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Cultura

Las botellas de náufrago de Alberto Salcedo Ramos

Botellas de náufrago, el libro más reciente del cronista barranquillero recopila columnas de opinión, perfiles y otros textos de narración impecable, reflexiva y repleta de humor.
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diciembre 29, 2015
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Botellas de náufrago
Alberto Salcedo Ramos
Luna Libros
$55.000

Alberto Salcedo Ramos escribió este libro sin saberlo. Tenía las 375 páginas de Botellas de Náufrago enfrente y no las vio. Se encontraban confundidas y desordenadas entre crónicas, ensayos y columnas de opinión escritas para diferentes medios; y así estuvieron hasta que el poeta Darío Jaramillo Agudelo, sin mediar explicación, le dijo a Salcedo Ramos: voy a publicar el único libro que has escrito sin darte cuenta.

La idea, que parecía de esas que se olvidan en la mesa luego de terminar de almorzar, se materializó en una obra ágil pero reflexiva, que recoge los temas de los que habla Salcedo Ramos en sus espacios de opinión: la amistad y la envidia, la buena y la mala música, los juguetes, la vejez y tantos otros temas tan disímiles como la oftalmóloga de perros.

Botellas de náufrago debe su nombre al ejercicio esperanzado y frustrante que repitió una y otra vez Salcedo Ramos cuando tenía 19 años. Decidió que iba a ampliar su público más allá su tío Gonzalo y su primo Teoba, así que se aventuró a llevar sus textos a un diario de Barranquilla. No fue capaz de hablar con algún redactor o editor, simplemente dejó sus artículos en un sobre de manila a la espera de que alguien en el diario lo abriera.

Realizó esta rutina en muchas ocasiones y cada domingo, con la fe más noble, compraba el periódico para ver si le habían publicado, pero no. Nunca sucedió. “La escritura es un ejercicio parecido al de arrojar botellas de náufrago. El no saber qué va a pasar lo hace más emocionante. Cuando uno escribe envía mensajes desde su isla desierta y siempre es grato ver el desenlace de cada historia. El éxito suele atraer una multitud que en realidad es un espejismo derivado del naufragio, pues al escribir siempre vamos a estar solos”, cuenta el escritor.

Las 96 Botellas de náufrago que el escritor barranquillero lanzó al mar en forma de libro, navegan unidas en 8 grupos-capítulos-, y cada una está hecha de narraciones precisas, de transiciones suaves. Cuentan con una dosis de humor tan alta que el lector no se desprende fácil de las historias, lo capturan a tal punto que no lo deja parpadear más que para secarse la lágrima que se le cuela por algún ojo producto de una carcajada.

Salcedo Ramos le dedica un capítulo al oficio de escribir. Con una de sus botellas quiere contar que la buena escritura se logra tras continuas equivocaciones, y comienza su argumento de la siguiente forma: “’Errar es humano’, dijo un pato mientras se bajaba de una gallina”. Enseguida explica muchas equivocaciones de infancia, de cómo creció siendo torpe y concluye con una frase sincera: “me gano la vida cometiendo errores, es decir, haciendo textos”.

En otros capítulos dedica sus reflexiones a personajes como René Higuita, Muhammad Ali, Ricardo Arjona, Héctor Lavoe, Mike Tyson, Nereo López -a quien le prometió organizarle una fiesta si llegaba al centenario-, Rubén Blades y Gabriel Goyeneche -el candidato presidencial que una vez propuso pavimentar el río Magdalena para conectar el caribe con el centro del país-.
También dejó espacio para las historias de personajes fascinantes pero sin tanta fama, como María Justina, una de las mujeres más queridas de Barrancominas y fundadora de ese corregimiento del Guainía. Salcedo Ramos se lamenta por haberse enterado muy tarde de su existencia. Supo sobre ella luego de que una de las balas que disparó al aire el Cabo Vergara de la Armada Nacional, impactó a María Justina y la mató.

Este libro recopila los pensamientos de uno de los cronistas colombianos más destacados en la actualidad. Reconoce las preocupaciones de un autor que imagina su vejez parloteando con amigos bajo un quiosco de palma; que en el último día de su vida convocaría a una asamblea de niños para hablar sobre el futuro de los juguetes-como alguna vez dijo Gonzalo Arango-.

Botellas de náufrago es un compilado de errores, el resultado de una juiciosa pedagogía de la decepción del barranquillero Alberto Salcedo Ramos, quien asegura que si en cada línea falla, en cada línea tiene una nueva oportunidad, “los errores nos retan, nos ayudan a sostener la búsqueda”, escribe.

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