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“Ya he estado en el infierno”

Franka Potente personifica a una nueva paciente que llega al asilo creyéndose Ana Frank, para sembrar dudas y algo más de locura. Un capítulo con menos suspenso, pero más secretos por revelar.
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noviembre 21, 2012
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El cuarto capítulo de American Horror Story parece creado por el senador Roberto Gerlein. Lana, la periodista, acepta la propuesta del siquiatra dr. Thredson para tratar su homosexualidad, considerada una enfermedad en esa fecha, 1964 (-no hoy, obviamente-). Es una escena de verdadero horror, porque Lana debe someterse a ver imágenes de mujeres bajo el influjo de un medicamento que la hace vomitar, para crear una asociación maligna mediada por las náuseas. Luego, como si el horror no fuera suficiente, uno de los internos entra a la habitación para ayudarla con su proceso de recuperación. El doctor Thredson le pide que se quite la bata y entonces deja en evidencia un cuerpo torneado y musculoso, que Lana debe tocar con una mano, mientras con la otra se toca así misma. Con un esfuerzo evidentemente doloroso por sus lágrimas y su cara de asco, quiere intentarlo, pero vómita mientras ruega que continúen con la terapia.

Una nueva paciente llega al hospital. Representada por la alemana Franka Potente (Corre Lola Corre), es una mujer que asegura haber estado en el campo de concentración de Auschwitz. Cuando la hermana Jude la recibe en el asilo, uno de los empleados del lugar le cuenta a la directora que dos hombres están en la oficina del médico Arden. Como si no estuviera enterada, la hermana Jude irrumpe en la oficina en la que se encuentra con los dos agentes de homicidios que lo buscan tras la denuncia de la prostituta a la que él golpeó en el capítulo anterior. La mujer además aseguró haber visto objetos nazis entre sus objetos personales. Indignado por las acusaciones, el médico sale de la oficina.

Pero después, cuando la nueva paciente se cruza con él, lo acusa de ser uno de los nazis en el campo de concentración, y que todos conocían por llevarse mujeres de las barracas y regresarlas en un estado de letargo, incapaces de revelar lo que les sucedía. En ese estado de euforia entre sus recuerdos, esa nueva paciente asegura ser Ana Frank.

Esta versión le hace pensar a la hermana Jude que efectivamente algo oscuro se esconde tras el médico y se lo hace saber al monseñor, quien le asegura que no puede creer en la afirmación de una paciente acusada de locura. Sin embargo, la directora no queda tranquila con la orden de silencio y acude tras el consejo de su hermana superiora, quien le deja claro que aunque el monseñor ha sido su mentor, no puede olvidar que ella es quien es, por su esencia, no por él. Luego, esa guía espiritual, monseñor, llama al doctor Arden para decirle que lo han descubierto y tiene que hacer todo lo posible por ocultar evidencias y manejar con discreción los secretos de su pasado. Pero inmediatamente lo vemos en su cuarto de experimentos donde Shelley, la ninfómana, ya sin piernas como había quedado en el capítulo anterior, recibe inyecciones cuyo contenido desconocemos.

Este capítulo, que no es el que más suspenso y temor infunde de los cuatro que lleva esta temporada, tiene como objetivo revelar detalles para construir y desentrañar a los personajes. Kit, quien hasta ahora sentíamos que era objetivo de una conspiración para esconder los actos del verdadero ‘Cara de sangre’, empieza a dudar de su inocencia, cuando el siquiatra le dice que no tiene muchas opciones para él, pues si se declara inocente, lo llevarán a la silla eléctrica, pero si se asume culpable, se quedará recluido allí para siempre. En esa conversación intenta hacerle ver que ha sido llevado por la presión social y la fuerza de sus impulsos a asesinar mujeres, sin que sea su decisión consciente. Él, y los televidentes, empezamos a dudar. Luego, vemos a Kit amasando el pan en un taller, con la furia de sus dudas. Entra Grace y le pregunta qué le sucede. Ahora es el turno para saber la historia de esta mujer que se vende inocente: asegura que su hermana y el novio asesinaron a hachazos a su padrastro y su madre para quedarse con sus propiedades y la acusaron a ella de haberlos matado. Al final de la conversación, con la cercanía física y la que les da la intimidad de sus secretos, empiezan a besarse hasta que terminan teniendo sexo sobre una de las mesas y son descubiertos por uno de los empleados.

La hermana Jude quiere azotarlos para reprenderlos, pero debe salir de la oficina (cuando le anuncian la visita de los dos agentes). Entonces, la hermana María Eunice aprovecha para mostrarle a Kit el expediente de Grace y revelarle que no es tan santa como lo asegura. Los dos son puestos en celdas unidas. Allí ella le dice que realmente asesinó a su padrastro por violarla y a su madre por no creerle.

La paciente que asegura ser Ana Frank llega con un arma hasta el refugio del médico y allí le asegura que sabe quién es, que lo ha reconocido. Él se burla y asegura que Ana Frank está muerta y que ella solo es una paciente loca. Entonces, esa loca oye voces y descubre tras una puerta secreta a Shelley, sin piernas y deforme como consecuencia de las inyecciones que le ha aplicado. “Mátame”, le ruega botada en el piso…

 

American Horror Story: capítulo 1

American Horror Story: capítulo 2

American Horror Story: capítulo 3

 

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