Robert Farah y Juan Sebastián Cabal son la pareja de tenistas colombianos más importante de la historia en el país. Además de coronarse campeones de Wimbledon, el torneo de tenis más antiguo y prestigioso, también se convirtieron en los número 1 del ranking mundial en la categoría de dobles.
Tras bambalinas, los caleños confesaron que estos éxitos en el deporte blanco no hubieran sido posibles de no ser por el soporte de sus esposas, quienes los acompañaron durante todos estos años, para que pudieran continuar con el sueño de convertirse en los tenistas más laureados de Colombia con más de 20 títulos internacionales.
A cinco horas del sueño mundial
El sábado 13 de julio de 2019, en las gradas del All England Lawn Tennis & Croquet Club, Belén Mozo y Juliana Vásquez, las esposas de Farah y Cabal, acompañaron a los deportistas durante las cinco horas que los llevó a alzar el trofeo más anhelado por los tenistas en el mundo: Wimbledon.
“Yo miré hacia las graderías y solo pensaba: ‘¿En serio nos acabamos de ganar Wimbledon?’. Es que esa meta uno la ve muy lejana. Muchísimos tenistas se han quedado cortos en ganar un Grand Slam y nosotros acabábamos de ganarle a una pareja que ya se había alzado con el título. Era como… ¿Qué acaba de pasar?”, confiesa Robert, quien lo primero que hizo fue correr a los brazos de su esposa y celebrar en familia este título.
Este fue el resultado de años de esfuerzos, pero sobre todo de acuerdos maritales que llevaron a los tenistas caleños a concentrarse en el deporte, sin dejar de lado la familia, como lo relatan en su libro Colombian Power, de editorial Planeta.
La vida amorosa de un deportista
Juan Sebastián Cabal reconoce que la vida amorosa de un deportista está marcada por momentos contados en la vida, pues tiene que dejar pasar fiestas, reuniones y agasajos porque al siguiente día debía entrenar.
“Es muy frustrante de joven enfrentarse a eso, porque sacrificamos nuestra vida personal y muchas veces no se veía el esfuerzo. En los torneos los resultados no se daban, fue una época difícil”, explica Cabal, quien a pesar de la frustración nunca dejó ir a los entrenamientos y siempre se tomó el tenis como su proyecto de vida.
Sin embargo, una tarde en un café Juan Valdez de la zona T de Bogotá, conoció a Juliana Vásquez gracias a una amiga de la universidad. “La conocí justo el día que estaba llorando por otro man. Al principio la vi toda tragada y no la vi como una opción, pero empezamos a vernos en muchas salidas y nos dimos cuenta de las cosas que teníamos en común”, explica Cabal.
Fue así como al año siguiente, en 2017, Cabal y Vásquez se casaron y desde entonces han estado juntos, sin importar si Juan Sebastián tiene que viajar al otro lado del mundo por un partido de preparación.
El secreto de Cabal
En ese año de noviazgo la relación de Cabal creció y Vásquez también aprendió a llevar al deportista. “Ella me aguantó que me fuera temprano de las fiestas porque tenía entrenamiento al siguiente día, pero ahora que nos retiramos podemos disfrutar mucho más nuestra vida”, explica Cabal.
Sin embargo, durante estos años el tenista caleño de 38 años, confiesa que siempre estuvo pendiente de cuidar la relación. “Nosotros nos llevamos los reflectores, pero nuestras esposas son el sostén. Después de cada partido buscábamos tener un tiempo de calidad, divertirnos con amigos, salir a comer o tomar algo. Y aún hoy sigue sucediendo”, comenta.
Gracias a los actos de servicio, las palabras de afirmación y el deseo de mantener la llama viva, Cabal y Vásquez tienen dos hijos, de quienes se “escapan” de vez en cuando para revivir esas primeras citas de amor.
“Para una relación son muy importantes las salidas, eso nos ayuda a despejar mucho la mente del día a día. Ahora con niños, las escapadas sirven para volver a esa época en la que apenas éramos dos personas conociéndonos y sintiendo esa emoción del amor a flor de piel”, comenta Cabal.
El secreto está en aprender a ceder
La historia de amor de Robert Farah con Belén Mozo parece sacada de una novela romántica estadounidense. Para empezar, se conocieron en la Universidad de California, cuando la española estaba cursando sus estudios en Relaciones Internacionales. Ese fue un amor a primera vista, pero Mozo le aclaró a Farah que antes de formalizar la relación, ella iba a necesitar dos años. “Estoy muy joven, no he vivido nada, quiero explorar y conocer este mundo, así que dame tiempo”, le dijo la golfista profesional al caleño.
Farah tomó este tiempo para entrenar y madurar, con el fin de estar listo para la relación que dejó pausada. “Recuerdo que el tiempo se cumplió y ella estaba en una relación con un beisbolista y eso no me importó. Simplemente llegué a ella y le recordé que los dos años ya habían pasado, que ya era hora”, explica el caleño.
En ese momento Mozo recordó la promesa y se fue con Farah, con quien se casó en 2019. “Ella no lo sabía pero íbamos a ser pareja tarde o temprano. Yo lo tenía muy claro y empezamos a hablar y a tener acuerdos dentro de la relación. Y ahí me di cuenta que el éxito en el amor está en aprender a ceder, es muy importante para construir una relación con futuro”, concluye Farah, quien actualmente está esperando a su segundo hijo junto a Belén Mozo.
