Consejos de finanzas personales
Foto: Ilustración Sindy Elefante IG @sindyelefante
Tendencias

¿Cómo detener los gastos hormiga, la plaga de los ingresos?

Diners le explica las estrategias para evitar los gastos hormiga, aquellos gastos pequeños y cotidianos, que van sumando dinero en su presupuesto mensual y que, a largo plazo, afectan sus finanzas.
Por:
octubre 27, 2022
Comparta este artículo

Tomarse un capuchino a diario en el café del centro comercial no empobrece a nadie. Aunque si lo piensan bien, un capuchino de 8000 pesos durante cinco veces a la semana, se convertirá a la vuelta de seis meses en un abultado gasto de 960.000 pesos, que se habría podido convertir en una deliciosa escapada de fin de semana. Definición de gastos hormiga: compras de bajo valor que se realizan a diario y que al cabo de algunas semanas se convierten en un elefante.

Los gastos hormiga pueden ser desde un chicle de 1000 pesos, un elegante café con leche de coco de 16.000 pesos, hasta gastos de mayor valor que la persona considera no la harán pobre, como una suscripción a alguna plataforma de streaming; el plan básico de Netflix cuesta 16.900 pesos y el combo Disney+ 38.999 pesos.

Lo cierto es que resulta muy difícil no ceder a estas pequeñas tentaciones cuando por todos lados estamos bombardeados de antojos y si, además, no tenemos claridad de lo que realmente nos gastamos en esos desembolsos pequeños y continuados.

El problema se agudiza cuando hacemos visitas frecuentes al minimercado, el centro comercial o la tienda de la esquina, porque con toda seguridad lucharemos con nuestras ganas de comprar alguna cosita. ¿Por qué cuesta mantener nuestra voluntad? Simplemente porque se nos volvió un hábito comprar algo siempre que salimos a la calle. Por lo tanto, el cerebro ya lo hace de manera automática.

De un chocolate a una copa de helado

Consejos de finanzas personales

Mi cuñada de 26 años, que acaba de conseguir su primer empleo como médica veterinaria, vive agobiada por las cuotas del Icetex y de la tarjeta de crédito, que estrenó con la compra de un computador portátil de cuatro millones de pesos y que mantiene guardado porque se la pasa trabajando. Su deuda sobrepasa los veinte millones de pesos. Las cuotas que debe pagar superan los 900.000 pesos mensuales. Y su sueldo apenas supera el salario mínimo, así que vive al debe con su papá, que le subsidia los transportes y otros gastos.

Para ahorrar, lleva todos los días el almuerzo a su trabajo. Pero todos los días va con varias compañeras de trabajo a la tienda cercana a comprar algo para acompañar su menú. “Cuando entro al minimercado tengo la intención de comprar un jugo y nada más. Pero veo los chocolates que le gustan a mi novio y le compro uno, también llevo otro para mi jefa y una galletita de postre para mí”, me contó cuando le pregunté qué compraba todos los días en su trabajo.

De lunes a viernes se repite el ritual. Pero los fines de semana va con su novio al centro comercial cercano a su casa y se comen un helado artesanal con todos los toppings que hay disponibles o un waffle con una bola de helado. “Siempre que salimos tenemos que comer algo, no podemos evitarlo”, dice ella con un dejo de culpa en la voz. Hicimos el ejercicio de calcular cuánto se gastaba en la tienda. Casi se desmaya cuando vio que las hormiguitas se llevaban un promedio de 170.000 pesos mensuales de su exiguo sueldo.

Tacaño no, controlado sí

Y está bien darse un gusto de vez en cuando, pues no hay nada más desagradable que una persona “amarrada”. Como el pretendiente de una amiga que una vez la invitó a ver una película y se llevó las crispetas en la maleta, porque las del cine le parecían carísimas. Quiero aclarar que esa era la primera cita, y fue la última también, porque después de este vergonzoso episodio mi amiga no le volvió a contestar el teléfono a nuestro tacaño amigo. 

Es evidente que el olor a crispetas que se dispersa por la entrada de los teatros es la señal más poderosa para aflojar el bolsillo de los asistentes. Así como el olor a pan recién horneado nos lleva volando –como en caricatura de televisión– hasta la panadería de la esquina. Esas son las sutiles maneras como el entorno nos entrena para empezar a darles nuestro dinero a estas hormiguitas que minan nuestro presupuesto. A mí me ha pasado, especialmente con el olor a café recién tostado que se percibe cuando estoy cerca de alguna tienda de café; por lo general, logro vencer mis ganas de tomarme un capuchino con leche de almendras, aunque en algunas ocasiones específicas me premio con uno de tamaño pequeño.

¿Por qué caemos en la tentación de los pequeños gastos? Porque nuestro cerebro quiere una compensación cuando está cansado o aburrido; lo más seguro es que no tenemos hambre de verdad, pero sí nos dan unas ganas irrefrenables de comprarnos algo pequeñito para picar: un ponquecito, un heladito, un paquetico de nueces o el tinto en el vaso miniatura. 

De hecho, en un centro comercial de Chía hay una máquina que tiene el siguiente letrero: “Máquina para calmar antojos”. Con curiosidad revisé su oferta y verifiqué que estaba repleta de antojitos dulces en tamaño pequeño y precio moderado. Invariablemente, una o dos personas están allí viendo con qué calman el antojo, porque lo más triste es que muchas veces ni siquiera sabemos lo que queremos comer.

Compras compulsivas

Quiero aclarar que las hormigas no solo se llevan nuestro dinero con paqueticos o cafés (y sí, también cuenta el café de 1000 pesos que le compra a la señora de los tintos de la esquina). Hace algunos años trabajé con una mujer aficionada a la moda. Todos los fines de semana salía a vitrinear y no podía controlar las ganas de comprarse. Ya fuese una pañoleta, unas medias decoradas, una jarra de agua, unas moñas para el pelo de las niñas o una pulsera de oro goldfield. Una cantidad de tonterías que con toda seguridad no necesitaba.

Ella era feliz los lunes cuando llegaba con la nueva prenda para mostrársela a todos sus compañeros, esa era su compensación; por supuesto, sus problemas financieros también crecían a la par que su clóset se llenaba, hasta que Richie, su comprensivo esposo, le puso un ultimátum para detener ese desangre económico. Con ella entendí que el término “adicta a las compras” era un asunto muy serio.

¿Cómo controlar los gastos hormiga?

Detener los gastos hormiga
Ilustración Sindy Elefante

Aunque las hormigas pueden ser una plaga horrible, sí es posible combatir los gastos que llevan este particular nombre. Luis Gerardo Caro, coach y mentor financiero que ha ayudado a mejorar las finanzas de decenas de personas, dice que el primer paso para hacer conciencia de que tenemos un problema con los gastos hormiga es realizar un registro diario de todas esas compras pequeñas.

“Lo más efectivo es crear un grupo en WhatsApp con el mentor, la esposa o un amigo que esté dispuesto a apoyarlo para superar este problema. En ese chat se deben registrar todas las compras en el mismo instante en que se ejecutan. Esto para que no se le olvide o le dé pereza hacerlo más tarde. Existen aplicaciones para el control de gastos, pero implican varios pasos que nos da pereza realizar. Así que el WhatsApp es uno de los mecanismos que mejor resultado les ha dado a mis mentores”, dice el experto.

Lo ideal es registrar a diario todas las compras y el fin de semana llenar una hoja de Excel con la información. Al cabo de dos meses se podrán identificar los gastos invisibles que se comen una parte importante de nuestros ingresos. Y con esto tomar medidas para evitar que siga ocurriendo. 

Andrés Morales, fundador y CEO de la escuela de finanzas personales Ikenga, dice que el paso crucial es identificar los gastos hormiga que realizamos para poder analizar la manera de controlarlos sin afectar la calidad de vida. “Usualmente hay personas a las que les encanta ir a tomar un café con amigos para poder conversar o hacer networking; en este caso, el hábito del café se desarrolla por todo lo que implica en términos de socialización. Así que no aplicaría la opción de preparar tu propio café, llevarlo en un termo y tomártelo en tu oficina solo”, dice Morales. La máxima, en todo caso, es tomar medidas sin afectar la calidad de vida. Lo anterior porque se genera un sentimiento de inconformismo que podría echar al traste las buenas intenciones de control presupuestario.

Identificados los gastos hormiga, el siguiente paso es fijar un presupuesto fijo y no negociable para pequeños gastos semanales e indulgencias; de esa manera no se le envía un mensaje de privación al cerebro. Y, además, evitará terminar frustrado por no poder disfrutar de aquellos pequeños placeres de la vida. Lo ideal es que esos gastos estén asociados a una compensación o reconocimiento por haber realizado algo importante. Si trabajó duro para terminar un proyecto a tiempo y lo logró, puede darse el premio de su postre favorito o el capuchino que le encanta, por ejemplo.

Otra alternativa es reemplazar el hábito del gasto pequeño por una compra en volumen a mejor precio. Para evitar las visitas a la tienda de la esquina o el minimercado, yo suelo comprar frutos secos por libras en un sitio especializado y puedo ahorrar hasta un 30 % en comparación con los precios de los paqueticos. Preparo mis propias mezclas y las transporto en bolsas pequeñas con cierre para consumirlas a mi gusto.

Otro ajuste que hicimos en casa, después del curso de finanzas personales al que asistimos con mi esposo, fue comprar termos para cargar nuestra agua o el café que nos gusta a diferentes lugares. Incluso, los llevamos a los restaurantes y evitamos pagar los exorbitantes precios que cobran por una botella de agua. Para motivar a nuestra hija a consolidar este hábito resaltamos el aporte que hacemos al medioambiente al no consumir tantas botellas plásticas. 

En el caso de las suscripciones a plataformas digitales, una alternativa es seleccionar y pagar una durante tres meses. De esta manera tiene tiempo para aprovechar el contenido de cada servicio de streaming y no suscribirse a todas las plataformas al mismo tiempo.

Cada uno puede identificar acciones que le permitan cumplir con el presupuesto de gastos hormiga. Y así evitar que crezcan de manera incontrolada hasta minar nuestros ingresos. Lo importante es tener la determinación de hacerlo, mantener un nivel de satisfacción con esa decisión y con los cambios, y permitirse una deliciosa compensación de vez en cuando. 

Claves para controlar los gastos hormiga

Cuando visite los supermercados

Ir en horas de bajo tráfico para no pasar mucho tiempo en la fila, intentando no ceder a la tentación de las golosinas que exhiben.

Llevar una lista de compras y ceñirse a ella.

Ir con el estómago lleno; está comprobado que cuando se va de compras con hambre se adquieren más chucherías para calmar el antojo.

Evitar pasar por el pasillo de los snacks, para no caer en la tentación de comprar las nuevas papitas a las finas hierbas.

Cuando vaya al centro comercial

Programe sus visitas con un propósito específico, en lugar de ir solo a vitrinear y pasar el rato.

Cuando entre, diríjase inmediatamente al lugar en donde espera encontrar lo que necesita y evite ir a chismosear las promociones en otro lugar no programado.

Si no tiene una intención clara de compra, mejor cambie la visita al centro comercial por una caminata larga en un parque cercano, y ni se le ocurra acercarse al carrito de los helados: esa paleta de 2000 pesos también es una hormiga peligrosa.

Lea también: 6 cursos online para manejar mejor sus finanzas personales

LO MÁS LEÍDO DE LA SEMANA

planes ecológicos
Estilo de vida

Cinco planes ecológicos para disfrutar cerca de Bogotá

Senderismo, baño en piscinas naturales y más con estas propuestas más cerca de la naturaleza, diseñados para desconectarse de la
Estilo de vida

Sal & Dulce, los mejores 5 libros gastronómicos

Sal & Dulce, el tercer libro de los hermanos Rausch, ha sido nominado entre las mejores cinco publicaciones de chefs
Navidad sostenible
Tendencias

¿Cómo vivir una Navidad sostenible?

Es época de celebraciones, pero también tiempo de ayudar al planeta con pequeñas acciones.