Los asistentes al Teatro Mayor Julio Mario Santodomingo tuvieron la oportunidad de disfrutar de La consagración de la primavera de Igor Stravinsky, que por estos días cumple cien años de su perturbador estreno en París, y La noche de los mayas del mejicano Silvestre Revueltas, compuesta en 1939 para la película del mismo nombre.
Es clara la influencia de Stravinski en la obra de Revueltas, tanto por la estructura narrativa que se alcanza a percibir en ambas piezas como por el protagonismo de los efectos de percusión que incrementan el ritmo y afectan la interacción del espectador con las obras. Las dos son composiciones permeadas por el inmenso poder de la naturaleza, que se sienten todavía dinámicas y audaces.
Fue un concierto emotivo en el que los asistentes no ocultaron su entusiasmo y con sus aplausos pidieron más. Dudamel, con la simpatía que lo caracteriza, aceptó complacer a su público con tres piezas más. En primer lugar, y como homenaje al compositor alemán Wagner, la orquesta interpretó “Liebestod” de Tristán e Isolda. Luego, para cambiar de nota, sonó “Mambo”, pieza del musical West Side Story, compuesta por Leonard Bernstein, con las que tanto asistentes como músicos bailaron en sus sillas. El concierto cerró casi tres horas después con “Alma Llanera”, una canción folclórica venezolana, que el público, animado por el mismo Dudamel, coreó con alegría.
La Sinfónica y Dudamel regresarán en julio a Bogotá para interpretar la ópera Tannhäuser de Richard Wagner, en el marco de los 200 años de natalicio del compositor.