Cuando comienza la película The Whale se escucha la voz de Brendan Fraser. Dicta una clase por Zoom. La cámara está apagada. La voz es serena y amable. Los recuadros de los estudiantes llenan el resto de la pantalla, pero el del profesor permanece oscuro.
La yuxtaposición entre la voz y la realidad es deliberada. Cuando al fin se puede ver al profesor —llamado Charlie—, resulta impactante, ya que es un hombre obeso, con alopecia y a punto de caerse de su asiento. A lo largo de la historia se puede ver por qué llegó hasta ese punto.
En The Whale, Brendan Fraser interpreta a un profesor de inglés, solitario, que sufre de obesidad mórbida (pesa más de 250 kilos). En busca de su redención, intenta reconectarse con su hija adolescente interpretada por Sadie Sink (Max en Stranger Things), de quien lleva muchos años separado.

La película, dirigida por el neoyorquino Darren Aronofsky (Réquiem por un sueño y El cisne negro), ha generado críticas positivas en los festivales de Venecia, donde recibió una ovación de siete minutos, y en Toronto, una de cinco minutos, gracias a la actuación de Brendan Fraser, actor de 53 años, que sabe ganarse a la audiencia precisamente por el manejo de un tema que no es ajeno a muchos en la vida moderna.
Basada en una obra de teatro del mismo nombre, escrita por el dramaturgo Samuel D. Hunter, esta es una historia en la que cualquiera que pase tiempo con Charlie tiene que superar el prejuicio de la sociedad hacia los obesos.
“Creo que Charlie es el hombre más heroico que he interpretado”, dice el actor nativo de Indiana, en rechazo a la visión de una persona basada en su apariencia. “Su superpoder es ver lo bueno en los demás y sacarlo a relucir en ellos. En ese proceso, él está en su viaje de salvación”.
El recorrido de Brendan Fraser
La estrella de The Whale explicó el atractivo del papel para su carrera, que estaba, de cierta manera, en pausa. El buen físico y apariencia de Fraser había sido el foco de sus primeros papeles, desde El hombre de California, pasando por George de la selva hasta la famosa trilogía de La momia y muchas otras más. Ahora, como un profesor obeso que lucha con las decisiones que lo han llevado a este lugar en su vida, Brendan Fraser es consciente de la sensibilidad del tema. Lo aborda de frente. “Me veía diferente en esos días. Mi viaje hasta donde estoy ahora ha sido explorar tantos personajes como pueda. Este papel representó el mayor desafío para mí”.
La cinta explora también la amistad y los caminos que toman las personas en nombre del amor. ¿Por quién te sacrificas? ¿Lo estás haciendo por ti mismo? ¿Para tus hijos? ¿Qué aporta la religión cuando te dicen que no hay salvación por tener cierta orientación sexual? ¿Está bien dejar a tu familia cuando encuentras el amor en otro lugar? ¿O te quedas y aguantas?
The Whale le pide mucho a su audiencia. Los personajes son complejos. Cada uno de ellos tiene un aspecto desagradable, y no necesariamente relacionado con su aspecto físico. Sadie Sink, quien interpreta a Ellie, la hija separada de Fraser, por ejemplo, “es alguien que no ha experimentado ningún tipo de cuidado de sus padres, o amor, en mucho tiempo; tampoco lo espera del padre que la dejó, y de quien cree que se preocupa por todo menos por ella”, asegura Fraser.
Ese cariño, la elección de Charlie de tomar el camino más amable frente a un mundo brutal, de seguro ha tocado fibras con el tema de la película. Diners conversó con Fraser al respecto.
¿Cómo fue lidiar con el espacio de su cuerpo? Cuando uno va a cepillarse los dientes o se sube a una bicicleta, sabe lo que es ese espacio, pero cuando tiene que ponerse un traje especial, ese espacio se convierte en algo totalmente diferente…
Es importante tener en cuenta que la movilidad física de Charlie se limita al espacio de su hogar, que es su sofá. Su historia se cuenta a puerta cerrada, y él es una luz en un espacio oscuro. Me parece poético que el trauma que lleva se manifieste en el peso físico de su cuerpo. Pero, igualmente, necesitaba aprender a moverme de una manera nueva. Desarrollé músculos que no sabía que tenía. Incluso, sentí una sensación de vértigo al final del día, cuando me quitaba los aparatos, esa misma sensación ondulante que se sentiría al bajar de un bote en Venecia. Y digo esto porque aprendí a apreciar a aquellos cuyo cuerpo es similar, porque aprendí que necesitas ser una persona increíblemente fuerte, física y mentalmente, para habitar ese ser. Y creo que ese también es Charlie, un personaje que duré un par de años en desarrollar.
¿Qué significa este papel para usted y para su carrera profesional?
Es uno de aquellos para contar. Mi bola de cristal está rota. No sé si la tuya funciona, pero búscame después de todo esto y echaremos un vistazo juntos. ¿Qué puedo decir? Fue una gran oportunidad para adentrarse en el ser físico de otro hombre y contar la nutrida historia de vida interna que lleva consigo. Además, no conozco a un actor, que valga la pena en mi grupo de compañeros, que no quiera trabajar con Darren. Y soy muy afortunado de haber tenido esta oportunidad.
Usted estuvo fuera de los estudios de Hollywood durante varios años. ¿Le costó asumir este papel tan difícil? ¿Cuál fue su proceso para tomar esta decisión?
Escuché que Darren iba a dirigir una película, y la directora de reparto, Mary Vernieu, corrió la voz. Ella me dijo: “¿Conocerías a Darren?”, y yo: “Por supuesto”. Así que eso hice. Fui a su oficina, era una tarde helada de enero, y hablamos sobre el proyecto. No había ningún guion disponible para mí en ese momento. Me dijo que se trataba de un hombre que vive con una carga de arrepentimiento y se ha estado haciendo daño al comer en exceso. Y quiere volver a conectarse con su hija, hacerle saber cuánto la ama, pero se le está acabando el tiempo. Esas eran las únicas cosas que sabía al respecto, que yo ya sabía. Esos eran los grandes objetivos para desarrollar, los obstáculos y la esencia de algo que sé que Darren abrazaría y haría una impresionante pieza de cine. Así que quería ser parte de eso. Y valió la pena.

¿Cómo fue la experiencia de interpretar a un personaje en el set, que requiere tanto maquillaje y prótesis?
El diseño de Adrien Morot fue mi lienzo de trabajo y el cuerpo de Charlie es exacto, hasta en el tamaño de los poros y la ubicación de cada cabello cepillado a mano. La primera vez que entré al set y vi su torso en un maniquí, pensé que alguien había arrancado a un hombre real o algo así. Había mucho arte frente a mí. Es una gran satisfacción haber tenido el privilegio de usar el trabajo de Morot, porque sin eso no podría en absoluto haber hecho esto.
Es un cuerpo que impacta…
El cuerpo de Charlie obedecía a la gravedad y la física. Tal vez una ligera curación de efectos especiales, pero mínima, que podría haberse utilizado si alguna tela fallaba una mañana, o algo así. Para no dejar de pensar que esto es una creación. Y no creo que una combinación de maquillaje o vestuario de esta autenticidad se haya puesto en la pantalla grande de esa manera antes.
¿Cómo fue el nivel de confianza que impuso Darren Aronofsky en el set?
Tuvimos el lujo de ensayar durante tres semanas antes de empezar. Desde el día en el que llegamos al piso, Darren dijo: “Estamos aquí para mostrar algo creíble”. Entonces, leíamos bien el guion. Ensayábamos con soporte en accesorios. Incluso teníamos que obedecer la pintura del suelo como si hubiera una pared allí, y no se nos permitía atravesarla. Teníamos que movernos alrededor de las líneas imaginarias para dar la vuelta si era necesario. ¡Y funcionó!
¿Descubrió algo de Brendan Fraser en este proyecto?
Aprendí que, para interpretar a una persona, un ser corporal, como Charlie, es necesario ser un individuo increíblemente fuerte, ser ese hombre. Porque, al final del día, tuve que quitarme esa máscara. Y sentí mareos. Algo sobre eso se quedó conmigo, hasta que volvimos y lo hicimos al día siguiente, e incluso quizás durante algún tiempo después de que terminamos la película. Aprendí que cuando inviertes todo lo que puedes y das lo que tienes, como si fuera la primera y la última vez que lo vuelves a hacer, algo importante puede salir de eso. Y creo que, con su ayuda, podríamos cambiar algunos corazones y mentes.
“La gente es incapaz de no preocuparse”, una línea de la obra que se ha abierto camino en el guion, al final de cuentas es un mensaje optimista, ¿cierto?
Creo que, como dice Darren, el motivo de que hubiera querido hacer la película fue enviar ese mensaje, tan necesario hoy en el mundo. Todos se inclinan hacia el cinismo y la oscuridad y pierden la esperanza, cuando exactamente eso es lo que no necesitamos en este momento. Tenemos que apoyarnos en la idea de que, en el fondo, nos preocupamos los unos por los otros. Tenemos que aferrarnos a eso, a que aún en los momentos más duros, todos tenemos en el fondo algo bueno para aportar.
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