La obra de no ficción de Simon Sebag Montefiore (Londres 1965), que comprende seis libros (Los Romanov, Titanes de la Historia, Jerusalén, La Corte del Zar Rojo, Llamadme Stalin, y Catherine the Great and Potemkin, aun sin traducción al español) ha despertado mucha curiosidad en los últimos años, especialmente en lo que va de 2017, cuando se cumplen 100 años de la revolución Bolchevique.
Tan solo en Los Romanov (un libro de casi mil páginas en los que recoge la historia de Rusia desde 1613 hasta 1918) gastó tres años de su vida a los que se dedicó exclusivamente a investigar y escribir. “Trabajar en los archivos históricos de Rusia fue difícil. Los rusos no quieren que estés ahí. Mientras investigaba, alguna vez, sentí que algo cayó sobre mi cabeza, lo que resultó ser un gatito. Miré hacia arriba y estaba la archivista, una mujer grande, que me dijo ‘Bienvenido a Rusia´”, relató el escritor.
Pero esa dedicación es lo que ha hecho que este libro, a pesar de contar historias que ya se han contado antes, se haya convertido en un best-seller, y los críticos digan que su narración es “perfecta”. Él mismo asegura que su narración tiende a ser cinematográfica, como una película de Fellini. Y, claro, el drama que suscita la historia de los zares rusos también ha ayudado, pues está llena de sexo, violencia, intriga y poder, tanto que se dice que parece el resultado de un cruce entre Game of Thrones y Shakespeare.
La obsesión, si puede llamársele así, que muestra Montefiore por Rusia no es nueva. Según relata el mismo escritor, cuando la Unión Soviética se disolvió, él era un banquero en su ciudad, y decidió hacer su primer viaje a Tiflis (hoy capital de Georgia), Samarcanda (hoy hace parte de Uzbekistán) y Bakú (hoy en día capital de Azerbaiyán), donde se encontró en la mitad de un mundo que cambiaba. Estaba siendo testigo de una revolución en vivo y en directo. Así se convirtió en periodista y se internó en la historia Rusa.
De sus años como periodista solo queda el entrenamiento para escribir que le proporcionó. “El periodismo es un talento útil a la hora de escribir sobre historia”, asegura.
Incluso su obra de ficción está impregnada de su fijación por Rusia. Actualmente está trabajando en la tercera novela de su trilogía sobre este tema, y será publicada en junio, pero al igual que sus otras novelas aún no se sabe si tendrá traducción al español.
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Usted ha sido periodista, novelista y ahora escribe sobre historia ¿qué diferencias encuentra a la hora de escribir en cada una de estas facetas?
Son completamente diferentes. Amo a cada una. Es decir, el periodismo fue algo diferente, pero es como un entrenamiento para la escritura. Ya sea que escribas ficción o historia, el periodismo te enseña cómo contar un relato. El periodismo nunca es una pérdida de tiempo, y, claro, no hay nada más emocionante que ver en persona cómo suceden acontecimientos históricos; de eso se trata, de contarle al mundo sobre esos sucesos. Mis libros de historia son estudios sobre el poder, sobre la guerra, y mis novelas hablan de amor, sexo y pasión.
En la narración de sus libros de historia se lee una narración muy periodística, ¿cree que al contar la historia es como si hiciera periodismo mucho tiempo después?
Si cuando escribes historia puedes escribir como un periodista es genial. Lo que trato de hacer es tener un relato periodístico, cinematográfico, que guíe al lector a través de la emoción.
Sus libros de historia están escritos desde los protagonistas, se detiene mucho en ellos, y no hay contexto histórico. Hay muchos libros buenos sobre gente del común. Mis libros son sobre quienes reinan, sobre élites. Ningún estilo está bien o mal, pero resulta que ellos son los que me interesan.
¿Cree que la historia es circular?
No, no creo que sea circular. Creo que hay ciclos. La historia no es repetitiva. Todo es el resultado de híbridos entre diferentes situaciones y el pasado, claro.
¿Cuál cree que es el leitmotiv o el común denominador de la historia rusa?
La autocracia. La necesidad, la adicción a la autocracia, el hábito de volver siempre a una autocracia.
¿Cuál fue el rol de Tolstoi en la historia de la Rusia zarista?
Tolstoi fue muy importante, es decir, fue una de las pocas personas que iba contra la autoridad de los Romanov.
Su esposa (Santa Montefiore) también es escritora, ¿cómo se han influenciado mutuamente en sus carreras?
Creo que no ha influenciado a nuestras carreras en cuanto a los lectores, porque ellos no notan ninguna diferencia, pero ella me ha ayudado mucho, ha creado una atmósfera adorable de trabajo duro, además, es muy tolerante y llevadera. Quizás no habría escrito ninguno de mis libros sin ella.