba salir en las tardes y el que medía mi actuar a través de las calificaciones.

Nuestros papás y abuelos son una muestra de su tiempo: generaciones de hombres que crecieron en familias en las que la figura paterna estaba rodeada por un halo de superioridad incuestionable. En la actualidad, los hombres están reconociendo los estereotipos masculinos que heredaron, e incluso algunos están haciendo su propia apuesta por una paternidad a su manera.

Andrés López: “Uno a los hijos los respeta”

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Foto: Cortesía de Andrés Lopez / Comediante Andrés López y su hija.

El comediante Andrés López inicia su jornada como padre a las 5:20 a.m. Les prepara el desayuno a su hija Olivia y a su esposa, mientras ellas se arreglan. Él deja el pan reposando desde el día anterior para hornearlo en la mañana; en la pandemia aprendió a hacerlo y ahora es el panadero de la casa. Posteriormente, se van en la patineta eléctrica hasta el paradero. Andrés le entrega su maleta a Olivia y, como una tradición entre padre e hija, le toma una foto antes que ella se suba al bus del colegio.

A sus seis años, Olivia ya es toda una estudiante de las performing arts. Todos los sábados, Andrés la lleva a clases de teatro, danza, canto y música en la Universidad del Rosario, por intermedio de la escuela de teatro musical Misi. En casa, las actividades no faltan: origami, pulseras de cauchitos, colorear y filmar películas. La consigna: “Menos pantallitas, más parrandita familiar”. 

La paternidad no es un tema que haya nacido con su hija. Su obra La pelota de letras (2004) es todo un clásico de la comedia en el país, gracias al análisis sincero de las diferencias generacionales y la caracterización de los padres en las familias colombianas.

Aunque sus padres se separaron cuando él era niño, recuerda que su papá es de esa generación de no decir te amo, de no saber expresar sus sentimientos a sus hijos y de no enterarse de en qué van; prefieren dejarle esas cosas a la esposa.

“Alguna vez Florence Thomas, que fue profesora mía en la Universidad de los Andes, me decía: ‘Para que nazcan las nuevas mujeres tienen que nacer primero los nuevos hombres’. Y ese nacer de los nuevos hombres es una disposición al aprendizaje de lo que necesita la mujer como su socio, su compañero, su hombre, que va más allá del romanticismo y de la pasión”, asegura.

De los papás “de antes”, se inspira en su capacidad de nunca rendirse. “Uno nunca vio un papá que fallara algo en el carro y dijera ‘Ay, se pinchó el carro, devolvámonos’. No, el papá, estuviera el carro en la condición que fuera, llegaba a la playa”. Pero, por el contrario, prefiere los métodos modernos para guiar y corregir cuando sea necesario. 

Vea también: Andrés López responde el Cuestionario Diners

“La diferencia entre los papás de uno y los papás de ahora es que uno a los hijos los respeta (risas). A uno le decían: ‘Mientras usted viva dentro de estas cuatro paredes, hace lo que yo diga’. ¿Cómo lo dice un papá moderno?: ‘Mientras tú vivas en una comunidad llamada tu hogar, haz lo posible, trata de que los demás que vivimos contigo no la pasemos mal y estemos preocupados por ti’, señala.

López asegura que con Olivia aplica “Sócrates básico”. “Yo hago preguntas: ‘¿Te parece correcto eso?’, y le pongo ejemplos. Uno los invita a ver el mundo desde afuera, pero también tiene que dar buen ejemplo: ni mi esposa ni mi hija me han visto borracho, no he hecho escenas delante de ellas… El buen ejemplo es el patrón de la felicidad”, explica.

“Lo que evita los conflictos es la comunicación abierta, y como papá, estar dispuesto a confrontar lo que venga, sin dramas, sin hacer ruido, sin explosiones y sin reactividad. Que viva la observación, abajo la reactividad”, asegura. 

Psicólogo Máximo Peña: Las nuevas paternidades

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Foto: Cortesía de Máximo Peña / Máximo Peña con su hija en la playa.

Máximo Peña es un periodista y psicólogo venezolano radicado en España y especializado en Psicología Perinatal, rama de la psicología que estudia los procesos reproductivos humanos. En 2023 publicó el libro Paternidad aquí y ahora, como resultado de una búsqueda propia que comenzó diez años antes, con el nacimiento de su hija Maya y una falta de bibliografía sobre el tema en español. 

“Ese concepto de padre como la figura proveedora, la autoridad de la casa, el que tiene la última palabra como cabeza de familia se está desvirtuando porque no es sostenible. Es decir, la familia, o tiene dos cabezas —hombre y mujer—, o es un ser sin cabeza, digamos poliédrico, donde todas las personas que forman parte de ese grupo familiar están, de algún modo, en igualdad de condiciones; simplemente, hay roles diferentes”, asegura.

Una de las principales razones para el surgimiento de esta nueva clase de padres se puede rastrear, según él, en los reclamos de las mujeres que, después de conquistar el mercado laboral, se han quedado esperando que los hombres ocupen los espacios domésticos y las labores de cuidado con los hijos.

“Yo creo que los hombres salimos de nuestra zona de confort gracias a la lucha que han estado dando las mujeres desde hace muchos años, pero con muchísima fuerza a partir de la década de los setenta, en esa ola del feminismo que impulsa un cambio social en el tema de la paternidad y les reclama a los hombres que, de alguna manera, ejerzan ese papel”, manifiesta.

Según el psicólogo, ahora se sabe que el cerebro de los hombres cambia cuando se involucran directamente en el cuidado de los bebés, además de que tienen cambios hormonales: se les baja la testosterona y se les sube la oxitocina. “Todo eso puede hacer que un hombre desarrolle depresión o ansiedad por paternidad, es decir, algún tipo de trastorno de adaptación, porque muchos hombres de pronto se dan cuenta de que es algo que los sobrepasa, y de alguna manera viene el sufrimiento mental por pensar que no están a la altura, por sentirse desplazados o por no haberse informado con antelación”. 

El resultado vale la pena. Ser un padre presente, amoroso y amable tiene un impacto determinante en el desarrollo cognitivo y socioemocional de los niños.

Tatán Mejía: Una crianza entre el motocross  y las redes sociales

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Foto: Cortesía de Sebastián Mejía / Tatán y su hija en una motocicleta.

Sebastián “Tatán” Mejía, la figura del motocross en Colombia, y su esposa, la presentadora e influenciadora Maleja Restrepo, se casaron en 2011 y se convirtieron en padres de Guadalupe, en 2012, y de Macarena, en 2017. Además del buen humor y la autenticidad de sus publicaciones, las actividades que comparten con las niñas a diario los han convertido en un referente familiar en las redes sociales.

“Nosotros somos la primera generación que está criando a sus hijos normalizando la ida a terapia. Yo siento que mi papá es mejor que su papá, yo soy mejor que mi papá y mis hijas tienen que ser mejores que yo; si no, no hice un buen trabajo. Yo vengo al mundo con la información que tenía mi papá de su papá, que llegó hasta quinto de bachillerato,» comenta Mejía.

«A él le ha tocado desaprender muchas cosas para ser lo que es hoy, yo tengo que desaprender muchas cosas para ser lo que soy hoy y a mi hija le va a tocar desaprender muchas cosas porque todos tenemos algo que corregir y en qué mejorar, pero nosotros ya estamos yendo a terapia, y no vamos porque nos enloquecimos, sino para no enloquecernos. Entonces, de eso se trata también”, reflexiona.

Para Tatán, un papá presente es aquel que, a pesar de su trabajo, llama, oye, entiende, pone atención y pregunta. “Algunos pueden estar aquí y otros no, pero es lo más normal del mundo. Esas personas que no pueden —las conozco— llaman, preguntan y te van solucionando. Y, sobre todo, tratan de llenar esos vacíos con momentos, no con regalos”, explica.

“Siento que si construyo una personalidad flexible, que se pueda adaptar, que entienda que hay cambios, que hay errores, que se lidia sobre la marcha y no sobre lo que uno crea que va a pasar, va a ser más fácil para ellas. Además, hay que llenarlas de ejemplos que les puedan servir, porque eso es lo que dejas, no palabras”, comenta.

Tatán siempre tiene un nuevo proyecto sobre ruedas. Sin embargo, sus ocupaciones y su cansancio no son un impedimento para llevar a sus hijas al colegio, para hacer tareas con ellas ni para acostarlas todos los días. “Me he regalado unos espacios muy bonitos de irme con ellas todos los días al colegio, hablando con ellas, y no ha habido un día que no las haya acostado en su cama. Son momentos que siento que les van a quedar ahí”, cuenta.

Sociólogo David Fernando García: Papás que valoran y acompañan

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Foto: Yuganov Konstantin / Padre y su hija con una máscara facial.

David Fernando García González es profesor asociado al Departamento de Sociología de la Universidad Nacional y coordina la maestría en Sociología. Este sociólogo es papá de una niña de nueve años, lo cual lo ha llevado a buscar respuestas a sus propios cuestionamientos sobre la paternidad.

“Ha sido muy bello, pero también muy retador, porque cuando miraba cómo habían sido los procesos convencionales de crianza en mi familia, me daba cuenta de que era muy desproporcionado: básicamente, tendría que ir a trabajar, traer el dinero, estar con ella un rato el fin de semana y con eso sería suficiente; ¡qué buen papá soy!”, señala.

Para García, una nueva masculinidad no es un papá que hace el “favor” de estar allí o un papá chévere, sino que se debe alinear con lo que el historiador francés Ivan Jablonka llama “hombres justos”:  “Hombres que reconozcamos que realmente nuestra labor no es ayudar a algo, sino hacer las cosas de la casa porque no se hacen solas. Y que si bien, por nuestros procesos de crianza, estábamos acostumbrados a que la mamá nos hacía todo, nos cocinaba y arreglaba la ropa, nos toca realmente hacer presencia y cuestionarnos permanentemente”.

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Foto: Art Photo / Padre alimentando a su bebé.

A juicio del sociólogo García, el confinamiento por la pandemia fue un punto de inflexión para el impulso de estas nuevas masculinidades, ya que hizo que muchos hombres se dieran cuenta de lo que significa mantener un hogar, cuidar a los niños y comprometerse en su proceso de crianza. 

Según él, las nuevas masculinidades demandan una presencia permanente y consecuente, donde la autoridad se ejerza con diálogo, con acuerdos y mediante el ejemplo. “No le puedes pedir a tu hijo que tenga una hora en pantalla y tú estés con el celular o el televisor todo el tiempo, y es propio de las nuevas formas de crianza. Antes era ‘No me ve más televisión’, pero pues ellos podían hacer lo que quisieran porque eran papás y nadie les podía decir nada. (…) Lo que podemos hacer es que sientan que pueden confiar en nosotros, que sientan que el hogar es un lugar seguro”.

Cada familia es única y cada papá trata de arreglárselas con las herramientas que tiene a su disposición. Por ello, puedo decir que en la lotería de los papás me gané el que me llenó de enciclopedias y buscaba hasta encontrar los casetes de los grupos musicales que le pedía. El que cada vez que me sacaba un diente me premiaba con un buñuelo al frente de su consultorio. El que siempre que vamos al estadio me quiere comprar otra camiseta de Santa Fe. Me gané el que siempre está ahí para mí, sin importar la hora ni el día.

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