Con la muerte de la reina Isabel II, el príncipe Carlos sube al poder, como el rey de más edad en recibir el trono a los 73 años. Además de ser una figura pública de talla mundial, el nuevo rey disfruta de privilegios poderosos, que son desconocidos hasta por los más grandes seguidores de la familia real.
Además de ser el jefe de estados, el príncipe Carlos recibió algunas obligaciones constitucionales como inaugurar las sesiones del Parlamento británico, además de sellar sin falta alguna todas las legislaciones que se aprueben en este recinto sagrado para la política del Reino Unido.
A esto se le suma que debe ser neutral en cualquier asunto política nacional e internacional, así como evitar dar su opinión pública a los medios de comunicación, cosa que será un poco complicada sabiendo lo extrovertido y amigable que suele ser el príncipe Carlos.
El nuevo orgullo británico
Con la partida de la reina Isabel II, el nuevo jefe de Estado deberá aparecer en los billetes y monedas de Reino Unido, así como en los sellos postales de su nación, pues representa la identidad nacional y el orgullo de los británicos.
Carlos también tendrá el poder de reconocer con títulos honorarios a ciudadanos sobresalientes como lo hicieron en su momento con el futbolista David Beckham, el cantante Elton John y la icónica Helen Mirren.
El nuevo jefe de estado debe recibir a los invitados de otras naciones, esto incluye presidentes y representantes diplomáticos, quienes reciben en su primera visita un recorrido por los lugares más emblemáticos de la corona británica.
En la guerra y en la iglesia
El príncipe Carlos, al igual que todos los futuros reyes y reinas del Reino Unido, tienen poder sobre las fuerzas armadas de la Gran Bretaña, quienes reconocen al jefe de estado como el comandante, quien con aprobación del Parlamento y el Primer Ministro puede ordenar ataques y movimientos militares.
Entre tanto la iglesia anglicana también responde a los nombramientos directos del rey para nombrar obispos, párrocos y arzobispos. A esto se le suma un apoyo directo a las organizaciones sin ánimo de lucro que están alineadas a los valores de la familia real, como: apoyar enfermos, atender a personas de bajos recursos y promover la salud física y mental.
Los poderes ocultos del nuevo rey
El príncipe Carlos, que pasará a conocerse como Carlos III, tiene poder sobre los cisnes del río Támesis, como lo dicta una antigua sentencia del siglo XII. Allí dice que estas aves son predilectas para los grandes banquetes de la familia real. A estos animales, se suman las ballenas y delfines que estén en sus dominios.
Tampoco necesita pasaporte para entrar o salir del país que desee. Esto se debe a que los pasaportes británicos se expiden con la bendición de “Su Majestad”. Por lo tanto, al ser la misma persona, queda exento de este documento. También tiene derecho a celebrar su cumpleaños dos veces al año, una en época de invierno y otra en verano, como lo decretó Jorge II en el siglo XVIII, cuando su fiesta se vio arruinada por el mal clima.
No paga impuestos y tiene caballeros a sus órdenes
El jefe de Estado no debe pagar impuestos, pero sí tiene derecho a tener un cajero al interior del palacio de Buckingham de uso exclusivo. Entre tanto, cada año elige una corte de caballeros que no portan armas letales pero sí conocimiento militar y de defensa personal.
Por último y no menos curioso, el rey Carlos III podrá elegir un poeta personal. Así como lo tuvo la Reina Isabel con Carol Ann Duffy, quien la animaba en las tardes lluviosas de Inglaterra.
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